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Una puerta, un hombre y otro hombre: lo que hay -o no- del otro lado

Escrita por el talentoso dramaturgo Dario Bonheur y dirigida, con encanto, por Adriana Garibaldi, en el amigable y convocante espacio teatral La Tertulia, acaba de estrenarse esta obra: Una puerta, un hombre y otro hombre. Con este enigmático título, que no revela -y no podría revelar por su propia y original estructura dramática-, frente a qué nos encontraremos.

A priori las/os  espectadoras/es (como en mi caso) hacen múltiples y rápidas especulaciones y, aún, se animan a hacer probables interpretaciones, tratando de asignar a la escena posibles cursos.

Los dos excelentes actores Gabriel Nicola -que interpreta a Fran- y Miguel Sorrentino -a Gálvez- nos presentan esta paródica situación. Fran compró, con gran ilusión, una costosa casa de dimensiones y confort muy limitados, con apenas una alta y pequeña ventana, todo absolutamente vacío y con una enigmática y, por momentos, ubicua puerta, que, a dichos del vendedor, debería permanecer siempre cerrada. Fran invita a Gálvez, su viejo y querido amigo, a conocerla. Este sería el escueto argumento.

Ante la ingenua alegria de Fran por la adquisición de esa propiedad, Gálvez trata de hacerlo reflexionar. Pero, frente a  la inefable circunstancia, los dos se encuentran ante la inquietud de si se abre o si permanece cerrada esta puerta, como nos ocurre ante casi todas las puertas… No aparece en forma expresa, pero, el vendedor inmobiliario es un “otro” que, con su presencia tácita, dicta un evanescente mandato.

Foto: Adriana Prado.

La maestría de Darío Bonheur hace que, aunque queramos pensar en la misteriosa puerta, lo que, realmente, nos atrapa y envuelve son los diálogos absurdos entre lo amigos, la expresiva gestualidad, la dinámica corporal y unas voces muy claras y bien moduladas.

Es muy interesante este juego dialéctico que se dibuja en el escenario. La actitud ante la puerta que tienen los amigos habla de su propia visión de la realidad. La obediencia y el desafío, la confianza y la sospecha, la satisfacción y la frutración. Todos estos son más que simples pares de opuestos: son alternativas ante la existencia.

Lo más rico de la obra, finalmente, es ese vínculo circular de la amistad, los diálogos que entablan y la disposición de compartir con el otro, más allá de las interpretaciones que tienen de la realidad. Inferimos que, aún en la disparidad, pueden enriquecer las propias miradas en una construcción coral de sentido.

Foto: Adriana Prado.

Es muy destacable la economía de la puesta escénica: resuelve con inteligencia y muy buen gusto este interior, donde ligeros recursos escénicos -lumínicos y sonoros- acentúan la eficacia del texto.

En exactos 60 minutos, a traves, quizás, de lo absurdo de la situación, nos encontramos, también nosotros, ante caminos que, como una puerta, se nos abren o cierran…

 

 

Ficha artístico-técnica:

Autoría: Darío Bonheur

Actúan: Gabriel Nicola y Miguel Sorrentino

Diseño visual, vestuario e iluminación: Gustavo Acevedo

Diseño sonoro: Popi Spatocco

Asistencia de dirección y operación de visuales: Leticia Barbitta

Dirección: Adriana Garibaldi

 

Una puerta, un hombre y otro hombre puede verse los sábados de noviembre a las 22hs. en el teatro La Tertulia, ubicado en Gallo 826, CABA.


Adriana Prado es licenciada en Ciencias Sociales y Humanidades. Actualmente realiza periodismo cultural por radio y por redes sociales en Voces y contexto. Vive en Parque Chacabuco, Comuna 7, CABA.

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