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Teatro (virtual) abierto. Impacto de la cuarentena en las salas teatrales independientes

Entrevistamos, desde casa, a referentes de salas de la CABA e historiadores teatrales, intentando descentralizar las problemáticas para visibilizar al sector.

“tu pelo habrá crecido

canto en mi soledad

y lo acaricio”.

Juan Gelman, Canción, 1964.

 

Teatro Abierto fue un movimiento de la comunidad teatral de Buenos Aires que surgió en 1981, en plena dictadura cívico-militar, para demostrar la existencia y vitalidad del teatro argentino. Hoy, el teatro cierra sus puertas adhiriendo, en plena conciencia democrática, a un Decreto Nacional y en emergencia mundial de auto cuidados. Ante la pandemia, el teatro no cierra su voz y acción, gracias a la virtualidad, que lo permite. Sin embargo, se necesitan medidas inaplazables para compensar el déficit. Pocas veces, en la historia nacional, estuvimos ante un confinamiento de esta dimensión. Circunstancias extremas, como las guerras, la fiebre amarilla, duelos nacionales o Estados de Sitio, hicieron declinar, temporalmente, la actividad teatral.

«El cierre de salas se dio en momentos en que funcionó el Estado de Sitio, donde no había posibilidad de reunión de personas. Cada vez que hubo una interrupción del orden institucional o una sublevación y se lo impuso. No solamente fueron Golpes. En1919, la mal llamada Semana Trágica, también, tuvo un Estado de Sitio, Ley Marcial  y se militarizó la ciudad», nos cuenta el antropólogo e historiador teatral Carlos Fos, director del Centro de Documentación del Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA). En 1952, se cerraron los teatros y los cines, los faroles de las calles se cubrieron con crespones negros y no funcionaron los transportes, cuando se decretó duelo nacional por un mes y la obligación de mostrar señales de duelo, con la muerte de Eva Perón.

«Entre los años 1856-1886, cuando el cólera y la fiebre amarilla afectaron a Buenos Aires, las pocas salas estuvieron en cuarentena. Hablamos de un sistema teatral mínimo: El Viejo Colón, El Teatro del Victoria y alguna otra sala más. Con la epidemia de Polio, en 1956, no se declaró la cuarentena», aporta Fos. En julio de 2019, se cumplieron 10 años de la epidemia de Gripe A, momento en que la Asociación de Empresarios Teatrales decidía suspender el Broadway porteño por diez días. Esto no ocurrió con muchas salas independientes, ya que se convirtieron en sostén de eventos para contener el espíritu social, entreteniendo, formando o, simplemente, dando asistencia como comedores, sobretodo en el conurbano bonaerense.

Desde el INT (Instituto Nacional del Teatro), se acaba de implementar el plan de emergencia PODESTÁ (Preservación Operativa de Elencos, Salas y Teatristas Argentinos), para auxiliar a salas de todo el país y a los espectáculos del Catálogo INT Presenta. Se espera un plan de contingencia que mitigue los efectos que pueda tener, esta situación, en la actividad teatral independiente.

Mientras tanto, la cuarentena afecta el funcionamiento de las salas independientes de la Ciudad de Buenos Aires. El cierre de las mismas detiene la venta de entradas, el ingreso por cursos y hace imposible cumplir con las responsabilidades de pago de sueldos administrativos, técnicos, docentes, servicios y alquileres. De manera directa, esto compromete a la comunidad teatral: profesionales de la actuación, escenografía, producción, dramaturgia, vestuario, música, iluminación, prensa, difusión, etc. Como declaré ayer, para la Revista www.el-teatro.com, “les trabajadores del teatro vivimos en un estado de precariedad laboral desde siempre. No contamos con jubilación, vacaciones, licencias, obra social o seguro de desempleo. Apenas, el cumplir con las obligaciones de monotributista, puede garantizar una cobertura médica y un aporte mínimo jubilatorio”.

Consultamos sobre esta situación a Eduardo Spíndola, quien respondió desde su sala, Querida Elena, en el barrio de La Boca, territorio cercano a poblaciones más vulnerables y, al mismo tiempo, con un gran crecimiento gastronómico en sus alrededores.

Fervor: ¿Cómo impacta en las actividades de las salas esta cuarentena?

Eduardo Spíndola: Directamente y en su totalidad. Desde que comenzó el aislamiento social obligatorio (incluso, unos días antes) la actividad es nula. No hay funciones, talleres, ni otros eventos que, ocasionalmente, surgen. Eso se replica en que no tenemos ingreso alguno por las actividades frecuentes.

Asimismo, nos pusimos en contatco con Carlos Ianni, director de CELCIT, una de las salas emblemáticas y centro de estudios teatrales más importantes de Latinoamérica, que está cumpliendo sus 45 años y tenía programada una extensa temporada internacional conmemorativa.

Carlos Ianni: Como toda la sociedad, el sector cultural y, particularmente, el teatral, salió muy golpeado de los cuatro años del gobierno de Cambiemos. Varias salas se vieron obligadas a cerrar. El cóctel explosivo provocado por la retracción de la demanda, el aumento desmesurado de las tarifas de servicios públicos, una espiral inflacionaria imposible de trasladar a precios y la disminución en términos reales del apoyo de las instituciones oficiales a la actividad teatral independiente puso, prácticamente, a todas al borde del abismo. Con el cambio de gobierno, renació la esperanza y, a poco de andar llegó la pandemia. Es un durísimo golpe en un cuerpo ya muy golpeado. Se hace muy difícil seguir resistiendo. En el caso particular del CELCIT, hemos debido suspender la temporada de cuatro espectáculos recién estrenados y dos talleres intensivos. Están en veremos los seis estrenos programados para los próximos meses (que debieron suspender sus ensayos), los doce talleres de formación y perfeccionamiento, que debían comenzar la primera semana de abril, y la temporada internacional, con seis compañías latinoamericanas programadas para julio y agosto como celebración de nuestro 45º aniversario. A pesar de todo, seguimos adelante con los cursos a distancia y el programa de publicaciones.

CELCIT.

Por su parte, la dramaturga y directora, Macarena Trigo, responsable de Espacio 33, del barrio de Boedo, con capacidad para 35 personas (agrupada en ESCENA), coincide con los espacios culturales entrevistados, que esta situación, insólita, nos sume en una incertidumbre absoluta.

Macarena Trigo: Los gastos y el alquiler se cubren con lo que el espacio genera y, este cese de actividades, nos deja sin ningún ingreso. Por ahora, tenemos el subsidio de emergencia concedido por el INT, pero, no sabemos qué pasará después. El lugar es autogestivo, se retroalimenta, pero no genera beneficios. Ninguno de los miembros del equipo tiene un sueldo por las tareas de gestión, mantenimiento, producción, difusión o prensa. Es un lugar comunitario de resistencia. Abrimos unos meses antes de que ganara Macri, así que crecimos a contramano. Este prometía ser un buen año, estábamos programados hasta julio y se habían incorporado talleres nuevos. Todo quedó en suspenso y es difícil instrumentar iniciativas que generen plata para mantener el lugar, cuando nuestra subsistencia personal está en veremos. Nos consta que hay muchísimas salas sumidas en esta circunstancia. Acompañamos todas las medidas de prevención que se están tomando, pero, será imprescindible un apoyo importante del Estado, para evitar una pérdida masiva de capital simbólico y cultural.

Martín Marcou, uno de los dos gestores, de otro de los teatros que sostiene el confinamiento: Espacio Tole Tole Teatro. Es una sala para 40 espectadores, emplazado en el barrio de Once.

Martín Marcou: La parálisis de la actividad corta todo tipo de ingreso. Además, perjudica a quienes realizan talleres y cursos en el espacio que, abruptamente, también, vieron cortada su actividad. Hemos tenido que suspender actividades pactadas con mucha antelación, que incluía, entre otras, funciones con elencos que iban a venir de otras provincias, la temporada regular de obras que coproducimos, presentaciones de libros, ciclos y conversatorios.

Desde el recientemente mudado Teatro del Pueblo, ahora en el barrio del Abasto, que, junto a otras salas, genera un corredor teatral exquisito, nos comunicamos con Roberto Perinelli, dramaturgo, historiador, docente e integrante de la Fundación Carlos Somigliana, que sustenta a este teatro.

Fervor: Se han anunciado una serie de medidas, desde Cultura de Nación, para acompañar esta caída sectorial ¿Esto alcanza? ¿Qué más se necesita?

Roberto Perinelli: En este parate, en el que, obviamente, han disminuido drásticamente los ingresos, debemos seguir haciendo frente a alquileres, servicios públicos, sueldos, etc. Y, lo que provoca una enorme incertidumbre, es no saber por cuánto tiempo se va a mantener la cuarentena. Y, cuando ésta pase, cómo se irán levantando las restricciones, qué cosas se podrán retomar y cuáles no y qué de lo programado podrá mantenerse.

Carlos Ianni: Han anunciado otras medidas de apoyo que, hasta el momento, no se conocen. Esperamos que el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires adopte una actitud similar. Veremos si se concreta el congelamiento de alquileres y si estamos alcanzados en el reciente decreto sobre las tarifas de servicios públicos. Creo que no. De todos modos, toda ayuda será poca y, una vez más, nos obligará a redoblar esfuerzos  y ser sumamente creativos.

Macarena Trigo: Pienso que sería fundamental orquestar una campaña de difusión que favorezca el regreso del público a los espacios sociales y culturales, porque si esta situación se prolonga varios meses, y todo indica que así será, quién sabe qué miedos y resistencias desarrollaremos.

Eduardo Spíndola: Precisamente, es importante que, desde Nación y la Ciudad de Buenos Aires, puedan seguir de cerca qué pasa con la actividad, una vez que se reinicie. Creemos que será difícil que la gente vuelva, de inmediato, a los espacios compartidos de a muchos. Sin querer ser alarmistas, podríamos pensar que el funcionamiento normal de la actividad puede llevar más tiempo de lo previsto.

Martín Marcou: Más allá de la cuarentena obligatoria y lo que dure, la enfermedad en sí hará que el regreso, tanto de alumnxs como de espectadorxs, lleve mucho más tiempo que en otros rubros, por la cercanía con la que se trabaja.

Eduardo Spíndola: Las medidas que ha tomado Nación, hasta el momento, a través del INT, son paliativas y no abarcan a la comunidad teatral en su totalidad, ya que sólo ampliarán el subsidio de funcionamiento a las salas que lo hayan solicitado. Existen muchas salas en el país que, por diferentes motivos, no han podido aplicar, aún, a ese subsidio. De todas formas, nosotros estamos contemplados, pero, si tendrá el alcance necesario no lo sabremos hasta que tengamos un panorama más claro respecto al tiempo de inactividad, resoluciones de tipo económicas en relación a tarifas, impuestos, etc. Igualmente, creemos que es un esfuerzo grande el que están haciendo y harán desde Cultura de la Nación, para tratar de subsanar el daño que pueda hacer esta situación totalmente imponderable.

 

Querida Elena.

 

Fervor: En el mientras tanto, ¿cómo afrontan económicamente los gastos y el lucro cesante?

Martín Marcou: Es una sala subsidiada, tanto por el INT como por Proteatro, y esa situación nos da cierta tranquilidad, al menos, para esperar acciones urgentes que nos ayuden a pasar la emergencia. Mientras tanto, apelamos a la buena voluntad de los dueños de la propiedad, en relación a los alquileres, y nos manejamos con algunos ahorros, que van mermando conforme pasa el tiempo, y préstamos de familiares que tenemos que devolver. Estamos en una situación crítica, no sólo por lo económico, sino, por lo que representa en términos de encuentros, ya que el teatro es una actividad que se sostiene de manera colectiva, en el cual se trabaja en red y, si bien, es posible crear otras estrategias de comunicación para palear la contingencia, nada reemplaza el encuentro cuerpo a cuerpo.

“Intento dar existencia al futuro y, por lo tanto, también al presente” (Juan Gelman).

Una de las entidades, que agrupa a 100 salas, es ARTEI (Asociación Argentina del Teatro Independiente). Consultamos a su vocera, Liliana Weimer, responsable, también, de Abasto Social Club, del barrio de Almagro

Liliana Weimer: ARTEI inició contacto con Cultura de Nación y Ciudad de Buenos Aires, para solicitar líneas de ayuda. De Cultura Ciudad, estamos esperando definiciones sobre las partidas que saldrían para la cultura independiente. Pero, hasta hoy, no está definido. Estas ayudas son para cubrir la emergencia de estos días. Desde ARTEI, acatamos los decretos que van saliendo y estamos con toda la actividad suspendida. También, estamos solicitando que se nos tenga en cuenta para ser incluidas en el decreto último, que exceptuaría a las salas de las tarifas.

En la otra punta de la Ciudad de Buenos Aires y en el corazón de Villa Pueyrredón, el Centro Cultural El Alambique, un espacio que viene construyéndose desde un ideario abierto a la comunidad, atendiendo las necesidades, acercando propuestas de calidad (teatrales, musicales, pedagógicas), comprometido con el pensamiento político y social. Es un teatro que reúne a más de una colectiva de creación y cultura. Con un edifico al que se le agradece su confortabilidad, capacidad y belleza. Marcela Laksman, una de las dos fundadoras, habla del escenario de cuarentena.

Marcela Laksman: No contamos con subsidios, por el momento, del INT, ni de Proteatro. Sólo contamos con uno, el año pasado, para el pago del agua, la luz y el gas, frente a la crisis. Cerramos las puertas unos días antes de la cuarentena decretada, porque considerábamos que era riesgoso para la vecindad y para nosotras mismas. La salida será compleja, todavía no hemos completado esta primera instancia de aislamiento obligatorio y todo pronostica que se extienda. No puedo imaginarme el ánimo que habrá para salir a ver un espectáculo, las prioridades van a ser otras, en principio.

En otro orden y siendo Juano Villafañe el director de esta revista y director artístico del Centro Cultural de la Cooperación, nos interesa saber su opinión. Sabemos que tiene a su cargo tres salas de espectáculos y una programación anual permanente, que reúne espectáculos de teatro, danza, títeres, varieté y música. La situación no es la misma que otras salas, ya que el CCC, situado en el centro del quehacer artístico porteño, es un Departamento del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, quien respalda todas las actividades culturales, sociales, investigativas y artísticas.

Juano Villafañe: Trabajamos con cooperativas teatrales de manera autogestiva y solidaria. Por cierto, todas las cooperativas y elencos han sufrido la suspensión de la programación ante la emergencia sanitaria. Pero, son todos los teatros, salas y centros culturales los que han suspendido, a nivel nacional, sus programaciones. En general, todo el núcleo social de la cultura comprende que la única forma de afrontar este momento es con el aislamiento disciplinado, con la cuarentena. Nosotros, como Centro Cultural de la Cooperación, seguimos manteniendo toda nuestra planta administrativa y técnica en cuarentena hasta que se pueda, nuevamente, reiniciar la actividad artística normalmente.

Espacio 33.

A continuación, preguntamos acerca de cuáles son los servicios están ofreciendo las salas:

Espacio 33 no es sólo una sala de teatro, funciona durante toda la semana como espacio de formación, se alquilan salas de ensayo y comparte la casa con El Mercadillo de Boedo, una verdulería orgánica que sigue atendiendo pedidos online pero no abre. El Mercadillo de Boedo sigue repartiendo, a domicilio, sus pedidos y algunos talleres comenzaron a impartirse online: danza contemporánea, de Lucía Fucci; creación de monólogos, con Guliana Panico; y Montaje de unipersonales, con Macarena Trigo.

Querida Elena está acompañando este aislamiento con la proyección de dibujitos y películas para la vecindad, pero, de las actividades regulares que tiene el espacio, no están realizando ninguna de forma virtual y, obviamente, tampoco de forma presencial.

El CELCIT es una institución pionera en ofrecer propuestas pedagógicas teatrales online.
Fervor: ¿Observas un incremento a partir de esta coyuntura?
Carlos Ianni: El CELCIT viene ofreciendo, desde 2008, propuestas pedagógicas a distancia. Claro, aquellas que son posibles de ofrecer por este medio, porque, el teatro es, esencialmente, vivencial: dramaturgia, diseño de escenografía y vestuario, producción, historia del teatro latinoamericano, etc. Hemos notado un leve incremento en estas circunstancias, pero, que no es demasiado significativo. Tal vez, alcance a más del 10%.

Marcela Laksman: Posteamos algunos eventos, que se han transitado en El Alambique, para generar un momento de recreación a quienes siguen nuestras redes. Se han implementado algunos videos de concientización desde los talleres, para que la gente se quede en sus casas y que, cuando se levante la cuarentena, sepan que  les esperamos para participar de nuestras propuestas.

Salas como Timbre 4, en el Barrio de Boedo, incluso el CELCIT, el Teatro Nacional Cervantes, compañías y artistas independientes, han programado estrenos en formato virtual, ofreciendo espectáculos. Mientras que las clases magistrales, recitales y narraciones con figuras destacadas pueblan Instagram y Facebook.

Fervor: ¿Cómo ves la salida, Juano?
Juano Villafañe: La primera salida que hay que contemplar es la situación que vive el teatro, en general, y las salas y elencos, en particular. Hay que destacar y difundir la medida que acaba de establecer Gustavo Uano, el Director del Instituto Nacional del Teatro. El INT ofrece tres líneas de subsidios: una, para 238 salas en todo el país (que se podrían ampliar); otra línea, para los Grupos Teatrales, comprando funciones por adelantado; y, otra tercera línea, para unos 540 espectáculos que están en preparación en nuestro país. Esta medida es fundamental para respaldar a los sectores más afectados por la suspensión de los espectáculos. Por otra parte, la salida definitiva está asociada, por cierto, a la situación sanitaria nacional. Por eso, es fundamental difundir la necesidad de que se cumpla la cuarentena y el compromiso de todos los ciudadanos con los cuidados que se nos indica para la vida cotidiana. El INT ha cambiado radicalmente de política en esta nueva gestión y esta ha sido la primera salida posible para los sectores más afectados. Hay que destacar, en este sentido, el liderazgo de Gustavo Uano, como Director del INT, en la búsqueda de consenso, participación, políticas federales y una amplia política de subsidios.

Centro Cultural de la Cooperación.

 

“…anhelamos que nuestra fraternal solidaridad sea más importante que nuestras individualidades competitivas; porque amamos dolorosamente a nuestro país y este es el único homenaje que sabemos hacerle; y porque, por encima de todas las razones nos sentimos felices de estar juntos.»

Teatro Abierto, 1981

Pienso, en este tiempo, como una oportunidad ¿Será, acaso, una manera de Re Existir (NOS) frente a la pandemia? Teatro (virtual) Abierto. Posiblemente, una manera de palear la angustia, de compartir nuestro arte, de democratizarlo, para todes. No obstante, está el día a día. Pagar las responsabilidades contraídas por las salas y llevar, como artistas, el pan a nuestras mesas. Necesitamos seguir sumando estrategias urgentes y fomentos para la actividad teatral independiente. Que las medidas acompañen a los espectáculos suspendidos, eventos, festivales y gastos de mantenimiento de grupos y salas. Que vuelva el aplauso, aunque sea, un aplauso húmedo de alcohol en gel. Que vuelvan los abrazos y los besos al final de función.


 

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