Cultura y espectáculosDestacadas

El sonido y la furia

Sound of metal, de Darius Marder

La misma frase que inspiró la novela homónima de William Faulkner, aquella cruel sentencia expresada por el personaje Macbeth de Shakespeare, “la vida no es más que (…) una historia narrada por un necio, llena de ruido y furia, que nada significa”, bien puede ser el punto de partida y, tristemente, el de llegada, de The sound of metal (2019), la opera prima del cineasta estadounidense Darius Marder. Director que cuenta en su haber con diversos reconocimientos y nominaciones a los premios Oscar.

Ruben, un baterista de rock pesado, sufre, en medio de una gira musical que realiza en un motorhome junto a Lou, su novia y cantante del dúo que juntos integran, una brutal y repentina pérdida de audición. Si bien, su primera reacción –más que esperable, por cierto- es la de continuar tocando (conoce perfectamente su rutina y tiene, además, compromisos y fechas establecidas), una consulta a un especialista, quien le indica que su pérdida es de casi el 80% en cada oído, por un lado, y la preocupación y posterior negativa de su novia a continuar, por el otro, causarán un viraje abrupto en su decisión.

Con mucha resistencia, en un primer momento, Ruben se acerca a Joe, un veterano de guerra y ex adicto que dirige una comunidad de personas sordas y con antecedentes en el consumo de drogas –aquí es donde conoceremos un aspecto importante del pasado reciente del protagonista: hace 4 años que dejó de consumir sustancias tóxicas- y cuyo objetivo principal es el acompañar a estas personas a sobrellevar, de la mejor manera posible, su hipoacusia.

Pese a todo, Ruben quiere volver a tener una vida lo más parecida posible a aquella que llevaba junto a su novia y su música. Por esto mismo y a pesar de haber logrado una óptima integración con sus compañeros y compañeras de la comunidad y de haber aprendido a convivir y desenvolverse perfectamente en el lenguaje de señas, decide colocarse un implante coclear.

Pero, esta operación le resultará muy costosa. Literalmente, porque deberá vender todo su patrimonio para poder pagarla. Y, en un sentido figurado –aunque, mucho más contundente e implacable–, porque pagará un precio más alto todavía: tendrá que abandonar la comunidad en la que estaba viviendo, dado que allí no se acepta, de ninguna manera, la negación del problema (y su aparente solución), sino, que se pretende –se obliga a- que sus integrantes aprendan a convivir con la hipoacusia desde el punto de vista de la aceptación de esta (dis)capacidad, concepto, sin lugar a dudas, más significativo de la película y pivote alrededor del que gira toda  la historia.

The sound of metal tiene muy poco que ver con el sonido del metal y mucho con los ruidos exteriores. Sí, pero, sobre todo, interiores, aquellos que el film logra captar, de manera impecable, aunque dura. Y es, quizás, esto mismo lo que convierte a la película en una oda a la aceptación personal a partir de una verdadera mirada inclusiva -de la que tanto se habla, a veces, pero poco se hace- que pretende ver tanto en la hipoacusia, como en tantas otras enfermedades, no una discapacidad, sino, una capacidad diferente.

Sound of metal puede verse, en forma gratuita, en: www.cinefiliamalversa.blogspot.com.ar

Comentarios de Facebook

Etiquetas

Publicaciones relacionadas

Cerrar
Ir a la barra de herramientas