Notas de Opinión

El peso del mundo

Quisiera silenciar imposibles que, sin embargo, se expresan con todo El peso del mundo. Es que quisiera hablar, extensamente, de haSER teatro y, sin embargo, mi ojo entrenado por la cámara fotográfica no cesa de trabajar en gran angular. Me gusta caminar cuando vengo al centro de la ciudad. Sigo siendo conurbana; confío más en mis piernas para trasladarme. El recorrido de hoy va desde el Centro Cultural Paco Urondo, donde curso la Diplomatura de Dramaturgia de la UBA, hacia el Instituto del Teatro, para hacer un trámite, y los colchones se apilan en las veredas ¿Cabrán todos los colchones del mundo en estas veinte cuadras? ¿Juntaríamos todas las mantas necesarias para albergar cada colchón? ¿De qué y cuántas humedades se mide el ancho y el largo de un colchón? No falta quien dice que no viven ahí, que sólo paran de a ratos en la ranchada improvisada para no volver a las casas en la semana y achicar los gastos, como si eso calmara la intemperie.

«Una crónica inmediata de las percepciones«, así las llama Peter Handke -reciente Premio Nobel de Literatura-, a las anotaciones que hacía mientras escribía La mujer zurda. Esas memorias se apilaron, como los colchones, y un día fueron El peso del mundo. En mi caso, el celular se volvió un apéndice benigno por donde se cuelan los dedos para poder hacer esa impresión, ese instante retratado para dialogarlo, al final del yugo, en forma de drama, de poema o de canción.

Dije bien, quisiera hablar de haSER teatro y esta postal podría ser el dispositivo escénico. En el colchón, una madre con tres criaturas pequeñas sorteando una Coca Cola de cuarto y dos panchos. En el basurero, un muchacho de origen fronterizo frotando la Voligoma para dejar flameando un número telefónico y un texto procaz.

La didascalia es seca, entrecortada y raspa. No hay pausas. Ensayo diálogos y fracaso ¿Qué podrían decirse estos seres? El instante los cruza en la misma vereda; a una, la abriga el aliento y, al otro, lo corre la sospecha. Y así, quedan apilados en la misma cuadra.

La ciudad como una extensa escenografía. A donde mires, un plano detallado sin charolas, el plato recién salido del horno. Perdón, recién salido del sumidero. Estamos viviendo la experiencia Filoctetes, que Sófocles jamás imaginó, superada por la realidad. Una experiencia post 2001, también, llevada a escena en la vía pública, con los cuidados pertinentes, ya anunciaba el destino trágico que pondría a prueba a un gobierno que supera todo cuento.

Claudia Quiroga.

“PROYECTO FILOCTETES: LEMNOS EN BUENOS AIRES. El día 15 de Noviembre de 2002, 23 cuerpos hiperrealistas son ubicados subrepticiamente en la Ciudad de Buenos Aires, desde las 8 de la mañana hasta las 3 de la tarde. El criterio en la elección de los distintos lugares en donde se colocan los cuerpos está relacionado a un análisis específico de los contenidos geográficos, históricos y simbólicos de la ciudad, así como la posible incidencia en los transeúntes en dichos lugares… (…) …Los cuerpos son ubicados de tal forma de ser descubiertos por una audiencia no advertida al comienzo de la jornada laboral, en diferentes posiciones y situaciones. Por ejemplo, postrados en la calle, sentados durmiendo en la entrada de un museo, colgados de un árbol, tirados entre una mancha de sangre o vómito en una vereda, etc. Cada uno de esos cuerpos es supervisado por un equipo de tres personas (ocultos a la vista del público): un responsable técnico o de producción para la ubicación del cuerpo y su mantenimiento, en caso de ser movido por algún transeúnte, policía, etc… (…) …El material visual y sonoro es recopilado en formato de audio, foto y video y es exhibido en el Centro Cultural Ricardo Rojas, coproductor del evento para la ciudad de Buenos Aires. Al mismo tiempo, se organiza un debate público sobre la experiencia…» http://emiliogarciawehbi.com.ar/archivo/proyecto-filoctetes-lemnos-en-buenos-aires/

Repito, quisiera hablar de haSER teatro, porque soy de haSER teatro y acá estoy, esquivando colchones. Tendría que treparme a ellos, hacer una montaña y tomar el té en la cima, como en la obra Aquí hay leones de Javier Swedzky, bella metáfora sobre la estabilidad y lo imprevisible. Voy a hablar de haSER teatro y, también, de género en las Artes Escénicas, eso me compete. Con todo, vacila la palabra en la punta de la boca, se dispara desde la cornisa panóptica de mis labios: equidad. La palabra estalla al mismo tiempo que se pronuncia. Un deseo que no evapore, que no palidezca, que perdure y se expanda para ser escuchada. «Salvé  la imagen del cielo azul del atardecer de ayer llevándomela al sueño…y con ella me desperté sano y salvo»


Las palabras entre comillas pertenecen a Peter Handke, El peso del mundo , Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2003.

Claudia Quiroga es autora, directora, actriz, docente, fotógrafa y artivista. Co Fundadora de la Asociación Civil MAT – Mujeres de Artes Tomar y de la Cía. Teatral Las Chicas de Blanco. Integrante Asociada y docente en el CELCIT. Directora de SHUNYA-Desarrolladora de Experiencias Culturales. Autora del libro Rosa del desierto. Teatro Urgente. Dramaturgias y género, Funda/mental Ediciones.

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