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Dos Bacalaos Noruegos o el asombro de un clown metafísico

Dos bacalaos noruegos se presenta, en su segunda temporada en Buenos Aires, en el Centro Cultural de la Cooperación. Es una creación colectiva en clave de clown metafísico, pero, es más que una obra de clown a partir de la improvisación del actor Octavio Bustos, en su personaje Popovosky, y la actriz Leticia Torres, que compone a Yoko Onda.  La dramaturgia es de Pablo G. Bazán y la dirección de María Rosa Frega.

Estos son los escuetos datos de la gacetilla de prensa. Pero, lo que ocurre en el escenario, desde el minuto uno, es una sucesión de cuadros breves que nos asombran, primero, con su originalidad. Luego, paulatinamente, vemos una historia que se va desenvolviendo con mucho humor, pero, también, con una sutil reflexión sobre el sentido de nuestra vida, sobre el tiempo, sobre lo que hemos olvidado de nosotros mismos y que nos constituye. Muestra cómo, a veces, las/os otras/os, con los que interactuamos, nos descubren, reconocen y valoran más que nosotras/os mismas/os. Y, de alguna manera, nos hacen recuperar el sentido de nuestra vida.

No se puede dejar de poner el acento en la sorpresa y originalidad que despliegan estos dos bacalaos noruegos y de cómo, lentamente, a través del encuentro, estos desconocidos, unidos, quizás, por el azar o por el destino, resignifican sus vidas tan distintas, de tantos contrastes, pero, no contradictorias.

Vemos, a lo largo de estos intensos 60 minutos de disfrute, cómo Popovsky, un gris burócrata bancario jubilado, tímido e introvertido, con una vida rutinaria, casi, hasta la obsesión –todos hemos conocido personas con estas características- es interceptado por una alegre y revoltosa desconocida que, con humor, espontaneidad y sabiduría, lo pone en contacto con sus mejores recuerdos, deseos y riqueza interior. La alegre Yoko Onda lo sorprende desde el contraste con su propia personalidad. En cada día, estos extraños encuentros en el banco de una plaza lo desestructuran un poco.

Con una ingenua partida de ajedrez, como un juego, la sabia saltarina lo invita a jugar esa última partida: ella, siempre, gana y se lo dice, entonces, él va a “perder”. Una síntesis, un cierre perfecto, una partida final.

Una obra para disfrutar con sonrisas y hasta carcajadas, que nos deja esa tibieza que parece hubiéramos olvidado o perdido, pero, que, al fin de todas las palabras y teorías, es lo que nos conecta y hace vivir con plenitud y alegría. En definitiva, quizás, es lo que, a pesar de todo el horror de la guerra, el odio y el egoísmo, sigue sosteniendo al mundo y a la condición humana.

Esta obra es para ver más de una vez. Porque, en cada vez, se puede descubrir, en la obra y en nosotras/os, como espectadores, una faceta distinta. La obra no cambia, el humor no cambia, pero, nosotras/os sí percibimos sutiles matices.

Los sábados a las 21hs. en la Sala Osvaldo Pugliese del Centro Cultural de la Cooperación nos podemos asomar (y asombrar) a estos dos bacalaos noruegos.

 

Ficha artístico-técnica:

Dramaturgia: Patricio BazánOctavio BustosMaría Rosa FregaLeticia Torres

Actúan: Octavio BustosLeticia Torres

Vestuario: Jorge Orlando

Escenografía: Salvador Aleo

Iluminación: Simón Aguilar

Objetos: Salvador Aleo

Fotografía: Gabriel Reig

Asistencia de dirección: Patricio Bazán  

Prensa: Giacani-Lauro Comunicación

Coreografía: Gustavo Monje

Dirección: María Rosa Frega

 

Nominada como Mejor Espectáculo de Humor a los Premios ACE 2022/2023.


Adriana Inés Prado es licenciada en Ciencias Sociales y Humanidades. Actualmente, realiza periodismo cultural por radio y por redes sociales en Voces y contexto. Vive en Parque Chacabuco, Comuna 7, CABA.

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