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Cuando el amor (no) es más fuerte

Si hay algo que el cine oriental ha dejado en claro a los espectadores foráneos, a través de sus múltiples producciones, es el ritmo de vida que aquellas sociedades oponen al vértigo diario de occidente. Nuestra forma de vida -acaso ralentada, actualmente, por la pandemia mundial que nos atraviesa y detiene forzosamente-, impone, en su devenir cotidiano, un uso del tiempo decididamente diferente de aquel, hecho por el cual, un espectador no habituado a este tipo de cine, puede experimentar cierto tedio frente a una película china: la proliferación de planos e, incluso, diálogos de extensa duración pueden, sin ir más lejos, parecer innecesarios.

Lejos de ella (Mountains May Depart, China-Francia-Japón, 2015) narra, en tres episodios cronológicos -claramente marcados por distintas etapas de la vida humana-, la historia de Tao, una mujer joven que vive sola con su padre y que, frente a la declaración amorosa de sus dos mejores amigos de la juventud, debe decidir con cuál de ellos casarse. Esta decisión, en la que, presumiblemente, la promesa de un futuro más auspicioso incline la balanza, además de cambiar por completo la vida de los tres, ahora, ex amigos, marcará un punto de inflexión, de no retorno en consonancia con los cambios que se van produciendo, desde el punto de visto social y económico, en China.

Dado que los personajes masculinos, Zhang y Liangzi, resultan antagónicos, no sólo en su disputa por el amor de Tao, sino, sobre todo, en su condición socioeconómica –el primero de ellos es dueño de estaciones de servicio y el máximo responsable de una mina de carbón, mientras que su contrincante es operario de esa mina–, el film, bordeando las causas, se detiene en la alteración que sufren tanto las vidas y costumbres de las personas, como, fundamentalmente, sus valores más profundos, como consecuencia de la ambición económica.

Conforme se desarrolla la historia, una serie de decisiones, que van desde la curiosa elección del nombre del hijo que nacerá unos años después, hasta la injusta separación de su madre -motivada por la certeza de que la educación que recibirá, en otro lado del mundo y en otro idioma, pesa por sobre el desarraigo del niño- reforzarán, con creces, la idea de cómo el dinero, en su costado más perverso, afecta las relaciones familiares, sentimentales y amistosas.

Con un tono pausado, que nos permite apreciar la cuidada fotografía en cada uno de los planos, y valiéndose de ese tempo cinematográfico tan característico del cine oriental, la película de Jia Zhang-ke va delineando esa zona gris, insondable e inevitable que un individuo debe atravesar cuando, ya adulto, intenta, en vano, recuperar un pasado feliz, aquel que, por el paso del tiempo y las elecciones equivocadas, ya no vuelve, sino, en forma de recuerdo. Con un mensaje final conmovedor, que rememora, sin dudas, al ciudadano Charles Foster Kane  frente a su trineo -en la famosa película de Orson Welles-, como vestigio único de un pasado feliz.

Lejos de ella puede verse, en forma gratuita, en el sitio: https://cineartelumiere.com.ar/


Laura Fuhrmann es profesora de Lengua y Literatura y correctora literaria y de imprenta.

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