DestacadasNotas de Opinión

Abuelas: “la memoria futura”, un recorrido ineludible

En marzo de 2024, llegamos a las conmoraciones del 8 y 24 (Día Internacional de la Mujer Trabajadora y Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, respectivamente.) con una clara pauta desde el Estado Nacional de no hacer ningún tipo de publicación alusiva ni reivindicativa en las instituciones y organismos dependientes. Esto afirma políticas públicas de espaldas a hechos legitimados por la sociedad argentina. Sin embargo, mucho de lo acontecido en las calles y en los espacios hermanados dan cuenta de una realidad muy comprometida a estas dos fechas. Con Fervor acompañó las voces de La memoria futura en el Parque de la Memoria de la Ciudad de Buenos Aires. Una propuesta en cuatro recorridos performáticos que se suceden en el espacio abierto muy cercano al río, el mismo río que fue testigo del espanto y que sigue acunando el sueño atento sobre el destino de los cuerpos desaparecidos y por la recuperación de nietas y nietos.

Los relatos que forman parte de estos recorridos pertenecen a mujeres cuyxs nietxs fueron sustraídxs por el Terrorismo de Estado. Todas ellas fueron -en algún momento- entrevistadas por el Archivo Biográfico Familiar de Abuelas de Plaza de Mayo, dejando sus voces grabadas para que fueran al encuentro de sus nietxs. Algunas lxs encontraron, otras continúan la búsqueda, otras murieron sin poder abrazarlxs. El Archivo Biográfico Familiar es uno de los archivos orales más grandes de América Latina. Fue concebido por Abuelas para garantizar que cada nietx restituidx pueda recuperar parte de su identidad.

Por su parte, el Parque de la Memoria, escenario vivo de esta propuesta, creado en el año 1998, a partir de la sanción de la Ley 46 de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, constituyó una experiencia inédita de participación: organismos de derechos humanos, la Universidad de Buenos Aires y el Poder Ejecutivo y Legislativo de la Ciudad trabajaron en forma conjunta, con el objetivo de que las generaciones actuales y futuras lo visiten y tomen conciencia del horror cometido por el Estado y de la necesidad de velar para que NUNCA MÁS se repitan hechos semejantes. Hoy, el Parque alberga el Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado, un Programa de Arte Público y la sala PAyS. El diseño arquitectónico y paisajístico del Parque de la Memoria surgió del Concurso Nacional de Ideas, impulsado por la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires, del que resultó ganadora la propuesta del Estudio Baudizzone, Lestard, Varas, Ferrari y Becker.

Lo impresionante de estar recorriendo La memoria futura es el silencio y la acústica que produce esta arquitectura, sumergiéndonos en un recinto a cielo abierto, nítido, apacible y conmovedor. Un remanso que nos invita a detenernos y haSER memoria, como bien lo enarbola la escultura central Pensar es un hecho revolucionario, la amenaza que siente el Estado actual y, por lo cual, niega los delitos cometidos en la última dictadura cívico militar.

Con Fervor mantuvo diálogo con Luciana Mastromauro, directora de La memoria futura.

Con Fervor: ¿Cómo surge el proyecto y cómo se han vinculado con Abuelas para ello?

Luciana Mastromauro: La convocatoria surge desde Abuelas para pensar instancias públicas de abordaje del material del Archivo Familiar de Abuelas, ya que, reconstruye toda una época y, per se, su valor histórico. Para ello, durante el 2020 se hicieron varias reuniones virtuales, convocando a muchas personas a nivel federal, que habíamos colaborado en algún momento a lo largo de los 20 años del Archivo desde su creación. El Archivo tiene la finalidad de ser entregado a cada nieta y nieto que aparece. Al mismo tiempo, pensar estos dispositivos demandaba cuidar cierta privacidad de los materiales y, a la vez, tratar de encontrar instancias públicas. A partir de esas conversaciones, primero nos dimos a leer los materiales, casi 2200 entrevistas, mucho material, por lo que decidimos comenzar con las entrevistas a Abuelas, un total de 144 y, desde allí, focalizamos en ciertas duplas donde centramos distintos aspectos, mapeando lugares geográficos que tenían que ver con las historias. En mi caso, desde lo teatral, me surgió la idea de transformar los relatos en material escénico performático, con lo cual, se conformó un grupo específico de lectura que empezó a leer ya con esta finalidad.

CF: ¿Cómo se desarrolló la necesidad de un formato performático?

LM: En una primera instancia, a partir de esa grupalidad, con la que pensamos que había cierta potencia teatral en los relatos y la posibilidad de compartirlos desde las herramientas escénicas o performáticas. En una segunda instancia, entramos en conversación con el Instituto Goethe de Buenos Aires, interesados en acompañar proyectos que tuvieran que ver con historias de mujeres y archivos, para lo cual, encajábamos perfectamente. Nos fueron acompañando un poco en el proceso creativo y nos propusieron hacer un intercambio con un artista alemán que pudiera ir construyendo la pieza, el formato final de la obra.

Entramos en conversación con el dramaturgo alemán Aljoscha Begrich, quien tiene mucha conexión con la Argentina -su compañera es argentina y habla castellano-, y ha tenido cruces de trabajo con toda Latinoamérica, especialmente, con la dictadura chilena, con audios que reconstruían distintos sitios de la ciudad. Venía, también, de compartir experiencias con Lola Arias y con el grupo alemán Remini Protokoll, que trabaja a partir de testimonios y fragmentos de la realidad. Así, fuimos siguiendo con las lecturas y manteniendo reuniones periódicas con Aljoscha.

CF: ¿Cómo se ensaya y se dispone el dispositivo escénico para lo performático?

LM: Haciendo un trabajo paralelo, entre lecturas e ir pensando qué formato diseñar para este material y poder compartirlo. En ese vaivén, se fue definiendo este esquema de recorridos simultáneos, donde cada actriz asumiera una historia de vida en un espacio no convencional. Teniendo estas definiciones, nos dio una pauta para trabajar los textos para un espacio púbico, sobre todo, cuánto tenían que durar. En los archivos hay dos tipos de materiales, las entrevistas y fotos de objetos. Ahí hubo un largo diálogo con Mariana Tirantte sobre la idea de instalación, para esclarecer cómo iban a contarse los materiales y en qué soporte estarían plasmados esos objetos y cartas, para lo cual discutimos mucho las opciones posibles.

En algún momento, hablamos de monumentos de archivos donde se iban a compartir esas documentaciones. También, pasamos por la idea de cajas. En general, cuando aparece una nieta o nieto, se le entrega una caja con este material de archivo, para lo cual se pensó en la distribución de muchas cajitas, como eso que encierra el archivo y se abre con todas las voces y objetos. Y pensamos sembrarlo alrededor del parque. Hicimos varias hipótesis, dibujos y maquetas, hasta que se fue sintetizando en lo que es hoy, las cintas que van cruzando el parque van uniendo el recorrido: lo que traza la memoria. También, cómo se cosen esas historias individuales como grupalidad. Por un lado, los recorridos performáticos en un espacio abierto y al aire libre y, por otro lado, esta intervención espacial con las cintas azules.

CF: ¿De qué se encarga la dramaturgia cuando partís de relatos del Archivo Biográfico Familiar?

LM: El trabajo con la dramaturgia fue clave, porque las entrevistas eran orales, no pautadas previamente y transcriptas de un modo muy fidedigno, para lo que necesitaron mucho trabajo de nuestra parte. Algunas entrevistas son muy largas, con muchas derivas de temas, interrupciones, cortes. Algunas Abuelas tenían más de una entrevista (tres o cuatro, porque a algunas de ellas le reconstruyen la vida de varios hijos o hijas), necesitábamos condensar esas historias y, con Eugenia Pérez Tomas -con quien trabajamos la dramaturgia de la pieza, junto a dos compañeras del Archivo que acompañaron en las lecturas- tratamos de tomar la esencia de cada voz, qué había en la manera de hablar, en la sintaxis, en la gramática… Cómo lo contaban daba cuenta de su particularidad. Tratamos de buscar eso en cada relato y lo que tenían en común: eran buenas narradoras. Respetar, de algún modo, el desorden -si lo había- fue otro desafío. Tratamos de ser fieles a los relatos, sin inventar nada, pero, con mucho trabajo de edición y pequeños agregados que condensaban y nos parecían necesarios, porque afirmaban esa esencia, ese modo de estar de esa Abuela. Esta condensación tenía que abarcar de 20 a 30 minutos de relato y, a la vez, que cupiera lo más fundamental de esa historia sin perder su sentido.

CF: ¿Cómo surge el casting de las actrices?

LM: Fue surgiendo de diferentes maneras. Algunas actrices que conforman, hoy, el elenco son actrices que vengo viendo en escena y me gustan mucho. Con algunas he compartido trabajos y me parecen muy atractivas de ver y en el decir. Este trabajo tiene mucho en el decir, más que en la encarnación de un personaje en su sentido más clásico. Muchas de ellas me parecían, además de ser grandes actrices, grandes narradoras, muy nítidas en su manera de decir. Otras actrices me venían en relación a un texto, no todas. En algún otro caso, me venía la actriz y después el texto. A otras actrices las conozco desde hace menos tiempo, las vi en un unipersonal y quedé fascinada, por ejemplo. Las actrices que están en La memoria futura son porque me producen un encantamiento.

CF: ¿Qué han cosechado en su estreno en 2023 y qué esperan para este 2024?

LM: Durante las funciones de 2023, tuvimos una muy buena recepción del material, la gente se conmovía mucho con las historias y con el encuentro final que propone la obra, donde convergen los cuatro recorridos. Ahí se sintetiza, un poco, el peso del encuentro para ir todxs juntxs y de volver a entender algo que ya fue transitado, que vuelve como diferente, vuelve a ser dicho de otra manera. Para este 2024, la expectativa es que la vea la mayor cantidad de gente posible, tenemos mucha demanda e interés por la obra y eso está buenísimo. Trabajamos bastante, porque hubo distintos momentos: lecturas, intervenir los textos, ensayos con cada actriz, ensayos en el espacio, intervención del espacio y, como en toda obra, el deseo de poder compartirla es primordial.

CF: Marzo, mujer y memoria, tres consignas que parecerían desafiar estos tiempos con dos fechas emblemáticas, el 8 y el 24 ¿Cómo leés este reestreno en la coyuntura negacionista y anti derechos que impulsa el nuevo Gobierno?

LM: Cuando iniciamos el trabajo el contexto era muy distinto, incluso, estaba la sensación, desde la institución Abuelas, de que la sociedad había madurado y teníamos ciertos acuerdos con los que podíamos dar un paso más, dándoles a estas historias, tan privadas, una posibilidad de ser compartidas públicamente. En el transcurso de los tres años en que fuimos trabajando, en que se estrenó la obra y hasta hoy, donde hacemos una segunda temporada, el contexto cambió mucho, entonces, todavía son preguntas abiertas para tratar de entender.

Hay algo que se me ocurre para aportar a partir de la gente que la ve y nos comenta, es como volver a decir algo de otro modo. Mucha gente me dice: “ahora entendí lo que es un hijo desaparecido”. Como algo que tenemos muy escuchado de oído, sin embargo, otra parte de la sociedad se ha agotado de ese discurso, entonces, pensar nuevas formas de nombrar parecieran ser necesarias, como un pequeño aporte de la obra en ese sentido. Por otro lado, las entrevistas, cuando las escuchábamos, nos dimos cuenta de que tienen un alto grado de universalidad, hay cierto dolor de una madre perdiendo a su hijo, de la violencia que se ejerce de modos muy perversos desde el poder que hacen daño siempre, en cualquier contexto, en cualquier período histórico y coyuntura. Incluso, hicimos la obra en Alemania y no había ningún problema en tener que contextualizarla, se entendía perfectamente, había algo de ese dolor que imprime la violencia institucional que es universal.

En relación a las mujeres, el material es muy interesante, también. Cuando hacíamos esas reuniones virtuales durante 2020, con ese grupo que se llamó Las voces de las Abuelas, ya había un interés de quiénes participábamos, de cómo se narraba cierta generación de mujeres que hicieron una torsión con respecto al destino histórico que les tenían preparado. Sus hijxs y la historia de desaparición de esxs hijxs las lanza a construirse en sujetos políticos y las transforma, atravesadas por una época donde las mujeres no elegían plenamente con quién casarse o qué querían hacer en su vida. Eso se repite, una y otra vez, en los relatos y nos llamaba mucho la atención. Hay una rebelión a esos mandatos que tenían que cumplir para la sociedad, un modo de lectura que no nos había aparecido cuando las habíamos escuchado veinte años atrás y, hoy, aparece muy iluminada esa zona, como cierto feminismo narrado en esas historias personales.

Obviamente, Luciana es contundente en apropiarse de los feminismos en esta puesta, esa torsión de rebeldía, de apropiación que las ha transformado y convertido en Las Abuelas, en gran medida, el faro nacional que ha encaminado años de expansión de derechos. Si ellas pudieron, ¿por qué no, ahora, nosotras, nosotres?

Con Fervor integró el grupo C de uno de los recorridos. Las anfitrionas fueron Frida Jazmín Vigliecca y Gaby Ferrero, cada una con su apropiado “decir”. En el tramo junto a Frida, resultó muy llamativo ver a un joven en aparente situación de calle durmiendo en uno de los bancos. Se despertó y siguió el trayecto con curiosidad hasta su final. Incluso, la única vez en que intervino fue para hacer una declaración amorosa a la protagonista, quien respondió desde el personaje con hábil cordialidad. Entiendo que esa ficción era contundente para él, ese desamparo era el propio y quiso compensar el relato. Nadie del público lo hizo callar, fue parte momentánea de ese relato intervenido, una vez más, por otra realidad.

Junto a Gaby, nos sumergimos en el pueblito de la juventud de esa Abuela, caminando junto a ella las pequeñas ondulaciones de la geografía que, también, el parque contiene. Con sutileza fue incorporando el pasar de algún contingente de extranjerxs y el demorado andar de alguna anciana, a quienes aludía con un gesto fugaz. Su decir es un decir del cuerpo, también, con la contundencia del relato y la alegría, asimismo, de una vida transitada. Hay dolor y hay regocijo del cuerpo colectivo que han inventado en cada giro, en cada pañuelo bordado.

En la convergencia final de los cuatro recorridos, pudimos encontrarnos -público y elenco- en un ritual silencioso y conmovido, en medio de un solar donde la acústica sólo hacía audible el estremecimiento de la memoria.

Ocho actrices, mujeres trabajadoras de la cultura -en tiempos de cultura amenazada y desfinanciada-, comprometidas en estos relatos de Abuelas, nos sumergen al destino ineludible de sostener una memoria viva e inclaudicable.

 

Ficha artístico- técnica:

Dramaturgia: Luciana MastromauroEugenia Pérez Tomas

Actúan: Florencia BergalloGaby FerreroKarina FrauJuliana MurasAndrea NussembaumSusana PampínMaría Inés SancerniFrida Jazmín Vigliecca

Vestuario: Lara Sol Gaudini

Idea de instalación: Mariana Tirantte

Video: Matías Gutiérrez

Fotografía: Matías Gutiérrez

Diseño gráfico: Leandro Ibarra

Asistente de video: Natalia Marcantoni

Asistente fotografía: Gastón Bejas

Asistencia de dirección: Marisa Salton

Producción artística: Rosa StudioCecilia Kuska

Producción general: Luciana MastromauroMarisa Salton

Colaboración en dramaturgia: Daniela DrucaroffMarisa Salton

Dramaturgista: Aljoscha Begrich

Investigación: Romina BozziniDaniela DrucaroffLuciana MastromauroMarisa Salton

Dirección: Luciana Mastromauro

 

La memoria futura puede verse el viernes 12 de abril a las 17hs. y el sábado 13 de abril a las 15 y 17hs., en Avenida Rafael Obligado 6745 (adyacente a Ciudad Universitaria). La entrada es gratuita con reserva anticipada. Cupos limitados.


Claudia Quiroga es directora, actriz, dramaturga, artivista, docente y fotógrafa. Co-Fundadora de la Colectiva Feminista Artivista, MAT – Mujeres de Artes Tomar. Integrante Asociada y docente en el CELCIT (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral). Integra la Colectiva de Autoras. Vive en Villa Sarmiento, Morón, Provincia de Buenos Aires.

Comentarios de Facebook

Publicaciones relacionadas

Cerrar
Ir a la barra de herramientas