Lindas para sufrir. Sobre la violencia estética y la fabricación de cuerpos hegemónicos

Intentar responder a los cánones estéticos de mujer delgada, linda y joven es poner en riesgo nuestra salud física y mental.

¡Quién se banque envejecer sin bajonearse que levante la mano!

Quien acepte sus arrugas, la flacidez, las estrías, algunos kilos de más no está en su sano juicio (risas).

A pesar de los movimientos que promueven la aceptación y el empoderamiento de la belleza no estereotipada y con menos retoques, como el Body Positivity (2012), el Anybody (antes llamado Cuerpos en vías de extinción y propulsora de la ley de talles, 2011) y de los grupos de Diversas Feminidades, las que nos percibimos como mujeres estamos sometidas a constantes presiones para que nuestro cuerpo sea de una determinada manera. Homogeneizar para igualar, para disminuir las diferencias, lo rico, lo que suma, lo que enriquece.

¿Por qué hablar de Violencia/s Estética/s? Porque no tenemos alternativa. O, tal vez, sí: la sororidad y la militancia.

“Ser” para el afuera provoca un alto costo económico y un bombardeo psíquico a nuestra Autoestima ¿Cómo la construimos? ¿Desde adentro, desde nuestros valores, desde el sentido que damos a nuestra existencia? ¿O desde el Mercado y las redes sociales? Las industrias farmacológicas, los Centros de Estéticas con cirujanos incluidos, el entrenamiento físico desmedido y las dietas extremas no ayudan a encontrarnos y aceptar nuestra corporalidad.

El filósofo francés Jean-Luc Nancy sostiene que “no tenemos un cuerpo”, sino, más bien, “lo somos”. Somos una suma, un corpus volcado a la exterioridad. Un cuerpo no como envase, sino, como un todo.

Es cierto que el concepto de Belleza es un término epocal. No es lo mismo la Belleza de los Griegos que las obras Horriblemente Bellas de la Modernidad. Hoy, hay dos variables, entre otras, que atraviesan el concepto de Belleza: la Delgadez y la Juventud Eterna.

Y hay más. Julieta Fantini, psicóloga con perspectiva de género, sostiene que la “violencia estética” está claramente cruzada por “la violencia machista” y que “estar más lindas para ellos” nos convierte en “mujeres objeto” y nos aleja de nuestra condición de “mujeres deseantes”.

Capítulo aparte y que abona lo arriba desarrollado es analizar dos casos de la industria de la música y del espectáculo. Madonna, la Reina del Pop, fue hospitalizada y estuvo en terapia intensiva entubada con una infección bacteriana grave. El caso es que hacía algunos meses estaba con fiebre. Su representante, Ruy Oseary, comenta que entrenaba a full (12 horas diarias), porque estaba preparando su gira mundial Celebration por sus 40 años en el medio. 43 shows suspendidos desde el 15 de julio hasta principios del año próximo generan una autoexigencia difícil de sobrellevar. La fama, los compromisos, el “que no te olviden” producen efectos colaterales que ameritan una reflexión y atención.

Aquí, estuvimos pendientes de la salud de Silvina Luna. 43 años, internada en Terapia Intensiva. Sufrió de insuficiencia renal, pesaba 40 kilos y esperaba un riñón para ser trasplantada. Su condición delicada de salud fue consecuencia de las cirugías estéticas realizadas por el médico Aníbal Lotocki. Mientras ella estaba internada, él era invitado a cuanto programa de espectáculos y chimentos lo convocaba. Parece que el morbo “aumenta el rating”. Silvina ya no está ¿Y las demás expacientes? ¿Y la ética profesional? ¿Y las leyes? ¿Y las sanciones?

Y, nuevamente, la ausencia del límite. Su corrimiento, su desdibujamiento. Estamos instalando el hacer como que “no pasa nada” cuando, en realidad, pasa y mucho.

¿Estaremos dando nuestra vida por un Like?

Nuestra vida por un Like.

Silvia Dasso es docente, Lic. en Sociología (UBA), Master en Gestión de Instituciones Educativas, Universidad de San Andrés (Udesa). Fundadora y directora del Colegio Bilingüe Jardín-Primaria-Secundaria en CABA. Consultora y selectora de personal en el ámbito educativo. Escritora y artista plástica. Vive en Palermo, Comuna 14, CABA.