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Arlequines y Payasos

Discépolis pudo verse todos los sábados de mayo en la sala González Tuñón del Centro Cultural de la Cooperación y, a partir del 9 de junio, estará todos los domingos a las 18hs. en el Palacio Victorial, ubicado en Piedras 722, San Telmo, CABA.

“Mirá… Yo puedo negar todo, vos podés negar todo ¡Todos podemos negar todo! Pero hay algo que no se puede negar: la evidencia. Y vos sabés lo que es la evidencia. La evidencia es lo que está ahí, lo que te hace señas para que lo veas, lo que te grita para que lo oigas. Claro que si vos cerrás los ojos y cerrás los oídos, ni escuchás ni ves nada. ¡No ves vos, no escuchás vos!, pero la evidencia sigue firme, sigue erguida, sigue…”.
Enrique Santos Discépolo

 

En los tiempos que corren –la nueva faceta que adopta el neoliberalismo vernáculo bajo la denominación libertario– solemos preguntarnos qué pensaría tal o cual personaje, si estuviera vivo, acerca de lo que nos toca vivir. Nos lo preguntamos desde la combatividad, la militancia y el compromiso que tuvo en vida en contraposición a la miseria planificada, la desidia, la falta de solidaridad y a la entrega de derechos adquiridos de hoy en día. Discépolis demuestra que esto no es nada nuevo. Es un eterno retorno a lo ya conocido por distintas generaciones de argentinas/os, pero, con otro ropaje. Otras maneras.

No hace falta aquí preguntarnos el “qué pensaría Discépolo si pudiera ver lo que hoy…”, porque él está allí para contarlo y mostrarlo en tres actos y un corolario musical que van desde la Semana Trágica de 1919 y el golpe de Estado de 1930 hasta recalar en el 17 de octubre 1945, en los albores de lo que en no mucho tiempo sería el primer gobierno de Juan Perón. Durante toda la obra, la historia y la filosofía se abrazan y danzan al compás de los tangos de Discepolín y de los textos del autor. Entre otros, de La seducción de la barbarie, de Rodolfo Kusch.

En un lugar, pongámosle el Bajo porteño, mezcla de bar de mala muerte y de circo, una troupe de personajes variopintos ofrece algo parecido a una resistencia política y social a los avatares y devenires históricos. El dueño del boliche, machista y mezquino; una vampiresa que desde su propia desventura seduce, o intenta, a los demás; un parroquiano que trata de entender qué es lo que pasa; su esposa que aún cree y espera; un par de mártires según el conflicto; y un arlequín/payaso que lejos está de hacer reír. Todos están allí porque tienen perdida la fe y la desilusión o la desesperanza los lleva juntarse. A procurar sobrellevar esos jalones sinuosos de la historia argentina. Y, ahora sí, con esperanza recibir lo que está a punto de acontecer a partir de la segunda mitad de la década del 40.

Discépolo sale del público o, más bien, del pueblo que asiste, con el diario del lunes, a estos eventos por medio de audios, videos y fotografías muy bien insertadas en la obra. Y no sólo aparece entre la gente con sus alitas de ángel, sino, que oficia como un maestro de ceremonias sin tiempo, que acompaña esta cabalgata de hechos queriendo entender los actuales. Y, en ese sentido, son los más chicos los que lo ayudan a comprender qué son las redes sociales y las plataformas digitales, en tanto grandes y chicos reciben una andanada de palabras lunfardas que no hacen falta explicar y que son tan frescas como antes. El “Enrique sin tiempo”, amén de comprender lo de hoy en día, también puede entender que nada ha cambiado a pesar de la hiper comunicación que ¿padecemos? los vivos.

Discépolis muestra la sensibilidad artística de su autora y directora, Maggi Persíncola, al entrelazar tres hechos de la vida política de nuestro país, además de juntar a Discépolo y a Kusch. La porteñidad al palo. Actúan con gran desempeño escénico Mauro Altschuler, Roberto Bascoy, Sol Berzgal, Nicolás Cesario, Nati Iñon y Carlos Varela, en su doble rol de actor y cantante.

Se sale distinto luego de ver la obra. No hay forma de no ir a consultar a los libros para saber qué pasó en la Semana Trágica de 1919, por qué se desencadenó el golpe del 30, cuáles fueron sus consecuencias, qué nueva matriz de pensamiento y de empoderamiento nació el 17 de octubre a fuerza de independencia económica, de justicia social y de soberanía política. No obstante, un Discépolo del más allá, desde los hechos pasados nos lleva a reflexionar el más acá. O, en palabras de Rodolfo Kusch, el ser existe en el tiempo y engendra su propia obra.


Pablo Soprano es escritor y ensayista. Vive en Villa Soldati, Comuna 9, CABA.

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