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Ariel Sansolini: “me apasiona el arte de narrar, de comunicar a través de contar historias”

Entrevistamos al escritor y narrador oral Ariel Sansolini, quien también practica el Kamishibai y, actualmente, vive en Villa Ciudad Parque, un hermoso pueblo de las sierras de Córdoba, en el valle de Calamuchita, quien nos compartió sus ideas sobre la literatura, la cultura y la vida.
Con Fervor: Contanos quién sos y cuáles son tus orígenes
Ariel Sansolini: Comenzaré respondiendo a estas preguntas como si en realidad me hubieran preguntado cómo me auto percibo y cuáles fueron las circunstancias de mi nacimiento e infancia, luego explicaré por qué…
Mi nombre es Ariel. Y si bien me considero una persona con buen humor, emprendedor, buen padre y buen compañero no estoy exento de momentos de melancolía, escepticismo y banalidades. Adoro el helado, el buen vino y las charlas con amigos/as. Aunque, tengo mucha curiosidad acerca del origen y propósito de la vida, me aburren mucho los enrosques intelectuales al respecto. Como profesional, soy narrador oral y escritor.
Nací en un barrio de la ciudad de Buenos Aires en los años setenta (¡del siglo pasado!), en el seno de una familia típica de ascendencia italiana, clase media, muy laburantes. Y tuve una infancia bastante tranquila, llena de amor y contención (quienes afirman que la poesía sólo surge del sufrimiento, mienten).
Ahora, si tomara literalmente la pregunta: Contanos quién sos y cuáles son tus orígenes, la respuesta sería ésta:
Yo soy el que soy.
Y para responder a cuáles son mis orígenes debería haber profundizado mucho más en regresiones a vidas pasadas. Lo que me llevaría, seguramente, a la conclusión de que mis orígenes son uno y el mismo que el de todos/as: en la esencia de la Fuente Creadora.
CF: Hablanos sobre tu carrera artística y tus obras literarias.
AS: Sí, hasta hace unos pocos años tomaba mi profesión como una “carrera”, en este caso artística, donde debía llegar primero a algo, que no sé muy bien qué sería, pero, de seguro me sentía compitiendo con otras/os.
En el inicio de ese trayecto, que inició hace ya más de veinte años, estudié en la Facultad de Filosofía y Letras. Al tiempo me salí, tal vez, porque había mucho más para descubrir en la vida misma, como, por ejemplo, un gran Amor y, además, porque tuve el atino de dar con maestros de la narración, como Alberto Laiseca y Claudio Ferraro. Así, la narración comenzó a ser una de mis grandes pasiones. En ese entonces, yo ya había comenzado a auto publicar mis primeros libros y sumé gran experiencia y gratos momentos al encontrarme a las/os escritores de la F.L.IA. (Feria del Libro Independiente y Amiga).
A la fecha llevo ya ocho libros publicados (básicamente de cuentos, pero también novelas, poesía, historietas y audio libros) y continúo.
Como dije, me apasiona el arte de narrar, de comunicar a través de contar historias y en ese sentido hace varios años descubrí el Kamishibai, un arte japonés de contar historias con imágenes. Así que, al poco tiempo del nacimiento de mi hija, decidí que ese arte sería ideal para contarle cuentos a ella y a todas/os las/os niñas/os que vienen a mis funciones.
Hoy en día, el don que la vida me dio, este arte de poder contar historias ha trascendido la idea de “carrera” y se ha convertido en mi servicio y aporte al mundo, mi ikigai. Y puedo hacerlo tanto en la creación y puesta en escena de obras, como en videos, desde la escritura o en cualquier encuentro donde haya oportunidad de compartir historias con corazón.
CF: ¿Qué cambios produjo en tu vida y tu obra el hecho de irte a vivir a las sierras de Córdoba?
AS: La verdadera conexión con la Tierra, con este maravilloso lugar que habitamos. Sé que me traje aquí, a las sierras, intuyendo que algo importante me estaba esperando; lo que no sabía era el profundo significado que esta conexión implica. Difícilmente pueda explicarse con palabras, solamente lo saben quienes ya lo hay experimentado. Y no me interesa ponerme en un lugar de mejor ni peor que nadie por esto, lo menciono como un hecho que, al menos en mi caso, ya forma parte de mi experiencia cotidiana: no veo un futuro real y próspero para la humanidad si no es en plena conexión con nuestro hogar, respetando la vida que aquí se desarrolla, honrándola y compartiéndola.
CF: Noto en tu estilo un predominio del humor. Contanos sobre cómo se desarrolla lo cómico en tu obra literaria.
AS: Si hay un Dios, de seguro que es un(a) gran humorista. Y, quizá, recién cuando una persona logra rozar la belleza de la Vida misma, no queda otra opción más que el corazón se llene de alegría.
Todo eso, dicho así, suena bastante formal e, incluso, sé que a muchas/os le causaría irritación si se enfocan en la violencia, el engaño y la desolación que hay en gran parte de la humanidad, por eso, prefiero utilizar la herramienta de la ironía y el humor en mis obras. No me crean, siempre estoy jugando… pero no (Sergi Torres dixit).
CF: ¿Qué opinás sobre la situación de la cultura y, en particular, de la literatura en el contexto actual?
AS: Si nos referimos a cultura como los comportamientos, símbolos y prácticas sociales en general y no a su origen en cuanto a “cultivo”, en la Argentina siempre hubo una gran diversidad en ese aspecto, lo que hace difícil enmarcarlo en una sola situación de la cultura. Aunque, hace mucho tiempo ya que, en este país, los medios masivos de (in)comunicación y, en parte, también algunos gobiernos han hecho lo posible por reducir la idea de cultura a un entretenimiento estupidizante mezcla de espectáculo deportivo, héroes militares y festival folclórico, la riqueza de expresiones artísticas –entre ellas la literatura- y las costumbres humanas más sensibles continúa revitalizándose, cobrando nuevas formas, reinventándose. Que un gobierno quite o reduzca el financiamiento a las áreas de la cultura y el arte no hará más que fortalecernos allí donde las cámaras del show business no hacen foco.
CF: ¿Qué medidas político culturales te parece que serían necesarias para mejorar esa situación?
AS: En principio, que los organismos (ministerios, secretarías, etc.) dedicados al arte y la cultura estén coordinados por personas que amen realmente eso y tengan experiencia en el ámbito. En Villa Ciudad Parque hay, desde hace ya varios años, una gran muestra, donde el área de Culturas está integrada por personas así y que convocan, permanentemente, a la comunidad a participar de este camino.
Y eso podría llevarlo a cualquier ámbito de la política. Parafraseando al Cuchi Leguizamón, en una entrevista en la que le preguntaron: “cómo ve la posibilidad de un mundo mejor”, y respondió: “un mundo donde cada cual se dedique a hacer lo que ama” ¿Muy simple? A veces, lo más simple es lo más verdadero.
Les agradezco, inmensamente, lo que hacen con la revista y esta oportunidad de expresión que me brindan.
Santiago Julián Alonso es artista plástico, escritor, dramaturgo, licenciado en Letras (UBA), periodista e investigador en el Centro Cultural de la Cooperación. Vive en Villa Ciudad Parque, Córdoba.
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