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Yo no duermo la siesta (…porque me hace mal)
Con dramaturgia y dirección de Paula Marull, se presenta la sexta temporada de esta comedia costumbrista en la sala del Teatro Astros de la Ciudad de Buenos Aires.
Con la impronta especial que ella imprime a sus obras, se disfruta plenamente de esta historia que transcurre en un barrio, quizás en un pueblo de una provincia, donde, -como ocurre universalmente- la hora de la siesta es tenazmente resistida por los niños. Es vivida como un tiempo de gran aburrimiento, de tedio insondable. Esas horas de quietud –que en la adultez serán añoradas- parecen interminables y prolongarse mucho más de lo deseado.
Una casa familiar, una joven empleada doméstica, Dorita, muy diligente y afectuosa…. una mamá que trabaja, un tío con dificultades de salud, Aníbal, dos niñas inquietas y traviesas Natalie y Rita y un joven, “el hijo de Cacho”, que quiere enamorar a la joven muchacha. La vida sencilla y sin artificios de un barrio, la casa de la infancia, la buena vecindad, las mascotas, el patio, las plantas, las puertas abiertas, la complicidad de los juegos.
Una de las niñas es llevada a la casa vecina a pasar el día allí porque en su familia hay una circunstancia dolorosa a punto de un triste desenlace. Natalie y Rita bailan, cantan, juegan, fantasean y tienen expresiones que aún en su ingenuidad contienen semillas de reflexión muy serias. Juntas hacen todo tipo de ingeniosas y creativas travesuras en donde se mezclan diálogos ingenuos y terribles. Tratan de entretenerse a toda costa con los recursos disponibles, incluidos los de su juvenil y desopilante imaginación.
El elemento de la fantasía también acude a la escena en la idealización del amor del joven que quiere enamorar a Dorita. Él, aún en su rusticidad, acepta los consejos de Natalie para conquistarla. Ellas también suspiran por un amor que aún no es para ellas, pero con el que sueñan. La imaginación, coloreada con luces y efectos escénicos, tiene también un componente mágico porque habilita a través de la ensoñación el acercamiento de los jóvenes que se aman.
Los diálogos en todos los casos, incluso el fallido del tío enfermo, son muy ricos porque van desde la expresión costumbrista a la reflexión acerca de la vida, los sueños, los condicionamientos, lo desconocido. El clima va ascendiendo y el regreso de la madre se produce en medio de cierto caos que trata de encauzar.
Probablemente, el comentario del argumento está lejos de transmitir la bella sensación que produce esta puesta en escena: las palabras sencillas y todo el lenguaje espacial y visual generan una cálida sensación afectiva. El tono alegre del texto también deja traslucir algunas reflexiones sobre el tedio en las horas de la infancia, el trabajo de servicio en la familia, la convivencia y la inclusión de las personas con limitaciones físicas, la buena vecindad y la solidaridad, la inocencia ante el dolor, el miedo a estar solo y la eterna ilusión de consumar el amor idealizado desde la infancia como una búsqueda que -con matices- impulsa la vida.
El espectador podría pensar qué distinta sería la existencia y su comprensión si fuera narrada desde las experiencias de la infancia. Probablemente tendríamos un mundo mejor, o con una escala más humana
Ficha artístico-técnica:
Dramaturgia: Paula Marull
Actúan: María Marull, Agustina Cabo, Luciana Grasso, Sandra Grandinetti, Marcelo Pozzi y William Prociuk
Vestuario: Jam Monti
Escenografía: Alicia Leloutre y José Escobar
Iluminación: Matías Sendón
Diseño gráfico: Natalia Milazzo
Fotografía: Sebastián Arpesella
Prensa: Carolina Alfonso
Supervisión dramatúrgica: Javier Daulte
Coreografía: Silvia Gómez Giusto
Asistencia general: Javier Torres Dowdall y Florencia Marsal
Producción general y dirección: Paula Marull
Yo no duermo la siesta puede verse los lunes a las 20hs. en el Teatro Astros, ubicado en Av. Corrientes 746, CABA.
Adriana Prado es licenciada en Ciencias Sociales y Humanidades. Actualmente, realiza periodismo cultural por radio y por redes sociales en Voces y contexto. Es integrante de EDIT (Encuentro de Divulgadores Independientes de Teatro). Vive en Parque Chacabuco, Comuna 7, CABA.
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