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Manuelita, un relato afectivo sobre la amistad y la potencia sexual disruptiva

“La gran mayoría de los homosexuales no tiene ni siquiera existencia consciente. Desde la infancia, el deseo homosexual es eliminado socialmente por una serie de mecanismos familiares y educativos. La capacidad de olvido que ocultan los mecanismos sociales respecto de la pulsión homosexual basta para hacer responder a cada cual: ese problema no existe para mí.”
                                                                      El deseo homosexual. Terror anal, de Paul B. Preciado

 

Manuelita, escrita y dirigida por Alejo Sulleiro, viene a presentarnos escénicamente su herida: sangra y sangra su deseo homosexual adolescente frente a todes en una tragedia pop juvenil marica contemporánea que duele, grita, tranquiliza y conmueve.

Manuelita es una obra de teatro que nos lleva al mundo de dos amigos adolescentes: Manuelita y Fede (interpretados por Tiago Mousseaud y Tomás Corradi Bracco). Donde el primero -alter ego de su autor y director- está en pleno proceso de asimilación de su deseo sexual por fuera de las lógicas heteronormadas.

La problemática se presenta mediante un afuera hostil, en una atmósfera de pequeño pueblito patagónico, donde la hegemonía del fútbol se establece como mandato inevitable. No jugás a la pelota, no existís es premisa patriarcal.

  

Politizar el culo

 

Mover el ano, abrir las puertas de la cola y hacer llorar los armarios, sexualizar los espacios públicos: las canchitas, las plazas, los kiosquitos de las esquinas, las fotocopiadoras de secundarias. Luchar, resistir, generar nuevas lecturas, nuevos relatos de vida que no queden en un sueño fugaz -mojado de culpa-, sino, que se haga materia, producción de conocimiento, arte, obra viva, escándalo total.

Derribar los arcos que capturan categorías morales, meter goles de paja, hordas de hinchas gritando: ¡qué lindo ser trolo!

Pijtas diminutas jugando un partidito en un metegol de carne suelta, mientras nieva en las profundidades sureñas de un corazón.

Irrumpir en la escena edípica y parirse a sí mismo con un nombre nuevo: balbuceante, chorreante y chirriante de semen y sangre, de sangre y de semen.

La verba arriesgada de Manuelita se agencia en la eficiente afirmación de su mecanismo de develamiento, que deja al descubierto las estrategias de disciplinamiento que mantiene una sociedad donde la única manera aceptada para estar en el mundo es heterosexual. Y es allí donde, acto en acto o puesta en acto tras puesta en acto, Alejo (autor y director) expresa, como un mapa cartográfico poetizado, un recorrido identitario sentimental autobiográfico de escenas íntimas y sumamente dolorosas que delinean lo que es ser un cuerpo leído como insano, perverso, raro, patologizado y excluido.

El suceso acontece en los cuerpos de las/os espectadores cuando podemos ser testigues de cómo afectan a los cuerpos los dispositivos de control desde muy pequeños. Tenemos nuestra propia anagnórisis, descubriendo los recursos de vigilancia social mediante el control de la masturbación y el orgasmo, la vestimenta y los deportes que deben realizar los hombres para ser aceptados dentro de una cárcel cultural que controla, reprime y aliena.

 

Lógica masturbatoria de excitación-frustración

 

“Todos los hombres se pajean con sus amigos hombres.
Siempre fue así. Todo el mundo lo dice. Es cosa de varones.”
                                                              Manuelita                                                                                                                              

 

Otro de los puntos interesantes en la obra es cuando se hace alusión a la pornografía. Manuelita no puede parar de hacerse pajas y se apoya visualmente en una producción de imágenes de discurso-saber de los cuerpos. Allí, aparece la idea de biopolítica en relación a la representación de los placeres en imagen visual, habilitándonos a ciertas reflexiones: ¿Qué cuerpos son los consumidos y vendibles? ¿Cómo logra la industria cultural limitar la experimentación sexual? ¿Quién decide cómo deben comportarse esos cuerpos en la privacidad? ¿Qué cuerpos “completan” qué cuerpos?

La industria pornográfica produce escenas hegemónicas de deseo y Manuelita, a través de sus propias escenas retóricas del discurso, pone en tela de juicio esta normalización de los placeres, dejando en claro que cualquiera que ose asumir un afecto que se corra de dichas representaciones se establecerá como marginal.

 

“…las verdaderas materias primas del capitalismo actual son la excitación, la erección, la eyaculación, el placer y el sentimiento de autocomplacencia… (…) …el verdadero motor del capitalismo actual es el control farmacopornográfico de la subjetividad”.
                                                            El deseo homosexual Terror anal de Paul B. Preciado

 

El discurso es un acto corporal dice Judith Butler. Manuelita, con sus dos cuerpos-actores que sudan a lo marica, sin vergüenza, consiguen, con la flexibilidad y exuberancia, la alquimia necesaria que poseen esos trabajos llenos de honestidad y entrega.

Manuelita se inscribe dentro de la creación de las nuevas olas discursivas que capturan el sentimiento epocal y genera, en un giro performático de poesía, desde las entrañas posfeministas que se arriesgan a cruzar el umbral de los conceptos de sexo y género, con el que nos han lavado el cerebro y los corazones, para existir en un desenfreno de un presente no estandarizado.

Manuelita, de Alejo Sulleiro.

 

Los sueños, también, son vida

 

“Levantarse enamorado en el mundo donde lo que sucedió es efímero.
Un fantasma qué se va destruyendo con cada intento de traerlo de nuevo al presente. Y es doloroso. Querer tenerlo una vez más en el cuerpo, pero saber que lo rompes al buscarlo. Hay que escribir los sueños”
                                                                                                                    Manuelita

Una vuelta inversa a la premisa de Calderón de la Barca, que bien sabe expresar Paul B. Preciado en su libro Un Departamento en Urano, diciendo: “Con los años, he aprendido a considerar a los sueños, váyase a saber si por consuelo o por sabiduría, como parte integrante de la vida”.

Es este cruce, esta frontera donde se conectan estos dos autores: Sulleiro-Preciado, armando tríptico de pensamiento onírico-factico con Calderón de la Barca. Lo que me produce un singular estremecimiento cuando veo la obra. Me quedo meses pensando en esto y me pienso, también, como pueblerina en una región húmeda y para nada fría, como lo es el litoral argentino, pero, con los mismos componentes sociales que el territorio menciona en el espectáculo.

Sera entonces, me pregunto, este saber-cuerpo que nos habitó desde chicos el que ahora puede alzar la voz, puede hablar y temblar nuestras diferencias y puede mostrar nuestra monstruosidad sin sentirnos avasallades y humillades por elegir gozar de otras maneras. Me respondo que sí y reflexiono sobre el coraje de militar lo marginal desde la intercesión de clase, de género y la racial, porque nos referimos al hecho de construir, en comunidad, espacios donde, a estas identidades, no se le reprima la posibilidad de estallar múltiples en su existencia y en su manifestación del deseo, haciendo posible la potencia del sueño.

  

Sobre la Compañía Emperifollada

 

Conformar un grupo no es fácil. Organizarse, escucharse y crear red de apoyo y producción creativa de obra artística es todo un desafío en este contexto de crisis y de absoluto cinismo neoliberal.

La compañía Emperifollada es agua fresca dentro de tanto tormento individualista. Componen conjuntamente -de manera sensible, crítica y marica- un enjambre de amigues que se piensan y sostienen afectivamente. No es menor, para mí, caracterizarlos como un grupo de amigues que producen, creo que allí radica su extrema y desbordada vitalidad, porque, así como los sueños son vida, la vida es fiesta, brindis, baile y chape, guiso y asado, abrazos compartidos y chismes de pasillo, sueños con resaca y ensayos de mañana.

 

Ficha artístico-técnica:

Actúan: Tiago Mousseaud y Tomás Corradi Bracco

Asistencia de dirección: Lola Roig Vibart

Vestuario: Marina Vibart

Diseño de escenografía: Luisa Roig Vibart

Diseño audiovisual: Matías Hlace y Luisa Roig Vibart

Producción: Stefy Sleiman e Ignacio Henríquez

Dirección y dramaturgia: Alejo Sulleiro

 

Manuelita puede verse los sábados de septiembre a las 17hs. en Caras y Caretas, ubicado en Sarmiento 2037, CABA.


Frida Jazmín Vigliecca es actriz, directora, docente y licenciada en Actuación (Universidad Nacional de las Artes). Vive en Floresta, Comuna 10, CABA.

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