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Leandro Calle, versos abrasadores que son arrancados al silencio
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Agradecemos a la revista digital La Poesía Alcanza por compartir el siguiente texto: https://www.lapoesiaalcanza.com.ar/
El poeta y traductor Leandro Calle, quien nació en Buenos Aires, en 1969, posee una extensa producción iniciada en 1999 con el libro Tatuaje de fauno, al que le siguieron, entre otros, Una luz desde el río, Los elementos, Noche extranjera, Almas del Boquerón, Blasfemo y animalia urbana.
Cuatro de sus libros fueron traducidos al francés por Yves Roullière bajo el título Une lumière venue du fleuve; editados 2015 y 2016. A su vez, tradujo del francés a Abdellatif Laâbi, Guy de Maupassant, Siham Bouhlal, Gabriel Okoundji, Miloud Gharrafi, Rachid Benzine y Jean-Paul Daoust. Actualmente, dirige para el sello Alción la Biblioteca de autores y temas marroquíes, y la colección Clásicos de Babel para Babel ediciones. Su libro elijo (Alción, Córdoba, 2017), lleva en contratapa el texto que sigue:
La poesía, esa forma especial de la atención
Aunque Leandro Calle señala que seleccionó estos poemas entre textos desgajados de otros libros que por su eje temático o particularidad en su armado no los incluyeron, yo presumo que prescindiendo del autor, los poemas se eligieron entre sí enlazados a un proyecto propio. Estamos hablando entonces de imantación y no de descarte, de un libro misceláneo con poemas fuertemente enlazados en su raíz, en la intensidad de sus imágenes, en su respiración, en su libertad formal, y también en la voz de una conciencia que no deja de señalar la crueldad en que estamos inmersos.
Imágenes que aluden a la soledad (“Mi cuerpo es todo exilio”), al instante quebrado contra el piso (“Como un fósforo, iluminó de ruidos el silencio”), al naufragio (que llega con “partículas de tierra y viento”) y a la libertad con mordaza (“y qué vamos hacer con una palabra mutilada”), dan la medida de una poética que cala hondo en el silencio para arrancarle versos abrasadores. Escribe el poeta: “Cuando un poema quema/ lo envuelvo en la blancura de la página/ y apoyo el corazón”. Y en la cuerda amorosa enciende con un verso una lámpara en la noche cerrada: “Tu espalda es silenciosa/ hundo mis dedos en la nieve caliente/ y construyo paraísos para el tacto”.
Este nuevo libro de Calle viene a constatar que la fuerza de la poesía está íntimamente enlazada a la atención que el poeta presta a su entorno, es decir, a su calidad de observación. Por elijo desfilan momentos, percepciones de lo cotidiano, objetos reunidos por quien se autocalifica como “especialista en buscar cosas rotas”. Una copa quebrada, un árbol añoso, una habitación vacía, pueden disparar una mirada punzante sobre el sentido de la existencia.
Repasadores
Hervían los repasadores en la cacerola
burbujas de grasa y detergente.
Ahora, como un albino al sol,
cuelgan brillantes, secos y extendidos
sin historia ni rastros
absueltos de dolor y de cebollas.
Persiste alguna mancha original
que el hervidero de la alquimia
no supo quitar.
Penden ahora como ángeles ahorcados
en su propia pureza.
El agua hervida asume suciedades.
Algo de todo eso se evapora
algo de todo eso pide asilo.
Germán
Germán
es pintor.
Me dijo
que nunca se aburrió
que siempre pinta
que le gusta viajar
que se hace diálisis
3 veces por semana.
Me regaló un cuadro
que colgué directamente
de mi lengua
para no quejarme más.
Con agua o fuego
Con agua o fuego
incluso con silencio,
he decidido
realizar mi bautismo
con el semen de dios
es decir
su palabra caliente
como la lengua
recién cortada
de un esclavo.
Voy a plantar un árbol
Voy a plantar un árbol
es probable que muera.
Yo quisiera no vagar entre los huesos
con el pan de la maldición entre los dientes.
Pero yo, voy a plantar un árbol.
Silencio en el silencio
pólvora y palabra.
Voy a plantar un árbol
para verlo crecer.
Es posible que lo derriben
que se seque
que muera sin dar frutos
pero yo, voy a plantar un árbol
voy a besar la tierra con las manos
y antes de que me castren la memoria
voy a cantar la errancia de la sed.
En tu corazón, voy a plantar un árbol
voy a insistir cada vez que lo arranquen
digo que voy a plantar un árbol, Palestina
quiero decir la vida en medio de tus muertos.
Ellos castran la palabra
Ellos castran la palabra
y qué vamos hacer con una palabra mutilada.
Una palabra que no tiene
manera de agarrarse a la tierra
palabra sin esperma
vacía como un huevo vacío
cáscara.
No se puede hacer nada
con la palabra castrada
pero se puede crear otra palabra
una palabra fecunda y plena
como la palabra árbol
y plantarla en el centro de la vida.
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