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“El que desea y no obra, engendra peste” (William Blake)
Escarabajos, de Pacho O’Donnell, en el Centro Cultural de la Cooperación
¿Puede vivirse bajo un caparazón emotivo que guarde bajo su armadura un dolor abismal?
Una señora, mientras llega el marido, recibe a un dependiente de almacén, muy joven.
Y comienza el juego, que aparenta ser una iniciación sexual. Todo tiene un viso de normalidad, que se va enrareciendo; en una situación de aislamiento, de irrealidad. De enmascaramiento.
Y, allí, los cuerpos, en su magnetismo, comienzan a hablar. La energía, la vitalidad no encuentra cause, se frustra. El deseo es utilizado como un arma para someter, para humillar. Se manifiesta una maquinaria siniestra, de simulación, como si la vida verdadera pudiera ser “teatralizada”. Se asiste a un ritual, donde la víctima inocente va a ser corrompida. Las situaciones son reconocibles, cotidianas, casi pueriles. Pero, se instala la sospecha: aquí, algo se oculta.
La familia es una biopsia de la sociedad.
La obra -estrenada en 1975 en el Payró y dirigida por Hugo Urquijo- está infectada del eco represivo de la dictadura de Onganía, con su moralina recalcitrante, fundamentalista. Pacho O’Donnell sorteó la censura con metáforas, con una especie de realismo enrarecido. Contenía visiones del futuro, de desaparición, de mutilación, del ausente. Hoy, resuena amplificada. Porque el público es otro. Más que sorpresa hoy se vive una verificación.
La puesta en escena es una coreografía muy precisa. Ocupa cada rincón del espacio, los desplazamientos de un gran dinamismo. Se percibe un ambiente electrificado.
Las luces ajustadas, usando también como fuentes lumínicas un televisor y un cartel, que generan imágenes espectrales.
La música en escena dibuja, con elementos casi abstractos, un paisaje del afuera, de ruidos de células sonoras. La escenografía, neutra, funcional, no decorativa.
Las actuaciones tienen, en todos los casos, la imagen corporal que el rol requiere.
Victoria Onetto compone una “señora” (madre/puta) en una cuerda muy arriesgada, de gran entrega emocional, un personaje oscilante, de muchas capas, complejo. Desdoblado. Nelson Rueda -el marido- es un condensador de energía, contenido, gran tarea, hasta su desenmascaramiento. Eloy Rossen -el joven- compone un atolondrado, desavisado, con gran desenvoltura.
Juan Manuel Correa dirige al elenco en el recorrido de sus emociones, cambiantes, confusas. Logra que los cuerpos se enreden, mostrando frustración. Generando un clima que preanuncia una violencia desbordada. Sin tocar una coma de un texto que tiene casi cincuenta años. Trayéndolo a la actualidad por las acciones dinámicas, nerviosas, haciendo que la obra sea cercana para el público actual.
Escarabajos preanuncia la situación política actual, su crueldad, su abandono del más débil, su desamor.
En el Teatro -en esta obra, por ejemplo- el fantasma se materializa.
Ficha artístico-técnica:
Autor: Pacho O’Donnell
Elenco: Victoria Onetto, Nelson Rueda y Eloy Rossen
Diseño sonoro y música en vivo: Nacho Esbó
Vestuario: Francisco Gorjón
Asesoría escenografía: Héctor Calmet
Iluminación: Ana Heilpern
Prensa: Pablo Campos
Redes y fotos: Mariano Fain
Asistencia de producción: Rocío Martín para @Silva Producciones
Asistencia de dirección: Rocío Martin
Dirección: Juan Manuel Correa
Escarabajos puede verse los sábados a las 20hs. en el Centro Cultural de la Cooperación, ubicado en Av. Corrientes 1543, CABA.
Ruben De León es dramaturgo, compositor y dibujante. Vive en Parque Patricios, Comuna 4, CABA.
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