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“El arte comunitario ensancha el horizonte, mueve la realidad, empodera a les vecines, construye ciudadanía, propicia un buen vivir, imagina mundos, motoriza la esperanza”

Matemurga, grupo de teatro comunitario de Villa Crespo, Comuna 15, CABA

El grupo de teatro comunitario Matemurga tiene una larga historia. Su espacio se encuentra en la calle Tres Arroyos 555, en el barrio de Villa Crespo, Comuna 15 de la ciudad de Buenos Aires. Ellos se definen de esta manera: “teatro de la comunidad para la comunidad, de vecines para vecines”.

En este momento, están realizando su espectáculo Herido Barrio, después de una gira por Portugal. Su próxima función será este domingo 29 de mayo a las 20hs. en El Galpón de Catalinas, ubicado en Benito Pérez Galdós 93, La Boca, Comuna 4, CABA. La entrada es a la gorra.

Entrevistamos a Edith Scher, directora de Matemurga. Hablamos sobre la historia del grupo, su trayectoria, su reciente gira por Portugal y sobre la realidad político cultural de nuestro país.

Con Fervor: Contanos qué es Matemurga, cómo se inició y cuál es su historia y trayectoria.

Edith Scher: Matemurga es el grupo de teatro comunitario de Villa Crespo. Nació en agosto de 2002, es decir, está por cumplir 20 años. Fundé y dirijo Matemurga desde el comienzo. Lancé la convocatoria en el programa de radio Mate Amargo, en el cual había sido columnista de teatro. La propuesta era armar una murga teatral con los oyentes de aquel programa. Para mí, la murga tiene muchas características teatrales. Pero, la primera invitación que hice fue para cantar. Muy rápidamente, el grupo fue a formar parte de la naciente Red Nacional de Teatro Comunitario, que había impulsado el Grupo de Teatro Catalinas Sur y el Circuito Cultural Barracas.

En ese contexto, rodeado de otras propuestas muy similares, Matemurga se fue consolidando como teatro comunitario. Aunque, recién años después, ancló en el que, hoy, es su barrio de pertenencia. Tuvo un nacimiento atípico, en el marco de un proyecto de comunicación y no de un territorio. Con el tiempo, el grupo se independizó del programa de radio en cuyo marco había surgido.

Desde 2002 hasta hoy, Matemurga estrenó 4 espectáculos teatrales: La caravana (2004), Zumba la risa (2009), Herido barrio (2016) y Falta el aire (2021). Desde 2014, tiene una orquesta comunitaria, La Orquesta del Mate. Y, desde 2016, un grupo de titiriteres, Los títeres del Mate. El grupo acaba de abrir su espacio de danza comunitaria y, durante 2022, inaugurará el área de adolescentes.

Herido barrio. Foto: Eugene Van Erven.

Matemurga tiene tres discos grabados y dos más en camino. Y, también, dos libros publicados, con un tercero en marcha. En la actualidad, está integrado por 70 personas.

CF: ¿Qué actividades realizan regularmente y en qué obras están trabajando actualmente?

ES: Todas las áreas artísticas del grupo ensayan regularmente. Este año, el elenco, con motivo de su 20° aniversario, presentará tres de los cuatro espectáculos teatrales de su repertorio. También, la orquesta hará varios conciertos. Y el grupo de titiriteres estrenará su primer espectáculo. Esperamos que, para fin de año, también, el espacio de danza tenga alguna pequeña producción.

CF: ¿Cómo llevás adelante la enorme tarea de dirigir este hermoso grupo de teatro comunitario?

ES: Dirigir Matemurga es un trabajo de casi todas las horas que estoy despierta y, a veces, también, de las que duermo. El teatro comunitario requiere mucha dedicación y permanente formación. La tarea consiste, por un lado, en todo lo que se relaciona con lo creativo, esto es, los ensayos, su preparación, el trabajo sobre la dramaturgia, la creación de canciones y la preparación de las voces, la actuación de les vecines, etc. Y, por el otro, con todo lo organizativo, las funciones, el ingreso de integrantes nueves, la inclusión de elles en los espectáculos, la articulación con las otras áreas y muchísimas tareas más.

En cuanto a la formación de quien dirige, es importante no abandonarla. En los últimos años, volví a tomar taller de dramaturgia, de actuación, estudié audioperceptiva, canto y varios instrumentos. Me llevo muy bien con esta tarea. Me gusta mucho, aunque, a veces, requiere de muchísima energía. Creo que dirigir Matemurga le da mucho sentido a mi vida y, también, se lo da a la de muchas personas más. Eso es muy fuerte y estimulante. Es una práctica altamente transformadora. Lo es en circunstancias fáciles y, mucho más, en las difíciles.

En un mundo profundamente individualista y, cada vez, más injusto, el hecho de que la comunidad, con todas las edades mezcladas y sin ningún tipo de restricción para participar, cree junta y construya relato, imagine ficción, diga presente para contar eso que sueña, propicie que los cuerpos desobedezcan los mandatos opresivos que este mundo les impone es algo de lo cual nos enorgullecemos. Me encanta hacer lo que hago y, cada día, me pregunto cómo hacerlo mejor y cómo superar lo que ya logramos.

Zumba la risa. Foto: Julio Locatelli.

CF: Sabemos que estuvieron de gira por Portugal, ¿cómo les fue ahí?

ES: Fuimos invitados para actuar en varias ciudades de Portugal en 2020. Remontar ese viaje, luego de dos años terribles, fue una proeza comunitaria. Pero, además, el viaje fue una suerte de epopeya. Fui dos semanas antes que mis compañeres para trabajar con los grupos de Faro y de Quarteira, dos ciudades de la región de Algarve, que se formaron hace relativamente poco. Luego, cuando llegó el resto de les integrantes de Matemurga, hicimos una función de nuestro espectáculo Herido barrio en Faro, junto al grupo local, Teatro de Vizinhes, y nos mezclamos en un ensayo compartido, en un lugar maravilloso llamado Largo do Carmo.

Después, viajamos a Oporto, ciudad en la que, además de hacer otra función increíble en Praça da Alegria, di un taller. Al que, además de los participantes del grupo en formación del Bario das Fontahinas, asistieron les vecines de Matemurga. El intercambio fue indescriptiblemente motivador. Por otro lado, nos sorprendió mucho cómo el público se identificó con nuestro espectáculo, a pesar de la barrera del idioma. Fue profundamente emocionante la experiencia de actuar en las dos ciudades. Para nosotros, un logro sin precedentes. Mucha autogestión, mucho trabajo comunitario y un gran recibimiento en Portugal.

CF: ¿Cómo es su relación con las/os vecinas/os del barrio y la comuna?

ES: Nosotres somos vecines del barrio. Muches de les integrantes se sumaron viéndonos actuar en la calle o en alguna escuela del barrio. Circulamos por esos espacios todo el tiempo y construimos red con las instituciones barriales. Fuimos declarades de interés cultural por la Junta Comunal, hace unos años, y, durante la pandemia, recibimos esa misma distinción por parte del Consejo Consultivo de la Comuna 15. Eso habla de un trabajo de mucho tiempo y con bases muy sólidas. Estamos en el barrio, somos parte de él. Participamos de las celebraciones de cumpleaños de Villa Crespo, hemos actuado en muchas esquinas y plazas y nos conocemos desde hace tiempo con representantes de instituciones deportivas, culturales y políticas villacrespenses. Nuestro arte es de y para la comunidad.

Herido barrio. Foto: Miguel Angelo Garcia Fernandes.

CF: ¿Qué contacto han tenido con las/os comuneras/os?

ES: Depende de cada Junta Comunal. A veces, el contacto es más cercano y, a veces, menos. A lo largo de estos años, muches de les comuneres han visto nuestros espectáculos y, como ya relaté, hace unos años fuimos declarados de interés cultural. También, nuestro espectáculo Herido barrio recibió esa distinción por parte de les comuneres.

CF: ¿Cómo ves la situación de nuestro país en materia de política cultural y, en especial, del sector al cual pertenece Matemurga?

ES: Creo que las políticas culturales, en general, conciben el arte como un artículo suntuario para cuando otras necesidades estén resueltas y no como una necesidad medular de la comunidad. O bien, lo piensan como un medio o herramienta, más que como una práctica transformadora en sí misma.

Con relación al teatro comunitario, específicamente (y a todas sus ramificaciones, ya que varios de los más de 40 grupos que existen en el país tienen, también, orquestas comunitarias, títeres, danza y otras artes), creo que, si bien, se ha avanzado mucho en su legitimación, dado que ya existen textos publicados sobre esta práctica, así como, también, tesis de muchos estudiantes de universidades nacionales o trabajos de investigadores extranjeros, aún, no se dimensiona el alcance transformador que tiene este movimiento de ya casi 40 años en la Argentina.

Los grupos necesitamos tener espacios para desarrollar nuestras actividades. Necesitamos sedes más grandes y, también, lugares amplios para actuar. Necesitamos difundir nuestra experiencia y transmitir nuestro saber en las universidades. Ojalá, en algún momento, esto se visible y claro. El arte comunitario ensancha el horizonte, mueve la realidad, empodera a les vecines, construye ciudadanía, propicia un buen vivir, imagina mundos, motoriza la esperanza.

 

Contactos: http://www.matemurga.com.ar/

https://www.instagram.com/matemurga/

https://www.facebook.com/MatemurgaVillaCrespo

matemurga@yahoo.com.ar


Santiago Julián Alonso es artista plástico, escritor y periodista. Vive en el barrio de Palermo, Comuna 14, CABA.

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