El viernes 4 de febrero de este 2022, pisé suelo mendocino y empezaron a abrirse una serie de puertas de lugares, personajes y situaciones que tienen mucho que ver con la Batalla Cultural que libran, cada día, mendocinos y mendocinas. Fueron once días de shows, muestras, reportajes, presentaciones de libros, vinos, tortitas pinchadas, cenas y demás hechos culturales que marcan, en la piel de un porteño, las luchas cotidianas de una provincia que pelea, desde hace muchos años, contra el viejo fantasma conservador y que, ahora, es golpeada por una pandemia que encuentra aliados políticos.
Ni bien empezamos a recorrer las calles, comenzaron las primeras novedades: las acequias seguían ahí, pero, ahora, sin agua, rotas y con papeles, botellas, cartones, envases, etc.; las veredas ya no brillan, sólo muestran un color oscuro, acorde al momento político que vive la provincia; los perros no andaban sueltos, pero, habían dejado sus regalitos al mejor estilo porteño, será para que uno no extrañe; indigentes en las calles dando muestras de los excesos del neoliberalismo y gente pidiendo ayuda para no caer del todo. Es decir, algunas marcas culturales de la ciudad que uno conoció hace tiempo ya no están y esto es algo que uno nota a lo largo del país. El macrismo y la pandemia han tamizado sin pedir permiso. Hay un deterioro que habrá que alivianar. Sé que un grupo de desubicados andan, por ahí, pregonando la idea de fundar la República Separatista de Mendoza, una idea tan penosa como impresentable, que se burla de la Historia.
El espectáculo llamado Canciones urbanas giró por Mendoza, basado en canciones de su propia autoría. De Marcelo López, cantautor mendocino, y Jorge Garacotche, de Buenos Aires. La unidad de los músicos estaba plasmada y con artistas que componen e interpretan en una misma frecuencia.
Sábado 5: Lo planificado era una primera presentación en la Pérgola Peatonal Mendoza, en el Ciclo Verano Sorprendente, que organiza la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza en pleno mediodía y en el centro de la ciudad.
Domingo 6: participamos del Festival Refrescarte de Teatro en la Sala Cultural de Rivadavia, a 60 kms. de la capital. Allí, también, se presentó el músico local Guillermo Acieff, conocido compositor e intérprete de la ciudad. En Rivadavia, todo lo hecho fue producto de la gestora cultural Luisiana Coria, integrante del Frente de Artistas y Trabajadores de las Culturas y la Asociación Músicas/os Independientes Buenos Aires (AMIBA), una verdadera usina humana de producir eventos artísticos. Más volcada a los espectáculos teatrales, Luisiana lleva adelante una patriada cultural que. no sólo. se dedica al Centro Cultural, sino, que preside una cooperativa de arte y una radio. Comentaba Luisina: “el espacio se llama Salón Cultural y ya tiene más de tres años. Lo que más se realiza aquí son obras de teatro. Hay talleres de teatro, yoga y danza. Se hacen diferentes actividades, incluido los recitales de música. Fundamos la Asociación Civil El carozo de artistas y emprendedores culturales. Es una entidad de contención para la comunidad de Rivadavia. Fundamos la radio pensando que iba a ayudar a aglutinar todas las actividades. Los medios de comunicación tienen una responsabilidad muy importante y, a través de ella, podríamos mostrar las actividades. La radio se llama Red Soñarte y cierra el círculo de la asociación, el centro y la radio. El ciclo Refrescarte lleva tres años y ya llega a toda la parte este de Mendoza, a ocho departamentos, y esto lo convierte en un festival con gran convocatoria del teatro independiente”.
Recorrer algunos medios de la ciudad fue más que grato. Encontrar, frente a los micrófonos, gente que difunde música argentina y que defiende a capa y espada todo lo que tiene que ver con la Cultura Nacional y sus hacedores fue sanador. Se pudo hablar sobre el trabajo del Frente de Artistas, de AMIBA y de la Revista Con Fervor, mientras sonaban canciones nuestras. Gente de la talla de Ariel Roberts, Alejandro Rotta, Fernando Montaña, Erni Vidal, Daniel Benítez, Walter Gazzo, Carolina Ábrego, Eduardo Ordoñez y Jorge Fernández Rojas actuaron como verdaderos aliados, difundiendo, desde sus programas y diarios, el espectáculo, abriendo sus espacios para poder charlar acerca de todo lo que pasa alrededor de la música y haciendo énfasis en estos durísimos dos años de pandemia. Pude comprobar que hacen su tarea periodística con una carga sentimental pocas veces vista, justo en un momento en donde uno escucha la palabra periodista y no sabe si escuchar o ponerse en guardia y atacar para defenderse.
Tuve oportunidad de escuchar varias radios FM y constaté la enorme difusión de arte argentino en todas sus expresiones, algo que suelo ver en el andar por las provincias. Hay en las provincias una conciencia envidiable de lo que significa la Batalla Cultural. Pero, no puedo dejar de nombrar algo que golpea y diseña mentes y es aquello de comprobar cómo los grupos hegemónicos de Buenos Aires se han apoderado de los medios locales, arrasando con la identidad de cada lugar. Tiñendo el pensamiento y la información con las necesidades políticas y económicas de estos monopolios, que llevan a cabo una lucha tan desigual como salvaje contra la idiosincrasia popular. Es lamentable estar sentado en un bar de una ciudad como Mendoza, en este caso, y ver en el televisor invasivo a un fulano advirtiendo que se tenga cuidado al ir al Centro porque hay un corte en la Avenida 9 de Julio. Deplorable e innecesario este mal que atraviesa todo nuestro país. De esta manera se va diseñando un pensamiento de derecha, una visión neoliberal, que perjudica, en especial, a sus defensores de a pie. Algo impensado hasta hace unos años, pero, que, ahora, está aquí y habrá que defenderse con todo lo que se tenga a mano.
Viernes 11: llegamos a Chacras de Coria, distante 60 kms. de la ciudad capital. Un lugar hermosísimo, con una estética particular que uno ve en las casas, negocios y bares. Allí está En donde duerme la luna. El hecho de bautizar a un espacio con un nombre dotado de poesía da una referencia. Un lugar para cenar, escuchar música y quedar extasiado frente a esculturas y obras inquietantes y percibir, al instante, que, allí, el arte y los artistas tienen un refugio. Vivi Ordoñez fue, durante muchos años, directora del Espacio de Arte que creó en Mendoza el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos y conoció, allí, a Floreal Gorini.
Nos cuenta Vivi: “siempre he soñado con tener una casa-taller, soy artista plástica y, un día, mi hijo me dijo: vendé todo y mudate. Así, me instalé en Chacras de Coria, ya que, aquí vendía mis obras y en Mendoza no. El lugar está hecho a pulmón, no recibe ningún subsidio. Acá los músicos dicen que hay silencio de teatro y es porque hicimos docencia en esto, siempre. Aclaro que nuestro lugar no es ni restaurant ni pub. Acá el hecho artístico es fundamental, sólo abrimos para eventos de arte, conciertos por los caminos del vino, presentaciones de libros o exposiciones. El lugar ya tiene diez años y, siempre, busqué que la gente, al cruzar el umbral de entrada, se olvide del afuera y eso sucede. Acá hay dos opciones en la comida, algo con carne y otro plato naturista, porque, lo principal es la propuesta artística. No es un lugar en donde se gane dinero, nuestro objetivo es otro. Si el artista se quiere hospedar acá eso no tiene ningún costo. Lo nuestro es por amor al arte, realmente, pero, de forma seria y eso ha sido difícil. En 2020, en plena pandemia, nos han cobrado impuestos con el lugar cerrado, como a todos, y no nos han ayudado las autoridades, se nos complicó demasiado. Vengo de familia de artistas y conozco muy bien esa vida, desde la lucha de los músicos hasta el hecho vergonzoso de que se les paga menos a los artistas locales”.
En Donde duerme la luna estuvieron, como invitados, Roberto Fiat, una verdadera leyenda del blues mendocino, que encendió la noche con una fuerte calidad interpretativa; y, nuevamente, tuvimos la compañía de Guillermo Acieff y sus intimistas canciones, con letras muy sentidas inspiradas en plena pandemia, es un gran melodista y cantante. Tal como lo expresó Vivi, fue muy impactante el silencio y la atención de toda la gente que se llegó hasta ese pintoresco espacio cultural.
Domingo 13: luego de un viaje de más de una hora y el ascenso a dos mil metros, llegamos a Las Vegas, localidad ubicada a 70 kms. de la ciudad de Mendoza. Si les digo que el lugar es paradisíaco me quedo corto. Un pueblito allí arriba, rodeado de montañas, con un aire fresco que rejuvenecía pulmones y con unas callecitas de tierra que hablaban de otros tiempos. Si tengo que hablar de esas montañas, el cielo limpísimo, esas nubes tan cercanas que, casi, nos despeinaban, los colores que rodeaban, me harían llegar a las más sinceras exageraciones. Allí, está Casa Faro Arte, el Parque escultórico Inés Rotella. Se presentó el libro Arte y vida, del poeta Edu Videla Fal, con ilustraciones de la artista plástica Nancy Celayez. Una muestra de micropoemas y pinturas. Allí, se presentaron los músicos mendocinos Marcelo Sánchez, quien presentó una serie de temas con un humor ácido, que causó tantas risas como reflexiones; Guillermo Acieff, que volvió a ser parte de la movida con sus exquisitas canciones; y un lujo, el cantautor Claudio Bracheta, quien me sorprendió gratamente con enormes melodías cuyanas y unas letras que calaban hondo, lo suyo fue emocionante.
Luego, el show de Canciones urbanas cerró el encuentro, en donde se dio cita un público muy cercano a lo cultural y lo político. En Canciones Urbanas desplegamos temas propios, de distintas épocas de Canturbe, el material nuevo de Marcelo López, que está siendo grabado para el sello Melopea, y algunas viejas canciones de Litto Nebbia en su primera etapa solista y que nos marcó a fuego a ambos. El lugar tiene, además del Espacio Cultural, unas cabañas que son para soñar largo y tendido. Me gustó ingresar a ellas y pararme en la puerta a soñar cómo será despertarse y pararse, ahí, a ver la mañana. O cómo será ese cielo nocturno, dos mil metros por arriba de donde siempre lo veo, sin humo, smog, ni los malos pensamientos porteños, que tanto distorsionan la imagen.
Javier y Celia son los referentes culturales del lugar, artistas, pensadores y viajeros, que tienen mucho para contar y compartir, dos personajes de cuentos. El propio Javier López Rotella nos relata: “acá son dos proyectos, Casa Faro Arte y Faro Inés Rotella. La idea es propiciar un espacio bajo una misma identidad, el mismo objetivo, promover un lugar de encuentro, de pensamiento en donde se puede redescubrir la obra de mi madre, artista, investigadora, docente y escultora fallecida en 2015. En el espacio interior, se organizan charlas, debates, conferencias y proyecciones. Casa Faro Arte consta de cuatro cabañas hechas a mano, lo cual cambia la mirada y las sensaciones. Plantea la idea del reposo, de la contemplación, rodeado de arte, cultura y naturaleza circundante. Soy artista visual, realizador de artes visuales y, mi compañera, Cecilia López Bravo, se dedica a la joyería contemporánea.
Crecí en un ámbito de arte y cultura, viendo a mi madre honrar al arte y la belleza. Para nosotros, Inés Rotella es un faro, de ahí el nombre del lugar, es un estímulo para moverse, marca el camino. La idea es que, también, se pueda hacer un lugar de residencia para artistas, para gente que se deje atravesar por la naturaleza. En el mes de noviembre, este lugar estará a pleno, será la inauguración oficial de ambos espacios. Estamos trabajando para inaugurar un área pedagógica, a través de seminarios y cursos con orientación cultural”.
Los músicos y las músicas hemos estado dos años, casi, en estado de suspensión, con muy poco espacio para movernos. Todo se redujo y ha sido muy devastador para muchos y muchas. De manera que, en mi caso, este viaje ha sido casi iniciático, como un regreso hacia uno mismo, rumbo a los lugares en donde podemos mostrar nuestro trabajo, en donde poder estar, el estar que tanto bien nos hace. Ojalá que sea el indicio del regreso del arte y sus trabajadoras/es, luego de la etapa más dura que conocimos. Han caído unos cuantos en este tiempo y somos los sobrevivientes, los privilegiados que llegaron a la vacuna y, hoy, podemos contar lo que vivimos.
Mi idea fue contarles una gira, que estuvo rodeada de humanidad, de gente que se referencia en la cultura, pero, con una visión de lo colectivo que asombra. En estos lugares nombrados hay personas que dan la Batalla Cultural y todos los días siembran sin saber para quién, simplemente, entregan sus mejores sensaciones, lo cual enseña que ese es el concepto central. Mendoza, siempre, ha sido, históricamente, un centro muy fuerte en lo cultural, ha dado infinidad de artistas, que fueron una gran influencia para el resto de los argentinos y, hoy, uno encuentra a la provincia con mucha actividad, con una fuerza en la cultura independiente que contagia. Volvía en el micro a Buenos Aires con dos palabras resonando, que parecen resumir aquello que respiré en Mendoza: dar y estar.
Jorge Garacotche es músico, compositor, integrante del grupo Canturbe y miembro de AMIBA (Asociación Músicas/os Independientes Buenos Aires).
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