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¿Madre hay una sola?

La figura de las niñeras, mujeres cuidadoras de niños y niñas pequeños (y no tanto), ha sido retratada en el cine innumerables veces. Asociadas a la función de madres sustitutas o segundas madres (tal la traducción al español de la película que nos proponemos analizar), por ser las encargadas, no sólo de alimentar y cuidar de sus pupilos, sino, además y sobre todas las cosas, de pasar mucho tiempo con ellos (en ocasiones, más tiempo que el que pasan con sus madres o padres), estas mujeres se mueven en un terreno pantanoso, donde el límite entre el vínculo laboral y el amoroso, muchas veces, se desdibuja, se tuerce.

Una segunda madre (Que Horas Ela Volta?, en el original brasileño, dirigida por Anna Muylaert, 2015) cuenta la historia de vida de una mujer, empleada con cama adentro por una familia brasileña, perteneciente a la clase acomodada de Sao Paulo, que debe, además de realizar las tareas domésticas, cuidar de Fabinho, un adolescente al que conoció de pequeño. Acostumbrada a sus quehaceres y a sus (escasos) derechos y obligaciones, Val, con una lealtad inquebrantable, cumple a rajatabla con todo lo que se le pide y mantiene, además, una muy buena relación con sus patrones.

Pero Val –soberbia interpretación de una actriz muy poco conocida en nuestro país, Regina Casé- también es madre y su hija, que ha sido criada por parientes lejanos y a quien no ha vuelto a ver durante los últimos diez años, decide estudiar en la Universidad y, entonces, le pide a su madre si puede irse a vivir con ella. La incursión de este nuevo personaje, Jessica -una chica joven, inteligente, simpática y seductora-, producirá un viraje en la trama, puesto que será la encargada de poner blanco sobre negro y desnudar, frente a todas y todos, ese sistema de privilegios en el que se mueven, no sin tensión, opresores y oprimidos.

Jessica cuestionará, desde el espacio que la familia le asignó a su madre para vivir –un sucucho oscuro, estrecho y caluroso-, hasta prohibiciones, explícitas e implícitas, de las más absurdas, como no haberse metido nunca en la enorme pileta que hay en el jardín de la casa. No obstante, aunque siempre en un tono franco y ameno -uno de los logros, sin dudas, del tratamiento del tema que hace la película-, las figuras de madre e hija, en contraposición generacional, pondrán sobre el tapete distintas miradas sobre el rol de la mujer en las actuales sociedades latinoamericanas.

Sin embargo y más allá de que en buena parte del relato se pone énfasis en los distintos tipos de maternidad –sin ir más lejos, el título original de la película que, traducido literalmente, es ¿A qué hora está de vuelta?, alude, precisamente, a la pregunta que hacían, tanto Fabinho como Jessica, cuando eran pequeños y que denota la necesidad que todo niño o niña tiene de pasar más tiempo con su madre, quien demuestra más afecto y confianza hacia ella que hacia su propia madre-, la película va mucho más lejos, logrando inmiscuirse, además y por si fuera poco, en las profundidades de un sistema de desigualdades sociales, tan viejo como el mundo, y tan feroz y naturalizado en todo tipo de sociedades patriarcales.

Una segunda madre puede verse, en forma gratuita, en el sitio: https://cineartelumiere.com.ar/


Laura Fuhrmann es profesora de Lengua y Literatura y correctora literaria y de imprenta.

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