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La celebración. Una nube de poesía atravesada por la farsa
Una reunión de viejos conocidos, que esperan la llegada de otros tantos en la casa del anfitrión, se convierte en una invocación a juntarse, a poner el cuerpo, a cotejar lo que popularmente se dice: “Es un artista, vive en su mundo”. Hasta aquí, lo conocido. Pero, ¿de qué modo es contado, bajo qué forma?
En la actualidad, con los resabios del iluminismo, la magia es una operación infantil ¡Eso!
Esta reunión estalla y esparce los significados de lo dicho en todas las direcciones. Hace convivir dos cosmovisiones en principio antagónicas: la Poesía y la Farsa. Y con la excusa de que los personajes, en sus soliloquios, aparecen como “volados”, instala el surrealismo (me trajo a la memoria a Tristán Tzara, quien propuso en su obra “ser como niños”, el grado más alto de la conciencia). Poetas, artistas, intelectuales son llamados a concurrir (los manes de los grandes muertos, a decir de Artaud). Y una luz que se prende y se apaga puede ser interpretada como una señal espiritista o un cortocircuito. Un presentador (porteño de ley), el dueño de casa, recibe a las/os invitadas/os. En un rincón, una cellista rubia. Cada una de las “criaturas” desarrolla su mundo “perfectamente organizado de obsesiones” (Karl Kraus). Ni un segundo caen en la tentación del naturalismo. Cada uno despliega su imaginario en un aparte, donde aparece la parte sensible de ese universo dislocado.
Juano Villafañe y Manuel Santos Iñurrieta juntan sus saberes adquiridos en tiempos distintos, pertenecen a distintas generaciones. Juano Villafañe hace convivir poemas de su autoría y recuerdos muy queridos, entre los que se encuentran su madre y su padre, por ejemplo. Y realiza una operación muy audaz, con gran valentía: le quita toda posible solemnidad. Entonces, se convierten en una indagación de la memoria, de cómo con el tiempo su relato se idealiza. Trabaja junto a Manuel Santos Iñurrieta en la dislocación del enunciado y el sentido. Este último, responsable de la puesta en escena, quien reivindica a Brecht, nos recuerda que Brecht es, básicamente, un poeta. Y aquella unidad imprescindible entre forma y contenido, aquí, estalla. El efecto de “distanciamiento” (ejercido por el presentador) adquiere actualidad formal, quebrando los tiempos, seccionando las acciones.
Las actrices y actores, en composiciones que abrevan en el clown o el payaso, mantienen sus diferencias de caracteres y se juntan en el “juego”, en el espíritu del juego. El “niño” es entrevisto en todo el transcurso de la obra. Y superan con creces “el miedo al ridículo”, acción que determina la valentía de actuar ante otras/os.
La invitación a integrarse a la fiesta rompe la distancia entre la escena y el público, como si fuera el prólogo de una performance.
La música en escena, ejecutada por la cellista rubia, dialoga con las acciones y, por ejemplo, ejecuta una partita de Bach punteando, en pizzicatos. Además, introduce parte de su vida, hiperrealista en ese contexto.
Vestuario rico en colores, luces y escenografía necesarias y austeras (con la gran posibilidad de instalación del teatro) demuestran las decisiones estéticas de la puesta.
El “estamos aquí reunidos bajo la invocación de la sagrada Poesía”, como dijera Jacobo Fijman, se verifica en La celebración: que la poesía no necesita ser solemne. Es intrínsecamente sagrada.
Ficha artístico-técnica:
Dramaturgia: Manuel Santos Iñurrieta y Juano Villafañe
Actúan: Irene Almus, Eduardo Calvo, Alfredo Castellani, Diana Kamen y Sergio Lumbardini
Diseño de vestuario: Giselle Rodríguez Bosio
Diseño de escenografía: Manuel Santos Iñurrieta
Realización de escenografía: Agui Serna y María Eugenia Summa
Realización de vestuario: Luciana Navarro
Músico en escena: Martina Greiner
Diseño de iluminación: Horacio Chino Novelle
Fotografía: Nicolás Finoli y Agustina Haurigot
Diseño gráfico: María Eugenia Summa
Asistencia de dirección: Agui Serna
Prensa: Daniel Franco
Community Manager: María Eugenia Summa
Producción artística: Alejandra García
Producción ejecutiva: Alejandra García
Dirección: Manuel Santos Iñurrieta
La celebración. Una comedia para los que vendrán puede verse los viernes a las 20hs. (hasta el 29 de noviembre) en el Centro Cultural de la Cooperación, ubicado en Av. Corrientes 1543, CABA.
Ruben De León es dramaturgo, compositor y dibujante. Vive en Parque Patricios, Comuna 4, CABA.
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