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Género, diversidad y derechos humanos

Somos más que dos… (LGBTIQNOB++)

¿Qué es hablar de diversidad y género? ¿Hay sólo dos sexos que se corresponden con dos géneros: penes=varones=masculinos y vulva=mujeres=femeninas? ¿La genitalidad con la que nacemos determina nuestra identidad y el deseo? ¿Qué es la perspectiva de género? ¿La diversidad y la perspectiva de género son derechos humanos? ¿Cómo pensamos y miramos la diversidad?

Mi intención es reflexionar, partiendo de preguntas, trazando pinceladas de colores, aproximando respuestas y generando nuevos interrogantes. Con estás pinceladas no intento agotar el tema, ya que, requiere mayor abordaje y profundidad. Lo cual, seguramente, será motivo de nuevas notas.

Desde el paradigma[1] binario y heterocisnormativo, antes de nacer hay discursos, prácticas y deseos sobre “lo esperable según haya pene o vulva observable”. En la familia, en la escuela y en las distintas organizaciones por las que transitamos nos asignarán colores, juguetes, accesorios, deportes, actividades, conductas, oficios y profesiones -hasta insultos- según la genitalidad “pene o vulva/ varones o mujeres”. Según seamos interpretados como varones-masculinos o mujeres-femeninas   reprimirán o reforzarán conductas para unos y para otros ¿Quién interpreta el sexo y asigna una identidad de género y, por ende, nuestro deseo?

Desde este paradigma binario y heterocisnormativo, existen dos sexos que se corresponden a dos géneros (varón con pene masculino y mujer con vulva femenina). Posicionarse y mirar desde este paradigma la regla es la “heterosexualidad como la orientación sexual normal y esperable”, como, también, asigna atributos exclusivos para un sexo/género y para otro. Este enfoque impregnó las distintas épocas y saberes y construyó supuestas “objetividades”, además de influir en la “construcción de la subjetividad femenina[2] y masculina[3]”. Desde esta visión se fundamenta la violencia de género, las prácticas de discriminación, “patologizando” todo lo que existe como diferente, “raro”, y, en muchos casos, queriendo corregir o “normalizar cuerpos, deseos, formas de actuar, hablar y vestir” “para encajar”. Me pregunto, ¿encajar en qué, para qué y para quiénes?

Desde la “lupa binaria y heterocisnormativa” se sostienen estereotipos y roles fijos que promueven y refuerzan relaciones des-iguales y jerarquizadas, como dos pares contrapuestos, considerando “el varón sobre la mujer; lo objetivo sobre lo subjetivo, la razón sobre el cuerpo, lo público sobre lo privado, lo fuerte sobre lo débil, la razón sobre la sensibilidad, lo independiente sobre lo dependiente”, “…lo objetivo es más valioso que lo subjetivo, lo público más valioso que lo privado, lo racional más valioso que lo emocional. Al jerarquizar el par de conceptos estamos reforzando la jerarquización entre los sexos, porque, el par está sexualizado[4].

Imagen extraída de Identidad de género y salud mental, revistasoberaniasanitaria.com.ar

 

Desde el paradigma de diversidad y derechos

 

Este enfoque mira y se posiciona considerándonos íntegros, como sujetos “biológicos/psicológicos y sociales (bio-psico-sociales). “Hablar de diversidad es hablar de la vida cotidiana… (…) …es reconocernos como seres sexuados y sexuales distintos; con una orientación, identidad cuerpo y expresión diferente y con derechos inherentes a nuestra condición de seres humanos”[5], por lo que, “la orientación sexual y la identidad de género ingresó al corpus jurídico-filosófico de los derechos humanos en nuestro país y en la comunidad internacional.

¿Qué es el sexo y qué es el género? Hablar de sexo es hablar de las condiciones biológicas cromosómicas y anatómicas con las que nacemos, es decir, con una genitalidad determinada: “pene o vulva”. Que determinan el sexo biológico, pero, ¿son sólo dos sexos? Sabemos que nacen personas intersexuales, por lo que, el aspecto biológico se complejiza y dimensiona “afirmando que hay más de dos sexos”. El género es el conjunto de características que definen “lo masculino y lo femenino” y no es la lectura e interpretación de esa genitalidad, es decir, sexo no es igual a género. “El género es un dispositivo de poder, un guion que socializa los cuerpos: con pene a la masculinidad, para que se conviertan en varones, y a los cuerpos con vagina en la feminidad, para que se conviertan en mujeres”[6].

Hablar de género implica hablar de relaciones entre mujeres y hombres o de “lo que consideramos femenino o masculino”. Hablar de género implica hablar y reconocer la identidad de quiénes somos o estamos siendo de manera diferente a lo considerado masculino y/o femenino. Son múltiples las identidades y expresiones de género que habitan y pintan de colores el mundo: LGBTIQNOB+ (lesbianas, gay, bisexuales, trans, intersexuales, quuer, no binario y MÁS). El más, porque, existen otras identidades, expresiones, orientaciones sexuales y formas de ser y sentir que no se contemplan, ni se reducen a una sigla.

¿Cómo nos expresamos? ¿Qué es el lenguaje inclusivo? Este es un tema de debate, polémica y estudios instalado con personas a favor y otres en contra. Y, al respecto, reflexionaré sobre algunos ejemplos. Hablar desde el desdoblamiento del discurso utilizando la barra (chicos/chicas-alumnos/alumnas) responde a reconocer a los dos sexos/géneros F/M. Si nos expresamos con un @ (tod@s) podemos escribirlo, pero, ¿cómo lo expresamos verbalmente? La opción de escribir con la x (todxs) y con la e (todes) son formas donde no aparece un lenguaje sexista (relativo a los sexos), ni discriminador, que visibilice a unos e invisibilice a les otres.

“Lo que no se nombra no existe”, decía el filósofo George Steiner, y, por ello, es necesario utilizar expresiones que incluyan, nombren y permitan visibilizar geografías y realidades para quienes estuvieron invisibilizades. Como personas, tenemos el derecho a ser identificades y ser nombradas/os/es conforme a nuestra identidad de género, como lo expresa Ley de Identidad de Género  N° 26.743 ¿Me pregunto por qué resistimos a un uso inclusivo? ¿Serán las “prácticas, los usos y costumbres” lo que genere una nueva normativa lingüística? ¿Cuál sería la forma “de hablar y escribir incluyendo y visibilizando”?

Imagen extraída de Identidad visual, Cómo ilustrar la diversidad, blog.ida.cl

 

La transversalidad del género

 

El “gender mainstreaming”, que significa “transversalidad de género”, es la estrategia o herramienta en la búsqueda de igualdad(es) y equidad que posibiliten espacios y recursos entre los géneros. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (DDHH) y “Los Principios de Yogyakarta[7]”, dictados por la Comunidad Internacional, exhortan “la aplicación de la legislación en relación a la identidad de género”. Nuestro país, como el sistema internacional, “reconocen y garantizan la identidad de género y las orientaciones sexuales como derechos humanos” ¿Cómo pensamos las relaciones entre los géneros?

Reflexionar desde el paradigma de la diversidad y de los derechos humanos implica la posibilidad de expresar cómo somos, sentimos y deseamos, más allá de la genitalidad o lo biológico, reconociendo la perspectiva de género y valorando los matices de la diversidad en las identidades, que son “más que dos”.

En nuestro país, se sancionó el Decreto Nro. 476/2021, en concordancia con la Ley de Identidad de Género 26.743 y, haciendo eco en los DD.HH. y en las recomendaciones internacionales, se legalizó y legítimo “formas de vivir, sentir-nos, expresar-nos y desear que no se limitan a dos sexos, ni a dos géneros (F o M), pudiendo colocar, en el campo sexo, la letra X en el DNI y pasaportes.

La letra x en el DNI no define, ni contempla la variedad de identidades y sentires, pero, es un   reconocimiento y ampliación de derechos que “rompe el binarismo M-F”, abriendo un abanico de posibilidades. Quizá, el próximo paso sea eliminar el “campo sexo en el DNI”.

Para finalizar, quiero destacar la importancia de la identidad de género, que es definida por ley como “la vivencia personal interna e individual del género, tal como cada persona la sienta, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo”. Por lo que, podemos afirmar y gritar, orgullosamente, “somos más que dos y la genitalidad no es el fundamento del género”.


[1] Paradigma: modelo, visión o perspectiva desde donde pensamos, miramos y hacemos. El científico/filósofo Thomas Kuhn, en su obra La Estructura de las Revoluciones científicas, lo define como “…las creencias, valores y técnicas que definen una disciplina científica…”.

[2] Almudena Hernando, La construcción de la subjetividad femenina , Vol. 2, Edición: Instituto de investigaciones feministas de la Universidad Complutense de Madrid, 2000.

[3] Mabel Burin e Irene Meler; Varones, género  y subjetividad masculina, 2da edición , Librería de las mujeres, Buenos Aires, 2009.

[4] Diana Maffia, Contra las Dicotomías del Feminismo y epistemología crítica, en el Seminario de epistemología feminista de la Facultad de Filosofía y Letras, Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género, Universidad de Buenos Aires, 2008.

[5] Guía Hablar de Diversidad y Derechos Humanos; Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, 2017.

[6] Varones y Masculinidades, diciembre de 2019, Buenos Aires, www.onu.org.ar/iniciativaspotlight argentina.

[7] “Los principios de Yogacarta” son los principios de   aplicación a nivel internacional sobre “Derechos Humanos en relación a la orientación sexual y la identidad de género”. Estos principios internacionales son  vinculante para que los estados puedan cumplir y adecuar sus legislaciones internas. www.yogacartraprinciples.org

[8] Los principios de Yogacarta son los principios de aplicación a nivel internacional sobre “Derechos Humanos en relación a la orientación sexual y la identidad de género”. Estos principios internacionales son vinculantes para que los Estados puedan cumplir y adecuar sus legislaciones internas. www.yogacartraprinciples.org.


Max Molina es abogade. Especialista en ESI. Diplomadx en Género y Gestión Institucional. No Binarie. Docente en Instituciones Educativas dependientes del GCBA. Integrante de la Asociación de Músicos/as de Buenos Aires (AMIBA) y columnista del bloque de género del programa radial Perspectivas en si (AMIBA). Vive en Caballito, Comuna 6, CABA.

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