“El teatro puede cambiar sólo el teatro; no puede cambiar la sociedad. Pero, si uno cambia el teatro, uno cambia una parte pequeña, pero, muy importante de la sociedad… (…) Cuando uno cambia el teatro, uno cambia, para su audiencia, cierta forma de ver, una percepción, un tipo de percepción”. Existe algo de esta afirmación de Eugenio Barba (autor, director, investigador teatral y fundador del Odin Teatret) que se refleja en la tesis de Migrantes, obra dirigida por Greta Risa. Ya que toma, en este caso, el concepto, mutable y multisignificante, que habita dentro de ese título. Como si su finalidad fuese, en realidad, la de traer historias de ciudadanos de varios países de Latinoamérica, que relatan su conflicto indentitario de migrar, relacionado con particularidades que provienen desde la pregunta por el deseo, hasta problemáticas económicas que los sacuden por ser sudaca y estar atados a una inestabilidad política, consecuente de ser indirecta o directamente colonia, real o simbólica, de otro país o, más bien, por ser, simplemente, desde la concepción primaria–primate europeísta, un subordinado dentro del plano mundial.
Migrantes, obra escrita por Gabriel Fernández Chapo, plantea, en la exposición de cada personaje, la pregunta sobre el desarraigo. Una reflexión de gran amplitud en su respuesta, por su contradicción y, también, por su vacío. Porque, justamente, lo interesante es que hay cuestionamientos que albergan silencio. Es interesante la metáfora que se establece con la utilización de un títere en escena, que representa al hijo de uno de los personajes -el migrante ecuatoriano-, que aparece, por momentos, con diversos roles. Que van desde las preguntas ingenuas que puede formular un niño, hasta las preguntas ontológicas en relación a la concepción filosófica del ser o como voz del inconsciente colectivo o subjetivo.
Una argentina, una boliviana, un ecuatoriano, un mexicano, un colombiano y un chileno son los seis cuerpos-discurso que se ven durante el trascurso de la obra, con gran plasticidad física y concepción estética. Desde lo formal y lo poético, sumergen al espectador en un viaje topográfico variable, intenso y conmovedor, donde lo particular de cada cultura, la idiosincrasia con sus dialectos, tradición, ritos, leyendas y pasiones son las pinceladas que, cada composición actoral y sonora (hay una intérprete musical en vivo), realiza con los enunciados, afectando a los personajes.
El fenómeno de las migraciones y los desplazamientos poblacionales intrarregionales constituyen una situación bastante habitual en la actualidad y, no por comprenderlo como algo que tiene una mirada holística o ecológica, como lo concebían las tribus originarias, sino, porque, desde la invasión del continente americano, hasta las migraciones por motivos bélicos o el avance desmedido del capitalismo -que envuelve al planeta-, estos traslados de personas, de una frontera a otra, comienzan acarrear problemáticas multidimensionales asociadas a la transnacionalización económica y globalización sociocultural, que originan xenofobia, discriminación, intolerancia, prejuicios y exclusión. En este sentido, se puede observar, en cada escena de la obra, el fracaso de las políticas neoliberales y su falso discurso de tolerancia hacia lo distinto. Cuando no importa la motivación que lleva a moverse, a los sujetos, de un lugar a otro, hay algo en esas dinámicas que son percibidas como anormales, porque van en contra de las ideologías conservadoras que promueven la competencia entre los individuos y el estatismo y el control de los cuerpos, para mantenerlos fijos, inmóviles y aptos para su explotación y consumo.
Migrantes es una gran invitación “insurgir y sublevarse”, diría Suely Rolnik. Porque derriba construcciones fantasmagóricas de los otros y visibiliza lo genuino, lo diverso. El otro no es mi enemigo, es mi aliado, es con quien se puede construir una nueva fuerza creadora y con quien se puede derribar el inconsciente colonial-capitalista. O, como dicen los textos finales, del espectáculo:
“Que mejor apagués la televisión
Y no te leas los diarios
Y no te escuches la radio
Y no te llenes con noticias que no son noticias
Si lo que querés es conocer realmente de dónde vengo
Si tenés ganas de conocerme
Porque yo no soy los asesinatos de los narcotraficantes
Ni secuestros en medio de una guerra
O un dictador multimillonario
Porque yo no soy un cultivo de coca
Ni una canasta de plátanos
O los campeones mundiales en tener crisis
O una espalda mojada intentando cruzar la frontera
Niños desnutridos
Ni carabineros dando golpazos
Aborígenes sin derechos
Ni el machismo, la corrupción y la violencia
Viviendas sin agua ni luz
Políticos populistas
Que te enteres que esas son tus noticias
tus negocios
tu imagen
No la realidad
Servite.
Probá el sabor…
Los aromas…
las texturas…
Decime, sinceramente:
Hola Boliva.
Hola Ecuador.
Hola Argentina
Hola México
Hola Colombia
Hola Chile.
¡Vamos a compartir la mesa!”
Ficha artístico-técnica:
Autoría: Gabriel Fernández Chapo
Elenco: Vladimir Chorny, Paul Criollo, Laura Dos Santos, Mariana Maciel, Juan Prada, César Riveros y Olivia Torrez
Vestuario: Magda Banach
Iluminación: Ricardo Sica
Ilustraciones: Horacio Petre
Maquillaje: Gabriela Palazzo
Realización de máscaras: Renata Armesto
Realización de títeres: Ivo Tura Siffredi
Música original: Laura Dos Santos
Comunicación: Duche&Zarate
Diseño gráfico: Horacio Petre
Asistencia de dirección: Maria Jose Perez Colman
Coreografía: Fabián Gandini
Dirección: Greta Risa
Espacio Callejón, Humahuaca 3759, CABA. Miércoles de 20,30hs. (hasta el 30/03). Entrada: $ 400. Reservas: 005491151458928.
Comentarios de Facebook