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Eduardo Stupía: “hay una diafanidad, una luminosidad descriptiva que llega casi a lo táctil en las obras de Patricia Fente y Eugenia Bekeris”

La exposición Contrapunto, de las artistas Eugenia Bekeris y Patricia Fente, inaugurará el 1 de julio en la Sala Abraham Vigo del Centro Cultural de la Cooperación. Su curador es Alberto Guidici. El artista Eduardo Stupía escribió un magnífico texto para la muestra, que transcribimos a continuación.

 

Texto de Eduardo Stupía

 

Los artistas que practican, y practicaron, el género paisaje dentro de los cánones de las disciplinas tradicionales –y puede conjeturarse que incluso quienes lo hicieron más allá de ellas– no pueden eludir la conjetura de que se ubicaron inexorablemente frente al motivo que se extendía ante ellos, y del cual tomaron un recorte, un encuadre, un sector; verbigracia: un punto de vista, fórmula a la que se alude constantemente y que, como se sabe, puede interpretarse como ubicación física de la mirada, y a la vez como sinónimo de opinión personal. A diferencia de lo que ocurre con la naturaleza muerta, cuyos elementos teñidos de urbanidad pueden caer bajo la “sospecha” de haber sido colocados previamente para que “estén ahí”, el paisaje suele arroparse bajo la certeza de su originaria pertinencia geográfica, lo cual no obstante no lo exime de la hipótesis de que haya sido perfectamente inventado.

En cualquier caso, hay una diafanidad, una luminosidad descriptiva que llega casi a lo táctil en las obras de Patricia Fente y Eugenia Bekeris; algo que nos induce a suponer unas autoras silenciosamente contemplativas, alertas ante el palpitante espectáculo que se extiende ante ellas. Si se trata del modo paisajístico, ambas ensayan, cada una a su manera, una suerte de derivación al cobijo de un vergel doméstico, un ámbito au plein air pero más íntimo, donde la observación es inmediatamente meditativa. Y cuando cambian el enfoque para investigar la espontaneidad o la artificialidad ornamental de las hojas, tallos, ramajes y floraciones contenidos en macetas o recipientes, lo hacen con la imprescindible sensitividad para el detalle. Simultáneamente, una muy perceptiva formulación gráfica de la reverberación atmosférica las acerca con un desacartonamiento netamente contemporáneo al linaje impresionista.

Pintura de Patricia Fente.

Bekeris se deja llevar sobre la superficie del soporte para que el dibujo se abra a la lectura escriturial propia del cuaderno de notas, registrando en módicos textos la experiencia física, visual y emocional. En una de las piezas se ocupa incluso de detallar tres fechas diferentes del mismo mes de marzo, como si quisiera asegurarse que con estos puntos inmóviles de las efemérides pudiera extraer algo de la apabullante transitoriedad, recuperar una brizna de la fugacidad de lo vivido. Es proverbial en ella la delicadeza y precisión de la línea, tanto en la sintética economía estructural como en los trazos sostenidos para las texturas, conglomerados, cruces y tramas, siempre funcionales.

Fente propone un color pastoso, carnal, en pinceladas vibrantes y a la vez de gran firmeza constructiva; bajo el imperio de un enérgico dinamismo, interroga la visibilidad del elemento principal dispersando sus límites en una orgánica imbricación con aquello que se presume espacio y plano de apoyo. La escena respira con la naturalidad de un metabolismo integral, y la básica homogeneidad del lienzo se agita en el tembloroso panteísmo de una modulación porosa, donde todo tiene una presencia y una importancia equidistantes. En la eléctrica gestualidad, el jardín y el pastizal, el césped y la maleza ostentan no sólo sugestión iconográfica sino una morbidez pulsional, enrarecida, casi feroz.

Mi árbol, dibujo de Eugenia Bekeris, 2021.

Patricia Fente y Eugenia Bekeris nos invitan a la estimulante disyuntiva de acompañarlas estrictamente en lo que ven, en lo que han visto en el momento y en el lugar. Esto quizás sea así porque la obra de ambas revela la adhesión a un modo de entender el naturalismo sobre todo como una entrega fidedigna, atenta y despejada de la mirada a la riqueza corpórea y minuciosa de los elementos del mundo, sin que esto signifique renunciar a la rendición anímica, emocional que parece garantizar la subjetividad.

A la vez, está claro que esta aparente dicotomía es falsa, habida cuenta de que siempre “el arte es el mundo por segunda vez” –como alguna vez dijo el gran Horacio Zabala- y consecuentemente el fenómeno de elaboración de la obra implica de manera inexorable la ontológica tensión entre documento e invención lírica, realidad y mecanismo poético. Una amalgama que en esta coyuntural convivencia se exhibe ante nosotros con implacable claridad.

(junio, 2022)

Pintura de Patricia Fente.

Eugenia Bekeris es artista visual. Segunda generación descendiente de la Shoá. Su obra es testimonial, recuperando el lenguaje a través de la acción del arte, para reconstruir su identidad. Aborda lo irrepresentable, lo inimaginable: el silencio, instalado por el horror en su familia, atravesada por el Genocidio nazi. Trabaja desde el arte la memoria de las catástrofes. Entrecruza dos lugares de tiempos y memoria: Shoá y dictadura militar. Creadora de espacios de reflexión interdisciplinarios como estrategia de aprendizaje y transmisión.

Autora de Retratos Testimoniales Intervenidos Negra leche del amanecer, Tu mirada y Dibujos urgentes Uruguay, Dibujos Testimoniales Intervenidos.

Expuso en el Centro Cultural de la Cooperación, CABA; Museo de la Memoria de Montevideo, Uruguay, MUME; Sala la Línea Piensa, Centro Cultural Borges, CABA; Congreso de la Nación (siendo su obra considerada de interés cultural por la Cámara de Diputados de la Nación Argentina); Espacio de Arte AMIA; Museo del Holocausto de Basas.

Publicó el libro Dibujos Urgentes. Testimoniar en los Juicios de Lesa Humanidad, Editorial Mónada, 2020.

Patricia Fente es artista visual. Egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes, Prilidiano Pueyrredón. Licenciada en artes visuales, especialidad pintura, UNA. Trabajó en diferentes talleres con los maestros José Rueda, Juan Carlos

Distéfano y Ariel Mlynarzewicz.

Primera muestra individual: Centro Cultural Recoleta, 1992. Última muestra:

Palermo H, 2019. Dirigió el área Pintura y artesanía teatral del complejo teatral de

Buenos Aires (CTBA) hasta el 2019.

Pino, dibujo de Eugenia Bekeris.
Pintura de Patricia Fente.

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