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Cultura, política y mafia

La suma de las partes y las partes del todo

Con la participación de intelectuales, artistas, científicas/os, periodistas, educadoras/es, trabajadoras/es de la cultura, representantes sindicales, dirigentes sociales y diversas agrupaciones, difundimos, el domingo 8 de enero pasado, una gran solicitada que se tituló: Democracia o Mafia. Cabe destacar, la capacidad de la convocatoria, el gran trabajo colectivo y la rapidez con que se logró convocar, en un par de días, a miles de firmas muy representativas de la vida social, cultural y política del país.

La solicitada respaldaba el juicio político a la Corte, con todo lo que ello implica, y se denunciaba los pliegues y repliegues del poder real, en nuestro país, en lo económico y, fundamentalmente, la concentración mediática socia de ese poder. Un Poder Judicial que favorece la entrega de la coparticipación a la ciudad puerto de Buenos Aires perjudicando a las provincias argentinas. Se denunciaba la proscripción y condena a la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, como prolongación del intento de magnicidio del que fue víctima y la complicidad del Poder Judicial con el “macrismo”. Esta solicitada expresaba, con contundencia, el momento dramático que vive nuestra democracia, como hacía tiempo no ocurría en nuestro país.

Pero, el multiplicador de sentido que dejaba esta solicitada ponía en evidencia la necesidad de comenzar a articular a todas las partes que conforman la vida cultural y política. Ponía en evidencia la asociación natural de los grandes temas estratégicos con la vida cotidiana, con el espíritu público, con las necesidades diarias que tiene el ciudadano y, también, expresar la importancia de reconocer cómo actúa la justicia ante muchos temas de interés popular y de darles difusión para que se conozca dónde se expresan los pliegues y repliegues, justamente, de ese poder en el ciudadano de a pie. Difundir temas que son las partes del todo, pero, que no siempre están asociados a los grandes entretejidos culturales que subyacen, constantes, en la vida social y que no tienen la visibilidad correspondiente.

Ofrezco algunos de los ítems, entre tantos otros, que merecerían una mayor visibilidad, reconocimiento público y político.

 

 

El Poder Judicial

 

El Poder Judicial, en general, no goza de un prestigio demasiado feliz en la ciudadanía. Pero, a su vez, la propia ciudadanía desconoce que muchas medidas económicas que se realizan en beneficio del consumidor son, justamente, rechazadas por el propio Poder Judicial. Como ocurrió cuando se frenó el decreto que, en 2020, fijó que las telecomunicaciones son un “servicio esencial” y deben tener precios regulados. O los aumentos de las prepagas, también, son avalados por la justicia, con niveles superiores a la inflación. Los valores de los peajes son inexplicables. Aquí, también, las concesionarias fueron a la justicia para evitar la re-estatización de las autopistas. Los sobreprecios que impusieron las molineras, que fueron multados por el Gobierno Nacional, también, fueron a la justicia para que se les garantice esos aumentos. La justicia decide sobre la política económica (nadie los vota para eso) o sobre los derechos de las/os trabajadoras/es o condicionan la libre circulación de la información, que tiene, hoy, un alto poder de concentración en muy pocos medios. El Poder Judicial interviene, permanentemente, en la vida cotidiana de las/os ciudadanas/os y la/el propio ciudadana/o, muchas veces, ni se entera de que esto es así.

 

 

La ciudad unitaria

 

La ciudad de Buenos Aires tiene una excelente Ley Orgánica de Comunas (número 1777), sancionada por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que establece la división de la Ciudad en quince (15) Comunas. Cada una funcionará como una entidad territorial administrativa y política. Pero, la/el ciudadana/o común desconoce, totalmente, los avances que permite esta ley para los gobiernos comunales y la posibilidad de participar, colectivamente, en la construcción política de la CABA. Cada Comuna es, de hecho, una unidad político cultural y permite una representación territorial. Pero, no se estimula la participación de la ciudadanía en la gestión comunal. Más aun, los últimos años de gobiernos neoliberales han desplazado la figura del/la ciudadano/a hacia una figura mucho más lavada, que es la figura del vecino. El libro Genealogía Política del Vecino, La Patria Chica, de Manuel Tufró (Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación), pone en evidencia, barrio por barrio, cómo se fue incentivando la figura del vecino como forma de construcción de un sujeto político.

La ciudad de Buenos Aires es, de hecho, una ciudad muy centralizada. Inclusive, el propio Poder Legislativo tiene un vínculo muy dependiente del Poder Ejecutivo y la actividad de las/os Comuneras/os y los Consejos de Vecinos no tienen la visibilidad que se merecen. Por eso, el desarrollo de los gobiernos en las 15 comunas son tan importantes como forma de democratizar y descentralizar el poder político. La particular territorialidad de cada barrio en la ciudad es fundamental para rescatar tradiciones, identidades, historias culturales. Necesitamos incentivar nuevas culturas políticas que comprendan la necesidad de practicar una suerte de federalismo en la Ciudad de Buenos Aires. No se construye política en los barrios y las campañas políticas se hacen dese las aisladas mediciones de la intención de voto, sin el recorrido de las/os candidatas/os comuna por comuna. Inclusive, la comunicación política tiene un alto nivel de uniformidad: la gráfica callejera que se aplica es la misma en el barrio de Recoleta que en el barrio de La Boca. Además, el llamado vecino ha sido ganado por la lógica neoliberal de lo que implica la “ciudad vigilada”, un buen vecino es aquel que controla al otro vecino. Y el propio vecino, también, ha incorporado la reivindicación neoliberal de esperar el derrame económico que nunca llega. Es notable, además, la comunicación en campaña de los grandes afiches que pueblan Buenos Aires, con la presencia gráfica de los dirigentes del PRO rodeados de vecinas/os que miran hacia un infinito incalculable, en afiches que no dicen nada, pero, actúan bajo la lógica semiótica del significante vacío, donde cada ciudadano coloca en esa ilustración, casi abstracta, sus deseos personales y los proyecta, como si fueran deseos colectivos.

Es necesario darle visibilidad a la Ley de Comunas y a la participación de los ciudadanos en cada barrio como forma de incentivar nuevas políticas de representación ciudadana, representaciones inclusivas, afectivas, garantizar un nuevo empoderamiento social. Hay que considerar la importancia micro-política en la construcción de un nuevo bloque social histórico en la Ciudad de Buenos Aires.

 

 

El viaje a Lago Escondido

 

Es indudable el gran impacto que causó la noticia del viaje a Lago Escondido de los jueces, junto con directivos de medios concentrados y el ministro porteño Marcelo D’Alesandro, y el rechazo que existió por parte de la ciudadanía. Pero, no siempre esta noticia se la asocia integralmente, por ejemplo, al encuentro que tuvieron el inglés Joe Lewis con Mauricio Macri en el 2017 y a la necesidad de considerar a Lago Escondido como un enclave británico en territorio nacional y poner en discusión, seriamente, el tema de la tenencia de la tierra en nuestro país.  Hay que preguntarse, luego del ataque a la séptima marcha por la Soberanía a Lago Escondido, si este sistema de usar grupos de choque contra los manifestantes se seguirá repitiendo ¿Si gana la derecha volveremos a la persecución, al revanchismo, a la represión, al exilio?

 

 

Lo micro y lo macro

 

La macroeconomía como ordenadora general de temas tan importantes como la deuda externa, las transformaciones en la producción, la inflación, las tasas de interés y los tipos de cambio, la balanza de pagos o el problema fiscal. Pero, es indudable que los fenómenos microeconómicos tienen que tener, también, un lugar importante en la gestión de gobierno. Cuando uno piensa en la inflación, se nos puede ocurrir, por ejemplo, en descentralizar el Mercado Central y que cada comuna de la ciudad de Buenos Aires tenga su propio mercado de abastecimiento, dándoles lugar a los pequeños y medianos productores. Estimular las cooperativas de alimentos en los barrios para abaratar los precios y garantizar la calidad de los productos. Existen muchas medidas micro-económicas que marcan los pasos del hacer cotidiano del/la ciudadano/a, de las preocupaciones de todos los días, que no son consideradas. La macro-economía es fundamental para el ordenamiento general. Pero, existen sólo discursos magistrales desde lo económico que no son comprendidos por el/la trabajador/a. Hace falta colocar la economía en la vida cotidiana y darle participación a la gente. Y, también, definir temas estratégicos con mayor claridad. Como el tema del litio o la Hidrovía. Objetivos que permitan que la lógica macroeconómica tenga perspectivas dentro de la soberanía nacional. Y, por cierto, políticas distributivas más efectivas. Que exista crecimiento económico no implica, necesariamente, que el/la trabajador/a reciba esos beneficios.

 

 

La libertad

 

Hay que lograr la libertad de Milagro Sala.

 

 

La vanguardia perdida

 

El poeta e investigador Osvaldo Aguirre ofreció, para Ediciones de La Flor, un hermoso libro que se titula, justamente, La Vanguardia Perdida. Este volumen da cuenta del espíritu transformador y revolucionario que caracterizó a los años 60’. A su vez, Juan Sasturain, en su prólogo, destaca, para presentar esta suerte de antología gráfica y literaria, un pensamiento del filósofo Dalmore Schwartz, que dice: “En los sueños comienzan las responsabilidades”. Por cierto, yo no creo que las vanguardias se hayan diluido en el tiempo. Hoy, indudablemente, forman parte de lo mejor de las tradiciones. Y, por otra parte, lo que no se han perdido son aquellas conquistas que nos dejaron las vanguardias, tanto artísticas como políticas. Pero, también, es cierto que para un sector importante de las/os jóvenes el nuevo goce político, la excitación que provoca cierta radicalización política, ya no se asocia a la izquierda, sino, a ciertas tendencias neofascistas que se reclaman, hoy, ultra libertarias.

De alguna forma también, en los sectores políticos establecidos se apuesta, una vez más, a la lógica política del posibilismo, ¿para qué pensar en asaltos imposibles, si estos asaltos son tan imposibles que no conviene ni comenzar a imaginárselos? Y, paradojalmente, el asalto neo-fascista sí es un asalto posible dentro del neoliberalismo. O sea, que no se trata ya de transformar nada, sino, de remachar el sistema de las clases privilegiadas, como si ese asalto fuera un acto de radicalización revolucionaria. Se trata de terminar de destruir al Estado, dolarizar la economía, liquidar la universidad pública y eliminar las conquistas laborales. Estos temas serían, brevemente, el programa político que erotiza a un sector de la juventud. En el abordaje de estos temas no hay debates profundos y todo se manifiesta dentro de una irracionalidad desmesurada, que, paradojalmente, atenta, justamente, contra los propios intereses de esa juventud convocada para el asalto final del neoliberalismo en nuestro país.

Hay que volver a considerar lo mejor de nuestras tradiciones en las nuevas fuerzas que puedan crear las/os jóvenes argentinas/os. Una democracia popular, representativa, transformadora y revolucionaria. El poder real dice que no hay tal lugar, pero, vamos igual a ese sitio. Ese es el sentido de la utopía y, una vez que comenzamos a soñar, comienzan las responsabilidades ineludibles para conquistar nuestros sueños.

 

 

Las redes son una herramienta

 

Yo, siempre, creí que el problema de las redes no es tanto las redes en sí, sino, los propietarios de las redes. El campo virtual nos ha sacado de la vida real, hay que establecer nuevas políticas del tiempo que nos permita que, dentro del proceso de reapropiación de las redes, podamos redefinir el tiempo virtual asociado más a la vida real. Por eso, el orden terreno que ha sido desplazado por el orden virtual, puede ser reconsiderado si pensamos en la reapropiación debida de estas herramientas. Existe un nuevo mercado de la mercancía y una nueva mercancía experiencial que circula dentro de lo virtual. Una mercancía intangible que se asocia, de alguna forma, también, a la lógica de la sociedad vigilada. No existe una vigilancia de la sociedad que sea neutra. Por otra parte, hay que pensar en las nuevas realidades que impone el campo de lo virtual.

Por eso, yo creo que el problema, en primer lugar, no son las redes virtuales en sí, sino, el sistema de propiedad de los dueños de las redes y plataformas virtuales. Debemos pensar, no sólo, en el fenómeno cultural que produce el traslado del mundo terrenal al mundo virtual, sino, en la necesidad de re-apropiarnos de la tecnología digital, que, también, de alguna forma, es re-apropiarnos del mundo territorial. O sea, hay que pensar en la soberanía digital y el comercio electrónico como algo básico de la política. Este es un tema que la política no tiene en la agenda. El capitalismo de la información es una profundización radical del capitalismo, donde avanza sobre toda nuestra vida. La cultura es, de alguna forma, pura mercancía en este presente de la post-verdad.

Por eso, uno puede pensar en la necesidad de crear un motor de búsqueda latinoamericano que jerarquice el uso de la palabra y la identidad de nuestros lenguajes. Este sería un acto de soberanía digital e independencia del comercio electrónico y nos permitiría replantear el tema de la aplicación de lo virtual y el uso de la tecnología. Por eso, el ritual del convivio, el presente humano, el contacto directo con la/el otra/o, sigue siendo revolucionario. Ese contrato que ofrece el espacio y el espíritu público consolida la vida afectiva, que se reproduce, también, en la sociedad civil, en las relaciones humanas. Por eso, hay que reivindicar la pasión y el hecho de que se puede ofrecer, únicamente, en el encuentro entre los cuerpos. Aquí, el arte es fundamental, el arte ritual, el arte del convivio.

 

 

La necesidad de la poesía

 

La poesía en el mundo confronta contra el olvido de las cosas, permite una profunda memoria afectiva como corresponde. Pero, lo notable, es la mirada que ofrecen algunos artículos: La masa irreflexiva, de Christophe Clavé (investigador y licenciado en Ciencias por la Universidad de París), que ha circulado mucho en las redes, aborda el tema sobre las limitaciones en los niveles de la inteligencia social en los últimos años. Dicho artículo, termina con una frase muy sugestiva: “No hay libertad sin necesidad. No hay belleza sin el pensamiento de la belleza”. La caída de la inteligencia media en la sociedad está asociada al empobrecimiento del lenguaje, a la reducción del vocabulario y a la precariedad lingüística, que impiden alcanzar el pensamiento complejo, las limitaciones para poder expresar emociones y la capacidad de ejercer un pensamiento crítico integral.

Lo notable es que esta reducción de la inteligencia social abarca, en general, a toda la sociedad. Las nuevas generaciones no participan de las lecturas, los debates públicos, las militancias políticas que, en otros años, obligaban a conocer los libros de las/os pensadoras/es contemporáneos, las/os poetas, las/os artistas visuales o las obras dramáticas, como una formación central integral en lo intelectual y cultural. Y, por otro lado, un dato muy interesante, un artículo: Hacia una teoría cognitiva de la imaginación creadora desde fundamentos teóricos, estéticos y neurocientíficos, de la Universidad de Sevilla (US-1381037, US/Junta/FEDER-UE), que, justamente, explica elogiosamente los estímulos para la inteligencia que ofrece la poesía profunda, la poesía de excelencia, frente a la literatura vulgar o mediocre.

No propongo ningún fundamentalismo cientificista, ni académico sobre la importancia de la poesía, pero, parece que la profundidad de la metáfora y la plenitud de la imagen poética abren la sensibilidad y la inteligencia para el hombre en el mundo. Estos dos artículos que presento son muy buenos para ser leídos por todas/os.

 

 

El buen vivir

 

Otro gran tema que tiene que ver con “el buen vivir” está asociado a la necesidad de establecer nuevos contratos con la naturaleza. Este tema no aparece, tampoco, con visibilidad en la agenda política. El/la cuidado/a del mundo en que vivimos tiene que pasar a ser un tema central para aplicar, también, en la vida cotidiana. Desde los problemas que ocasionan las grandes concentraciones en los mundos urbanos, hasta el cuidado de los ríos, los bosques y los mares.

 

 

La unidad nacional

 

La gran movilización popular, en todo el país, festejando el campeonato mundial tiene muchas lecturas posibles. Uno no deja de pensar en el espíritu público y la necesidad de la gente de encontrar un objetivo común que unifique a las/os argentinas/os. La enorme movilización popular se generó sin inconvenientes serios en la vía pública. Uno siente que subyace, en nuestra sociedad, un sentimiento patriótico muy fuerte, que, indudablemente, puede ser utilizado de muchas maneras. Pero, todavía, no se hace visible cuáles serían los liderazgos y las grandes medidas políticas que podrían reencauzar mayoritariamente esos deseos de unidad nacional. Frente a la enorme movilización popular, todavía, no se hace visible cómo esa energía social pueda ser radicada en una gran transformación cultural. Pero, es indudable que es en la calle, en las grandes movilizaciones donde será posible enfrentar los pliegues y repliegues del poder real, la mafia constitutiva de ciertas corporaciones y consolidar una democracia de nuevo tipo para todas/os los argentinas/os.


Juano Villafañe es poeta y director artístico del Centro Cultural de la Cooperación. Vive en Balvanera, Comuna 3, CABA.

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