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Una tragedia sin salida que se puede extrapolar a cualquier contexto y cultura
Todo lo que escribe, actúa y produce Merceditas Elordi es de una calidad y sensibilidad para destacar. Obras como Burguesa, El Legado, Magallanes.0, Código Tartufo, La Fundación y Enfocadas han deleitado y enriquecido las audiencias.
Un cuento de Abelardo Castillo, El Patrón, fue el disparador para que Merceditas escriba y dirija El chajá canta las horas. Una tragedia rural que sucede a principios del siglo XIX en la Frontera del nuevo Sur (Partidos de Arenales y Ayacucho de la provincia de Buenos Aires). El foco no sólo está puesto en el contexto social, económico, político de la época, sino, también, en iluminar los roles de los personajes con especial atención en el de las mujeres ¿Qué hacían? ¿Cómo eran tratadas? ¿Para qué estaban? ¿Padecían la violencia de los hombres?
Muchas horas de investigación y de lecturas previas a la redacción de la versión final le permitieron a la directora y, con rigor quirúrgico, mostrar la realidad y, tal vez, la fatalidad de sus cinco personajes: una madre muy pobre, puestera, preocupada por su supervivencia y por el futuro de su hija adolescente, dócil y virgen, a quien aconseja “optando por el mal menor”. Un hijo (de otro padre) que le cuesta enderezar. Un peón guacho cuyo único capital es el trabajo. Y un Patrón que aspira a tener herederos para sumarlos a sus bienes y posesiones.
Los cientistas sociales y, sobre todo, los sociológicos sostenemos que donde hay poder hay resistencia ¿Dónde estaría la resistencia por parte de estas dos mujeres que no pueden escapar al deseo y sometimiento del Patrón?
Tal vez, un indicio esté en la orden que la madre le da a su hija: “¡Aprenda a firmar, mi hija!”. Saber firmar, saber contar el ganado eran recursos importantes para una mujer que, en caso de enviudar, conservaría la peonada, la hacienda y las tierras. Es un principio de visivilización, de distinción de sexo y de independencia.
Casi un siglo después al contexto del Chaja canta las horas, Virginia Woolf escribió un ensayo: El cuarto propio (1929). Allí, hace un análisis sociopolítico de la época desde una perspectiva de género y hace una recomendación a las mujeres que quieran dedicarse a la literatura y al arte en general: “Las mujeres necesitan dinero y una habitación propia en la que no tengan distracciones”. Sería como el ABC para empezar a pensaremos.
En la obra, las situaciones se complejizan, los obstáculos se multiplican, los intereses personales se tensan, el desenlace llega poniendo al descubierto todas y cada una de las problemáticas planteadas. No hay personajes principales sobre otros considerados tradicionalmente como secundarios. Cada uno es necesario y completa la visión general del otro y de la obra. Un drama, una tragedia sin salida que se puede fácilmente extrapolar a cualquier contexto, cultura y momento.
En casi noventa minutos, el canto del Chaja -ese pájaro tan nuestro de las pampas- anuncia, anticipa y está, como nosotras/os, en estado de alerta por lo que vendrá.
La payada final es un plus que, desde el goce del canto, nos interpela e invita a la defensa del Teatro Argentino.
El vestuario es excelente, minucioso.
Artistas, técnicos y personal del teatro se muestran como un grupo sin fisuras que sabe y disfruta del hacer teatral.
En momentos tan turbulentos, se agradece y celebra que una bióloga marplatense haya devenido en profesional de las artes escénicas ¡Gracias!
Ficha artístico-técnica:
Elenco: Juli De Moura (Amalia, hija de Ema), Mauricio Méndez (Mateo, enamorado de Amalia), Pablo Paillaman (hijo de Ema), Edgardo Rosini (Beltrán, dueño de estancia) y Mariel Rueda (Ema, puestera)
Guitarra: Pablo Paillaman
Percusión: Bruno Lo Bianco
Escenografía e iluminación: Edgardo Aguilar
Diseño y realización de vestuario: Mariana Carranza
Diseño gráfico: Artio Estudio Silvia Cantero
Fotografía y video: Cristian Holzmann
Prensa: Valeria Franchi
Redes Sociales: Georgy Burgos Funes
Producción ejecutiva: Emilio Zineron
Asistencia de Dirección: Facundo Darío Altonaga
Dramaturgia y dirección: Merceditas Elordi.
Cuando el chajá canta las horas puede verse los sábados a las 20hs. en el Teatro del Pueblo, ubicado en Lavalle 3636, CABA.
Silvia Dasso es docente, Lic. en Sociología (UBA), Master en Gestión de Instituciones Educativas, Universidad de San Andrés (Udesa). Fundadora y directora del Colegio Bilingüe Jardín-Primaria-Secundaria en CABA. Consultora y selectora de personal en el ámbito educativo. Escritora y artista plástica. Vive en Palermo, Comuna 14, CABA.
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