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Todo Sui Generis

Con Fervor estuvo presente el pasado 6 de agosto en Casablanca, San Telmo, en la presentación del libro Todo Sui Generis, de Freddy Berro y Lucas Fernández. Noche de emociones, recuerdos, rescate de vivencias, torta de cumpleaños por los 50 años del Adiós Sui Generis y la sensación eterna de pertenencia al Rock Argentino y sus mitos. Larga vida a la Leyenda Sui Generis.
Realmente, debo reconocer que el título de este libro recién editado es justo. La persona que lo lea con esa curiosidad particular que distingue a los fans obtendrá alimento balanceado para multiplicar ese fanatismo. Nito Mestre fue el gran homenajeado de la noche, no pudo estar presente Charly García, pero la otra mitad del dúo puso toda aquella magia como para compensar. Se hicieron presentes músicos, periodistas, fans -de los antiguos y de los recientes-, personajes de mitos rockeros y excompañeros de colegio de Nito y Charly. Lo que sobrevoló toda la noche fue la magia, en varias de sus manifestaciones. Es que el Rock Argentino ya es un fenómeno social e histórico de larga data.
Lo bueno es que en cada uno de estos eventos se cae en la cuenta de que el Rock local tiene su espacio en la Historia Argentina Contemporánea. Cuenta con sus fechas propias, personajes, leyendas, patriotas, enemigos, ninguneadores envidiosos, y todo lo que hace a los mitos populares. Quizá quienes estuvimos allí esa noche no solo fuimos a la presentación de uno de los tantos libros de la amplia biblioteca rockera argenta, sino a una celebración personal. Nosotros somos parte de esa leyenda, cada uno y cada una supo aportar su granito de arena para que esta historia crezca, se desarrolle, se transmita y derrote al tiempo, algo que sólo parecía posible a manos del tango y el folclore.

La verdad que ver a Nito Mestre, uno de los legendarios patriotas de esta Historia, teñido de honor y emoción, pegaba en el alma. Daba la sensación de ser el chofer que conducía La nave de los locos, pero de los locos lindos que nuestro rock supo inventar. Contó anécdotas de tiempos lejanos. Supo recorrer valentías inconscientes, sueños, ganas de luchar, y para ello trajo relatos escolares, de barrio, de amigos, noches eternas, recitales desconocidos, de todos esos antecedentes insólitos que moldean a los grandes.
Uno que vio a Sui Generis en vivo, que fue ansioso a la disquería del barrio a comprar los discos, que se rompió la oreja frente al Wincofòn para sacar los acordes de esas canciones. Que las cantó en fogones de amigos, los del colegio, en las escapadas a Luján en el Día del Estudiante, estaba sentado ahí a merced de la catarata de recuerdos, de esas hermosas vivencias que nos hicieron mejores personas. Que a tantos y tantas nos ayudaron a creer en que podíamos soñar ser músicos.
En la mesa estaba el Profe Felipe Pigna, un historiador hecho a medida del pueblo, que habla para que entendamos y comprendamos nuestra propia Historia. Extraordinario divulgador de una materia que a unos pocos nos gustaba mucho en la escuela. Por suerte, Maestros como Félix Luna, Hugo Chumbita, Norberto Galasso y Felipe Pigna, entre otros, se encargan de que mucha gente tenga revancha, en cancha neutral, y sean arponeados en el corazón por la Historia de una tierra maravillosa, la tierra que seguimos construyendo.
Pigna relató su propia aventura, le dio forma al recuerdo de aquella noche de 1975 en el Luna Park, cuando los Sui decían hasta luego. Estableció un parangón, con sabiduría de docente del palo, entre los tiempos duros de persecuciones y censura que sufrieron los artistas de esa época y lo que se vive hoy, de la mano de un gobierno que defiende a los torturadores, balea a periodistas, jubilados, putea a los artistas y a los científicos. Protagonista no deseado de un regreso a los tiempos más oscuros con la complicidad de millones de vigilantes, esos que las letras de Sui nos enseñaron a marcar como enemigos.
El libro es un desfile incesante de datos desconocidos, desde cuándo los músicos de Sui integraban otros grupos y escribían otras canciones. Hay fotos rescatadas en El túnel del tiempo que asombran, letras que permanecieron ocultas, canciones inéditas que se pueden escuchar vía QR, es sorprendente cuánto han investigado. Acá tengo que detenerme para hacer justicia y reconocer el trabajo de un enfermo: mi amigo Freddy Berro, a quien en La Barra Beatles bautizamos “La viuda”, que ingresó en estado de viudez un 5 de septiembre de 1975 sentado en el Luna Park. El tipo es un gran difusor del rock argentino desde sus blogs y que hasta supo de persecución, no de los milicos, sino de los mercenarios de los sellos discográficos, esos atorrantes que viven de los músicos y les niegan los derechos sobre sus propios discos, material que jamás van a reeditar.
Lucas Fernández es un periodista que estableció su lugar de lucha por nuestro rock en Córdoba, hizo reportajes a todo aquel que hace rock en Argentina, junto a su compañero de años Germán Hidalgo, a través del programa “Mamá rock”. Es decir, este libro está firmado por gente que sabe de lo que habla, pero, fundamentalmente, habla de lo que ama. Hay muchos libros sobre bandas firmados por periodistas que realizan un trabajo serio cada día, que investigan, buscan en cada rincón, pero muchas veces caen en las indiferentes garras de “lo objetivo”.
Busquen este libro, más allá de si los conmueve Sui Generis, porque en estas hojas la convocatoria viene desde otros lugares, y siempre es bueno conectarse con otros corazones, sobre todo en tiempos de tantos cerebros vacíos.
Acá hablan dos fanáticos que jamás esconden su pasión, dejan libre a la pluma para que camine por amor, para recorrer la piel en un tour que nos lleve de paseo por nuestros mejores espacios creativos. Recordemos días de escuela, con las mejores canciones que representaron a los adolescentes. Vayan tranquilos y tranquilas, porque quedarán en manos de dos tipos audaces, no como los de aquella serie inglesa, sino de dos locos que en cada página no dejan de hablar de un romance eterno que aún disfrutan.
A nuestras hijas e hijos les legamos muchas cosas, amores por ciudades y barrios, equipos de fútbol, religiones, partidos políticos, tradiciones prestadas, pero en la Argentina tenemos otra obligación: la de hacerles escuchar nuestro rock, ese que salvó nuestras vidas, que nos rescató de la superficialidad, de la estupidez, que nos hizo mejores personas, que nos arrimó amigos, novios, novias, y, sobre todo, esas ganas de sacar a patadas en el culo a la muerte y sus agentes.
Jorge Garacotche es músico, integrante del grupo Canturbe y presidente de AMIBA (Asociación Músicas/os Independientes Buenos Aires). Vive en Villa Crespo, Comuna 15, CABA.
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