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Continúa Sombras, por supuesto -obra de Romina Paula- en el Arthaus Central

Luego de las obras Algo de ruido hace, El tiempo todo entero y Fauna (estas dos últimas ya con la presencia de la actriz Susana Pampín), la compañía El silencio regresó a las tablas con Sombras, por supuesto. El retorno acontece en el Arthaus Central, un espacio que se encuentra en plena zona bancaria y cuyo extrañamiento le sienta a la perfección a la poética de Romina Paula, dramaturga y directora de la pieza.

Desde la puesta anterior, transcurrieron diez años y estas/os intérpretes se diversificaron hacia otros circuitos (Pilar Gamboa se destaca, por ejemplo, en la compañía Piel de lava y se destacó con soltura en la comedia cinematográfica junto a Adrián Suar). Por otra parte, la reunión de estas/os cuatro actrices/actores nos sirve para rememorar la idea de que el cuerpo tiene aura y memoria, mucho más en un espacio teatral en donde la fisicalidad no está mediada por dispositivos. Las reminiscencias del universo de Rainer Werner Fassbiender -uno de los motores estilísticos, temáticos y tonales de la compañía- vuelve a habitar estas corporalidades y a “hacer sistema” en el juego que propone Sombras, por supuesto.

La obra se articula sobre la ausencia, como sugiere el título, apuntada por la irrupción en la casa de los personajes de Lamothe y Gamboa, dos policías compuestos por Bigliardi y Pampín. La idea de “irrupción” está fuertemente asociada al género fantástico y, si bien, aquí no se tuercen las coordenadas del realismo, hay algo en el orden de lo inefable y lo irracional que tiñen a la obra de una sensación muy singular. El hecho de que las/os espectadoras/es estén ubicadas/os en todos los ángulos de la escena potencia la idea de que estos seres -las/os cuatro, finalmente frágiles y afectados por el pasado- están siendo inspeccionadas/os, analizadas/os en una conmoción que comienza con la ausencia de un hijo, pero, que muta hacia otras zonas de la vida y de la memoria, poseedora de lo ausente, de lo que fue y ya no podrá ser.

Si se establece un tácito pacto espectatorial y sensorial entre el público y los personajes (los que son indagados y los que indagan), el “grado cero” de ese pacto podría estar en los objetos, portadores de historias y sujetos a la investigación. Hay en ellos una conciencia-de-haber-estado-allí que llena de melancolía cada relato (en el teatro de Paula los relatos enmarcados son tan relevantes como las acciones mismas) y que, sin traicionar el tono por momentos parco de la puesta (no olvidar la filiación con Fassbiender), humaniza a los personajes, los expone frágiles y conscientes de la necesidad de hablar sobre lo que les pasa.

Toda esta ingeniería emocional, tan bien calibrada y transpuesta a la escena, demuestra que la compañía está en plena forma y que vale la pena esperar un futuro encuentro. Esperemos que, esta vez, sea antes de alcanzar la década.

 

 

Ficha artístico-técnica:

Texto: Romina Paula

Actúan: Esteban Bigliardi, Pilar Gamboa, Esteban Lamothe y Susana Pampín

Espacio escénico: Sebastián Arpesella y Romina Paula

Ingeniería de sonido: Guido Gravano

Luces: Sebastián Arpesella y Romina Paula

Música original: Germán Cohen

Fotografía: Sebastián Arpesella

Asistencia general: Lucía Villanueva

Dirección: Romina Paula

 

Sombras, por supuesto puede verse el martes 16 de abril a las 21hs., los miércoles 17 y 24 de abril a las 20hs. y el jueves 2 de mayo a las 20hs. en Arthaus Central, ubicado en Bartolomé Mitre 434, CABA.


Ezequiel Obregón es docente en el área de Lengua y literatura y periodista cultural. Es estudiante de la Carrera de Artes Audiovisuales, con orientación en Realización (UNLP). Integra el Área en Investigación de Ciencias del Artes del Centro Cultural de la Cooperación. Vive en San José, Temperley, provincia de Buenos Aires.

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