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Washington Felice Astorga: “escribir te mete en un lugar de investigación, de imágenes que te avasallan y que piden nutrirte de realidades que uno desconoce”

Con Fervor entrevistó a Washington Felice Astorga, autor y director de la obra teatral Yo me tengo que bañar y a nadie le importa, que se está poniendo en escena los domingos a las 20hs. en el Teatro Código Montesco.

Con Fervor: ¿Qué te acercó al teatro en un comienzo y qué te atrapa hoy de él?

WFA: Desde muy chico, me llamó la atención la posibilidad de pensar que uno podría tener muchas vidas. Me parece que tanto el cine como el teatro, desde la actuación, te ofrecen esa posibilidad. A los 18 años, me metí en la Universidad de Cine y, a los 19, entré al Teatro Calibán de Norman Briski. También, me estimulaba la idea de escribir y de dirigir. Escribir te mete en un lugar de investigación, de imágenes que te avasallan y que piden nutrirte de realidades que uno desconoce.

Hoy, lo que me atrapa del teatro es el teatro en sí mismo, en su esencia, en su naturaleza pura, donde hay un material que es el que determina el punto de partida para construir un universo visual, sonoro, arquitectónico y literario. Esto lo aprendí con Rubén Szuchmacher, que es mi maestro de dirección. Serían esas cuatro artes las que constituyen a una puesta en escena, como la construcción de un sistema en el que convive todo eso y que implica a un grupo de personas que construyen o, mejor dicho, que hacen a la puesta en escena, a la totalidad de un espectáculo. Y esas dos cuestiones me tocan: lo artístico y las personas implicadas.

CF: Contanos cómo surgen tus textos teatrales y, sobre todo, en Yo me tengo que bañar y a nadie le importa, donde la creación fue, también, colectiva?

WFA: En mi caso, tiene que ver con imágenes. La grandeza de lo que me enseñó Ricardo Monti fue que, justamente, me corrió de todas las técnicas que yo había estudiado, que, de alguna manera, son como tips para construir un relato que “funcione”, que responda a la poética aristotélica, que, resumidamente, sería un cuento con principio, nudo y fin. Yo soy muy de escribir cositas sueltas en cualquier momento y voy siguiendo esas imágenes que son como construcciones sensoriales, como una suerte de esquizofrenia, son como voces que uno escucha o imágenes que vos las ves y las indagás sensitivamente y vas viendo a dónde te llevan. Me propongo evitar que la cabeza intervenga, es decir, que las imágenes y los personajes hablen por sí solos y no sea yo el que les diga qué decir, porque ahí es donde se nota lo que se llama “la voz del autor”, la excusa para decir lo que pienso sobre determinadas cosas.

En la instancia de la corrección empieza a aparecer la idea, la reflexión conceptual de: che esto es sobre esto. En el caso de esta obra, agarré cachos de imágenes, escribí escenas sueltas y la terminé de construir con los actores y las actrices. Una experiencia impagable, porque, muchos de esos artistas me regalaron historias propias, entonces, la obra se terminó de construir con la dramaturgia de la actuación, las anécdotas y las investigaciones que hicimos y personas que entrevistamos, que me regalaron cachos de sus vidas.

CF: ¿Desde hace cuánto tiempo trabajás junto a Norman Briski y qué podrías destacar de sus aportes a tu arte?

WFA: Norman es una bestia teatral, una bestia audiovisual, una bestia. Sobre todo, por sus convicciones, por cómo se ha entregado a lo que piensa, a lo que siente y cómo se ha hecho fuerte en el oficio, cómo ha encontrado la manera de hacer lo que le gusta. Cómo ha encontrado la libertad o la emancipación de entregarse de lleno a una vocación. Y eso, para mí, es inspirador cada día que comparto con él. Y yo me pregunto: ¿por qué él es el primero que quiere separar? ¿Qué hago tantos años ahí? Es que todo el tiempo siento que aprendo, más allá del vínculo de amistad y de colega, y eso es impagable. La honestidad y, sobre todo, la idea de causa que imprime en sus proyectos, de sentir que estamos militando con lo que hacemos. Y no es sólo una bajada de línea es, también, un desafío estético, es él el primero que dice: “el material y sus actores y actrices van a determinar la estética de la obra”.

Eso es lo que yo llamo honestidad, no es un artista que quiere imponer una manera de hacer teatro, sino, todo lo contrario, se entrega a universos que desconoce, a personas que desconoce y se las rebusca para sacar lo mejor de cada uno y eso es la igualdad, la abnegación, el amor a la vida. La frustración es inherente al oficio y él me enseña que es la legitimidad de la dignidad de elegir qué hago, qué no, qué digo y qué sí.

CF: ¿Tienen algo de autobiográfico tus textos, en qué te inspirás?

WFA: Probablemente, inconscientemente estoy diciendo quién soy, pero, ni lo pienso. Sí, hay imágenes muy cercanas, situaciones familiares, de amigos, de amores o de lo que queramos, que son disparadores, pero, trato de dejarme llevar por la imagen sensorial, indagar la imagen a partir de los sentidos y ver qué pasa. Esta obra tiene textos que quedaron inconclusos, escenas que quedaron sueltas y que se pudieron incorporar, que se hicieron orgánicas a la obra en cuestión. Son maneras. La idea del acopio, escribir cosas sueltas para que no sea la ansiedad de tengo que terminar. Porque, la ansiedad, me parece, que, en muchos aspectos, es amiga de lo artístico, pero, en el caso de la escritura y de la actuación no te permite crear.

CF: Contanos la proyección que tiene la obra Yo me tengo que bañar y a nadie le importa.

WFA: Sería muy lindo poder hacer una versión audiovisual. Las herramientas audiovisuales son muy distintas a la textualidad del teatro, así que, hemos hecho un trabajo de adaptación y sigo en esa búsqueda. Ya tengo un guion de 90 páginas, donde contaríamos con la dirección de Gabriel de Ciancio, que es un director de primer nivel, con mucha experiencia en televisión y cine. Sería un sueño que lo podamos llevar adelante.

CF: ¿Cómo organizás el trabajo con tantos artistas en escena, músicos y coreografías en un contexto independiente?

WFA: Somos todos iguales, cada uno tiene un punto en la cooperativa. Me gusta mucho compartimentar el poder. Todavía, sigue siendo vertical, porque hay muchas decisiones que las tomo yo, pero, hay espacios de asamblea donde se puede discutir y confrontar artísticamente. Eso, a mí, me gusta, ya que, es una confrontación reproductiva que parte de la confrontación artística, que es la más potente. Me parece muy importante que la coreógrafa de la obra y las/os compositoras/os musicales tomen las decisiones, donde, por supuesto, haya un intercambio.

CF: Quisiéramos saber en qué proyectos estás participando, además de esta obra, y cuáles son tus próximos proyectos.

WFA: Estoy haciendo una obra que se llama No me vuelvas a hablar de amor los sábados a las 22.30hs. en NoAvestruz. Una versión sobre Juana de Arco. Dirigiendo Cerca, de Tato Pavlosky. Es lo que es, una obra mía, que voy a reponer. Estoy trabajando en una obra de Chejov sobre el daño que causó el tabaco. Y, después, siempre, está la intención de hacer algo con Norman. Estoy en un grupo de teatro popular que se llama Che Adelita. Sigo formándome y escribiendo cosas sueltas.

 

Ficha artístico-técnica:

Dramaturgia y dirección: Juan Washington Felice Astorga

Actúan: Gastón Quiroga, Nahir De Ciancio, Daniela Colucci, Sergio Villarruel, Patricio Franchi, Marcelo Pañale, Florencia Collaud, Marisa Picollo, Guillermo Bechthold, Carolina Faraci, Malena De Arregui, Marisa Alfonso y Franco Mastropietro

Asistente de dirección: Franco Mastropietro

Diseño de escenografía: Francisco de Borja Caballero y Molina, Guillermo Bechthold y Juan Washington Felice Astorga

Realización de escenografía: Guillermo Jorge Bechthold

Diseño de vestuario: Emme Vázquez

Vestuario: Francina Lamelza y Alicia Rozental

Música original: Marcelo Pañale, Jimena Slame y Malena De Arregui

Operación de sonido: Melina Luna y Luigi Longone

Bandoneón: Malena De Arregui

Coreografía: Agustina Pelaez

Efectos especiales y maquillaje: Federico Soares

Fotografía: Alejandro Aratta

Gráfica: Juan Pablo Davin

Prensa: TEHAGOLAPRENSA

 

La obra puede verse los domingos a las 20hs. en el Teatro Código Montesco, ubicado en Gorriti 3956, CABA.

Entradas: $1400 general y $700 a estudiantes y Jubilados en el siguiente enlace: http://www.alternativateatral.com/obra67838-yo-me-tengo-que-banar-y-a-nadie-le-importa

IG @yometengo

FB /yo-me-tengo-

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