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La «ayuda» que vino del norte

(Nota publicada en Revista Acción el 29 de septiembre de 2025).
Las elecciones de octubre próximo en la Argentina sumaron desde hace pocos días un aliado externo de peso para el oficialismo. Nada menos que el Gobierno de Estados Unidos, que dispuso un respaldo clave para las autoridades locales en momentos en que atraviesan serias dificultades tanto en el terreno político como en el económico financiero.
La injerencia de Washington no pudo ser más transparente. El secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, dejó en claro que hará todo «lo necesario dentro de su mandato para apoyar a la Argentina», que venía sufriendo un fuerte drenaje de divisas. La asistencia anunciada por parte de EE.UU., si bien no se concretó aún, tuvo un efecto «calmante» para los mercados.
A lo cual añadió el mismo Bessent un panorama tranquilizador «en caso de un resultado positivo» para los libertarios en los comicios de octubre. El escenario, aseguró, sería entonces de «numerosas empresas estadounidenses que planean realizar importantes inversiones extranjeras directas en Argentina, en múltiples sectores». También afirmó que «inmediatamente después de las elecciones, comenzaremos a trabajar con el Gobierno argentino en el pago de sus principales deudas».
En rigor, las experiencias no tan lejanas de supuestos «salvatajes» financieros al país tuvieron efectos adversos para la mayoría de sus habitantes. Así terminaron los sucesivos programas con el Fondo Monetario Internacional (incluido el exorbitante crédito concedido a la administración de Mauricio Macri). O el Blindaje y el Megacanje durante el gobierno de Fernando De la Rúa.
Es cierto que en cada una de esas coyunturas los inversores mejoraron sus expectativas, pero la euforia duró poco tiempo. La fuga de capitales, el fuerte endeudamiento externo y la sobreviniente hipoteca financiera del país fueron los denominadores comunes.
Elecciones
Dos reflexiones sobre lo visto en los últimos días. Por un lado, entiendo que la sobrerreacción de los «mercados» posterior al 7 de septiembre tuvo como fin dar el siguiente mensaje: «La situación puede empeorar si el oficialismo no resulta victorioso en las elecciones».
Por otra parte, la alta probabilidad de un acuerdo para un «salvataje» apunta a crear un clima que permita revertir la situación que se ha instalado en el país a partir del resultado de las recientes elecciones en la provincia de Buenos Aires.
El plan de emergencia anunciado entre los funcionarios argentinos y estadounidenses surge, precisamente, frente a la crítica situación económica actual y al amplio rechazo del electorado bonaerense hacia el proyecto de La Libertad Avanza.
Desde la Casa Rosada se busca persuadir al electorado en el sentido de que la obtención de los apoyos necesarios será clave para afrontar sin mayores dificultades el pago de las deudas, en un marco de inversiones privadas que asegurarán empleos y prosperidad, reformas estructurales mediante.
La presunta «garantía» de EE.UU., en realidad, genera una gran preocupación por el futuro de la soberanía de nuestro país. Por lo cual, junto a otros legisladores y legisladoras, solicité en la última reunión de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados que el tema sea tratado de inmediato en el Congreso. No se puede debatir el proyecto de Presupuesto 2026 sin conocer qué es lo que se acordó con Estados Unidos, dado que la discusión se transformaría en abstracta.
Retenciones
Otra demostración de la grave crisis presente, en medio de la necesidad de reforzar reservas monetarias, fue la decisión de suspender el cobro de retenciones a las exportaciones del agro, hasta el 31 de octubre, o hasta que se liquiden 7.000 millones de dólares.
La medida se anunció el lunes 22 y el miércoles 24 ya estaba cubierto el cupo prefijado, ya que las liquidaciones se concentraron en las grandes comercializadoras de granos, principalmente de capitales extranjeros. Así, mientras los agricultores locales no gozaron de ningún beneficio, sus pares sojeros de EE.UU. expresaron su «frustración» por la baja en la cotización de la oleaginosa, derivado del apoyo a la Argentina.
El secretario Bessent respondió entonces que está trabajando con funcionarios argentinos para que se restituyan las retenciones. De este modo, dejó en claro que el timón de la economía estaría siendo manejado, en el mejor de los casos, de forma conjunta en el marco de la estrategia de alineamiento pleno con EE.UU.
Por si hicieran falta más señales, el presidente Javier Milei apoyó de forma decidida, al hablar en la 80º sesión de la Asamblea General de la ONU, la política comercial de Donald Trump. Justificó al respecto la suba de aranceles dispuesta semanas atrás, ya que la situación anterior, dijo, «estaba depredando el corazón industrial de su país y sumiéndolo en una crisis de deuda sin parangón».
Curioso discurso, cuando en estas tierras rige una apertura importadora que, junto al creciente endeudamiento y las medidas de desmantelamiento estatal, vienen dañando el presente y el futuro de la estructura productiva y de la mayor parte de la población.
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