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Lisandro Fiks: “Hedda también es un espejo de cómo viven ciertas mujeres en una sociedad machista”

El actor y director de Hedda García Blaquier dialogó con Con Fervor acerca de esta puesta que recontextualiza a Hedda Gabler, el gran clásico de Henrik Ibsen.
Lisandro Fiks se ha interesado en los clásicos-locales e internacionales en más de una ocasión. Ha versionado La gaviota, La fiaca y Un enemigo del pueblo, del mismo autor que lo inspiró en esta nueva ocasión. Hedda García Blaquier puede verse los viernes a las 20hs. en El galpón de Guevara. El elenco está conformado por Sofía González, Federico Marrale, Ezequiel Rodríguez, Martina Zalazar y el mismo Fiks.
Ezequiel Obregón: A esta altura de su carrera, podemos preguntar cuál es su interés a la hora de versionar grandes obras de la dramaturgia y por qué, precisamente, considera necesario hacer versiones y no puestas de carácter más “museístico”.
Lisandro Fiks: La realidad es que no tengo un interés directo en hacer versiones de grandes obras, mi interés está puesto en dirigirlas. Lo que sucede es que me genera un gran distanciamiento el hecho de tomar una obra escrita hace más de cien años en Noruega o en Rusia. Ibsen, como cualquier autor, escribió para su tiempo y su lugar. El pequeño gran detalle es que Ibsen fue un genio que, como todos los grandes autores que perduraron en el tiempo, abordan temas universales que no pasan de moda y que nos siguen interpelando.
Lo que hago, entonces, es el intento de acercar la obra todo lo que puedo al tiempo y lugar donde va a ser representada. De ahí que me nace hacer una versión. En general, tomo la estructura dramática, voy al nudo del tema que más me interesa y atrae, analizo el conflicto central de la trama y me dedico a trasladar la obra a nuestra actualidad. Eso me resulta mucho más atractivo para mi puesta que hacer una puesta de época, que generalmente corre el riesgo de caer en la solemnidad y la naftalina.
EO: En el caso de esta obra, se fusionan los imaginarios de la decadencia burguesa de los tiempos de Ibsen y la nuestra, enquistada en las remanencias de una oligarquía profundamente reaccionaria ¿Qué le seduce de esta Hedda, la que vemos en la escena, y cuánto de Ibsen quiso mantener?
LF: Del personaje quise mantener todo lo que Ibsen propone. Siempre me resultó muy atractivo, lleno de misterio y bastante indescifrable, porque no están claros los motivos que la llevan a generar tanto caos a su alrededor. Me interesa tratar de entenderlos. Y la realidad es que con el correr de las funciones me siguen apareciendo interrogantes y voy descubriendo más y más al personaje. Tanto Ibsen, como los grandes autores en general, escriben sus personajes con muchas capas de profundidad y, a medida que te vas interiorizando más y más con el material, vas descubriendo facetas y razones que hasta que no hacés la obra varias veces no están tan claras. Por eso son clásicos, porque esos personajes siguen estando, aún hoy, más de 100 años después de haber sido escritos. Con respecto a la burguesía, es el marco que Ibsen eligió para contar esta historia y es un gran marco para nuestra sociedad también, esa alta sociedad plagada de gente aburrida, con poder, dinero y tiempo. Elegí el apellido García Blaquier por el juego de letras que incluye el Gabler original y por el origen patricio de este doble apellido. No creo mucho en las casualidades.
EO: En tiempos de cancelación (muchas veces, iniciada con fines pretendidamente contemporáneos, pero, paradójicamente, marcados bajo la operación de la “prohibición”, tan cercana a modos no democráticos), ¿qué nos nutre como sociedad al hacer foco en un personaje tan revulsivo como Hedda?
LF: Entiendo que Hedda pueda resultar revulsiva, pero la realidad es que ella también es una víctima de la sociedad, de su sociedad, del mandato paterno, de los hombres que siempre la vieron como un premio a ser ganado, de la crítica que cae sobre las mujeres en ciertos sectores cuando pasan los treinta años y todavía no se casaron, cuando se espera de ellas que sigan a su esposo y lo acompañen, y pueden pasarse la vida sin saber quiénes son. Eso me resulta muy interesante y son lecturas que, como te decía, fui haciendo a medida que estudiaba el material. Hedda también es un espejo de cómo viven ciertas mujeres en una sociedad machista. Tanto es así, que existe una mirada sobre Hedda bastante maliciosa cuando hay personajes masculinos que hacen cosas muchísimo peores que ella, como cometer un asesinato, y que no reciben el desprecio que recibe Hedda.

EO: ¿Qué similitudes y/o analogías encuentra entre su rol como músico y su rol como adaptador/director?
LF: Fui durante 12 años director musical y arreglador de Los Amados. Eso fue una antesala en mi rol como adaptador/director. Siento una relación directa entre la música y el teatro. Trabajé además en muchos proyectos musicales como director musical y arreglador, que me dieron experiencia con el trabajo en grupo y en ver cómo puede plasmarse en el escenario algo que partió de mi imaginación de algo tan lúdico como la música.
EO: ¿Cómo seleccionó a los/as actores/actrices de esta puesta? ¿Cómo se vincularon con el material dramatúrgico? ¿Y cómo es dirigirse a sí mismo?
L.F.: Sofia González me trajo la propuesta de dirigir esta obra. Nosotros/as fuimos compañeros/as en la escuela de Augusto Fernandes. Ella trabajaba escenas de Hedda Gabler en varias ocasiones y se veía que entendía algo profundo del personaje y me pareció que el papel le iba muy bien. Y, en ese momento, se lo dije. Eso le quedó dando vueltas en la cabeza y, después de unos años, vino con la propuesta. Imposible negarme a semejante autor y obra, sumado a una actriz que sabía que lo podía hacer muy bien.
Estaba todo dado para llevar adelante el proyecto, así que me metí de lleno y ahí fue cuando, analizando el material, empecé a pensar cómo traerla al presente y a nuestra sociedad. Trabajé un tiempo en la versión y, cuando estuvo lista, me dediqué a pensar en el elenco. A todas/os las/os conocía de un lado u otro y las/os veía perfectas/os para los roles que me imaginaba. Y tuve la suerte de que todas/os aceptaron sumarse. Por suerte, a todo el elenco le gustó el texto y aportaron sus miradas fundamentales para cada personaje.
Siempre que puedo, me sumo como actor en mis obras, ya que es lo que más me gusta hacer. No sé si podría ser el protagonista y al mismo tiempo el director, pero, al sumarme en roles chicos lo disfruto muchísimo, porque me permite hacer todo lo que amo.
Ezequiel Obregón es docente en el área de Lengua y literatura y periodista cultural. Es estudiante de la Carrera de Artes Audiovisuales, con orientación en Realización (UNLP). Integra el Área en Investigación de Ciencias del Artes del Centro Cultural de la Cooperación. Vive en San José, Temperley, provincia de Buenos Aires.
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