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Dos escritores de Bolivia: Jesús Lara y Augusto Céspedes
En nuestro país, es casi completamente desconocida la literatura de muchos países latinoamericanos, algunos, inclusive, limítrofes, como Paraguay y Bolivia. Nunca se preguntaron por qué ocurrirá esto. Asimismo, conocemos muy poco de otros países de la Patria grande que poseen una literatura muy rica y creativa, como Ecuador, Venezuela y Colombia, por ejemplo. La cual sería de gran inspiración para la nuestra y nos ayudaría a profundizar en el conocimiento cultural de nuestra región. Dando lugar a un intercambio de obras y autoras/es que sería muy importante en el nivel cultural y editorial, lo cual redundaría en lo económico, sobre todo, en la creación de puestos de trabajo.
El colonialismo cultural llevado a cabo por las grandes potencias sobre los países de nuestra América sigue profundizándose, enormemente, en el período neoliberal del capitalismo. Esto produce el desconocimiento de nuestras propias culturas, en este caso, de las escritoras y escritores que escribieron y escriben, actualmente, en Latinoamérica. Lo cual dificulta la edición y distribución de sus obras dentro de la región. Lo mismo ocurre con muchas provincias de nuestro propio país, cuya producción cultural es marginada e invisibilizada.
La literatura boliviana es una de las menos conocidas dentro de nuestro país, lo que produce que sus obras no lleguen al mismo y sus autoras y autores sean totalmente desconocidas/os por las lectoras y lectores de la Argentina y sus textos no sean editados acá. Nombro algunos ejemplos de obras de autores bolivianos que sí fueron editados, como dato para los lectores: la novela Raza de bronce de Alcides Arguedas, por editorial Losada; El presidente colgado de Augusto Céspedes, por EUDEBA; y una Antología personal de Néstor Taboada Terán, por Desde la gente (Ediciones del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos).
Para contrarrestar este hecho de marginalización de la literatura latinoamericana, les acercaré, brevemente, en este artículo a dos escritores de Bolivia. El primero es Jesús Lara (1898-1980), uno de los hombres más importantes de la cultura boliviana del siglo XX. Comenzó publicando poesía, pero, sus obras más representativas son sus novelas, donde muestra la trágica realidad del pueblo boliviano, sobre todo, los campesinos, a través de obras como: Surumi, Yanakuna y Sujnapura, entre otras. Aunque, quizá, su tarea más trascendente haya sido su incansable trabajo para recuperar y difundir la literatura quechua, una de las más importantes de nuestro continente. Donde, también, se ocupó de la traducción y comentario de las obras. Publicó un Diccionario Quechua-Castellano, la antología La literatura de los quechuas, La tragedia del fin de Atawallpa, La poesía quechua y el drama Ollantay, entre otras.
El segundo, es el gran narrador Augusto Céspedes (1904-1997), que fue uno de los fundadores del Movimiento Nacionalista Revolucionario. Y quien se metió de lleno con la realidad política de su país en sus obras. Por ejemplo, a través de libros como Sangre de mestizos, una colección de relatos sobre la Guerra del Chaco, donde denuncia los verdaderos motivos que llevaron a este conflicto entre los hermanos bolivianos y paraguayos: un enfrentamiento entre empresas petroleras extranjeras, la Standard Oil norteamericana y la Royal Dutch inglesa. Y en la cual estaba involucrada, también, la oligarquía argentina. Destacamos, igualmente, su gran novela Metal del diablo, donde realiza una suerte de biografía novelada del llamado “rey del estaño”, el siniestro empresario Simón Patiño.
Y nos preguntamos, nuevamente, ¿por qué no conocemos la literatura de los países de nuestra región y sí la de las grandes potencias económicas que inundan las vidrieras de las librerías, las páginas de los diarios y revistas y las redes sociales con sus productos editoriales?
Santiago J. Alonso es artista plástico, escritor, licenciado en Letras (UBA) y periodista.
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