Paraíso Club: “entendemos a las artes escénicas como un trabajo transversal, colaborativo y frondoso”

Paraíso Club es el primer club de artes escénicas sustentado por suscripciones. Integrado por Lorena Vega, Romina Paula, Pilar Gamboa, Ignacio Sánchez Mestre, Alfredo Staffolani, Ariel Farace, Bárbara Hang, Agustina Muñoz, Silvia Gómez Giusto y Aliana Álvarez Pacheco, se trata de una experiencia que revitaliza el panorama de las artes en la ciudad de Buenos Aires.

En esta entrevista, Ignacio Sánchez Mestre, Agustina Muñoz y Cynthia Edul comparten aspectos centrales de esta novedosa iniciativa.

Con Fervor: Me gustaría conocer cuáles fueron las motivaciones que los llevó a unirse y a fundar este espacio.

Paraíso Club: Todas las personas que formamos parte de Paraíso somos artistas que venimos trabajando, hace mucho, en la escena independiente de las artes escénicas. Defendemos ese espacio como una tierra fértil que hay que cuidar y re pensar permanentemente. Nos pasó que teníamos la sensación de que la manera de producir obras estaba un poco estancada. Tenés una obra, buscás una sala, subsidios… No había nada que pudiera romper este esquema.

Nos reunimos para buscar, entre todxs, una nueva forma de hacer nuestro trabajo, que implicara a lxs artistas y sus procesos creativos; que, también, permitiera la experimentación; que nos uniera con distintos espacios en colaboración; que nos acercara a la audiencia en conversaciones y talleres en los que continuar compartiendo lo que las obras abrían y posibilitaban.

CF: Tratándose de un espacio comunitario, ¿cómo se delinearon sus ideales, horizontes estéticos, búsquedas? ¿Cuál sería la línea rectora del espacio?

PC: Estamos acostumbradas a trabajar colectivamente. Algunxs damos clases, otrxs editamos libros, trabajamos en gestión o en curaduría, entendemos a las artes escénicas como un trabajo transversal, colaborativo y frondoso. Y es importante remarcar que lo entendemos como un trabajo, por eso, es importante generar condiciones que lo posibiliten.

En Paraíso tenemos reuniones colectivas en las que vamos decidiendo qué queremos ser, cómo ir delineando ese ideal, cómo ser flexibles y lograr, de a poco, ir construyendo este espacio, que seguirá encontrando su forma a medida que vayamos experimentando con lxs miembrxs de qué se trata y qué puede ser.

Tenemos muchas fantasías y, también, la necesidad de ser realistas respecto a un montón de cosas para poder funcionar. Está siendo un gran desafío para todxs y cada reunión es la posibilidad de pensar y re pensar nuestro oficio, nuestro trabajo, la comunidad a la que pertenecemos y el propósito de lo que hacemos. El diálogo dentro de Paraíso, que nos une más allá de la obra de cada une, es, también, el diálogo que estamos buscando con lxs espectadores. Ser un lugar donde debatir, pensar, hacer y sentir juntas/os.

CF: ¿Cómo funciona el sistema de membresía? ¿Hubo experiencias extranjeras que funcionaran como modelo?

PC: Contamos con tres opciones de suscripción. Una anual, una mensual y una por única vez. La más conveniente para lxs espectadores es la anual, no sólo, a nivel económico, ya que, al hacer un único pago el descuento es consistente, sino también, porque les asegura un lugar en cada estreno mensual que Paraíso ofrece. Es decir, se accede a la programación completa.

Creemos que en esa suscripción está la esencia del club. Asociarse a un club significa siempre apostar, bancar y apoyar una propuesta. En este caso, la propuesta es artística y no existe un club con estas características, un espacio que les permita a lxs espectadores estar contacto con lo nuevo, con lo que se está creando. La otra opción es mensual, donde se debita una cuota automáticamente y, también, les asegura una butaca para los estrenos. La última opción, para aquellas/os que sólo estén interesados en una propuesta en particular, es la que les permite acceder a un lugar para ver la obra del mes que prefieran. Es importante aclarar que las suscripciones cierran el día 15 del mes anterior al cual se quieren sumar. Esto es para poder gestionar de manera cómoda y segura los lugares de todxs lxs interesadas y que nadie se quede afuera. Otro dato a tener en cuenta, es que si, durante un mes, quien se suscribe no puede asistir, la entrada es transferible.

Cuando Cynthia Edul nos convocó, en una de las primeras reuniones nos contó sobre la experiencia de la Freie Bühne (“la escena libre”), que fue una asociación cultural alemana fundada en Berlín en 1889, con el objetivo de promover la renovación del repertorio teatral, mediante la puesta en escena de obras de la más reciente dramaturgia naturalista y grandes obras de autores extranjeros. Esto sucedía cada mes en un teatro distinto, con un título nuevo, con un nuevo dramaturgo y director y el público se suscribía con membresías.

Los encuentros iniciales fueron en plena pandemia y escuchar sobre eso fue realmente esperanzador. Nuestro trabajo estaba totalmente parado y el teatro y la danza fueron las últimas actividades en volver a la modalidad presencial. En ese contexto, todxs los integrantes de Paraíso estábamos haciéndonos muchas preguntas sobre la manera de hacer teatro, como si esa pausa nos obligara a pensar: ¿y ahora qué?

CF: En este contexto de políticas culturales tan adversas dentro de la Ciudad de Buenos Aires, ¿qué motivaciones e interpelaciones con las/os espectadoras/es creen que es necesario profundizar?

PC: Creemos mucho en la formación de un espacio comunitario. Siempre, se destaca la producción y calidad del teatro argentino, pero, desde Paraíso, creemos que eso, también, es posible gracias a lxs espectadorxs, que, siempre, están; incluso, cuando el marco social y económico no ayuda, nunca faltan ellxs. Por eso, estamos convencidos que es de suma importancia armar una comunidad con la audiencia. Que la audiencia sea el motor de la producción de nuestras obras, que exista un intercambio con el público, un ida y vuelta de información, de talleres, acciones que nos permitan compartir tiempo y espacio y, hasta incluso, una asamblea a fin de año, para poner sobre la mesa todo lo que sucedió en el club. Eso es lo que más nos motiva a quienes hacemos Paraíso, empezar a compartir el trabajo de otra manera.

CF: ¿Cómo se configura la programación de este espacio? ¿Qué esperan de una obra que integre el espacio?

PC: Trabajamos en una curaduría colectiva. En principio, una motivación que nos reúne es la pregunta y la reflexión sobre el lenguaje de las artes escénicas, de ese lenguaje hacia adentro de las disciplinas, de ese lenguaje con la audiencia, con la sociedad, con el mundo de hoy. Si bien, cada une de les que estamos programades tenemos lenguajes distintos, esta pregunta es un denominador común para todes.

Esperamos de las obras que están en Paraíso eso, una pregunta, una reflexión, un pensar alrededor de la práctica. Y, de alguna manera, a medida que la programación crezca y se sumen nuevas/os artistas, la dirección va a ser esta. Nosotres tenemos un ideario que escribimos entre todes. Ahí, decimos dos cosas que, de alguna manera, responden a esta pregunta: “Creemos que las artes escénicas necesitan una comunidad que apoye la búsqueda de lenguaje, la investigación, en definitiva, la experimentación, que implica asumir riesgos, que implica saber que no podemos dominar los resultados, pero, que vamos a ser fuertes en la prueba.

En Paraíso nos importa el lenguaje de las artes escénicas, honramos la historia de la experimentación y a todes les artistas que la hicieron posible. En ese linaje, nos unimos en Paraíso”. Experimentación, búsqueda, prueba, eso define la programación del espacio.

Contactos: https://linktr.ee/paraisoclub

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Ezequiel Obregón es docente en el área de Lengua y literatura y periodista cultural. Es estudiante de la Carrera de Artes Audiovisuales, con orientación en Realización (UNLP). Integra el Área en Investigación de Ciencias del Artes del Centro Cultural de la Cooperación. Vive en San José, Temperley, provincia de Buenos Aires.