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Para Ariel Bufano

Ariel Bufano. Foto: Irupé Tentorio / CTBA y Carlos Flynn.

Este poema está dedicado a Ariel Bufano. Forma parte de una serie de poemas destinados a los amigos de mis padres. He poetizado lo que viví, con cada uno de ellos, en mi infancia y juventud. Al reencontrarme con sus obras, al recordar momentos compartidos pensé en dedicarles un poema a cada uno. Mi padre era muy amigo de Ariel Bufano, fue su discípulo. Este poema forma parte de mi próximo libro: El corte argentino. 

 

Ariel Bufano: Las metáforas móviles 

 

Ariel Búfano fue el discípulo de Javier Villafañe. Mi padre nunca pudo superar que su hijo predilecto muriera antes que el maestro. Fue muy doloroso verlo a Javier recordando la vida de Ariel. Para Villafañe, los títeres continuaban con la magia de Bufano. Una vez, Ariel Bufano vino a buscar un retablo de títeres a mi casa de infancia. Hicimos una función de títeres y me aconsejó que siguiera manejando los muñecos de la misma forma que lo había hecho ese día. Lo vi muchas veces en el Teatro Municipal General San Martín. Cuando murió mi madre, le hizo un homenaje especial a Elba Fábregas haciendo títeres con sus pies. En el homenaje a mi madre, estuvieron presentes Lautaro Murúa, Roberto Del Villano, Martha Gavensky, Alba Correa, Alberto Luis Ponzo, Leonor Marsicano, Enrique Agilda, Pepe Ruiz, Ernesto Shoó y Kive Staiff. Ariel se fue de este mundo antes que Javier y mi madre antes que Ariel Bufano. Fue un titiritero inolvidable y permitió que los títeres ingresaran al gran espectáculo nacional con muñecos a la altura del hombre.

 

 

Las metáforas móviles

 

El títere es una metáfora móvil

Un alma animada por mi propio destino

Que brilla amorosa cuando giran mis brazos

Con todas las manos que viven en mi cuerpo

Y yo soy el que estoy en el alma de un niño

En la magia de hilos y su madera andada

Adentro de la vida que asoma en mi retablo

En la abstracción fugaz donde pasa la muerte

Y abjura lo trágico, exalta la disputa

De los ángeles que saben moverse desde el cielo

¿O será Dios que mueve sus dientes con mi boca?

¿O seré yo un Diablo que se enciende cabalgando de noche?

Antes que a la princesa la rescate un extraño

Antes que la ame en la torre desnuda

Como aquella muñeca que llevo con mis manos

Celebrada por la idea de un príncipe oculto

Porque soy como la sombra que penetra su alma

Y que la sube de nuevo a un retablo muy blanco

En el otro golpe que juega con mis manos

Porque he llorado y he vivido tan cerca

Con el amor que te traje del aire de un recuerdo

Con este muñeco que te mira la frente

A ser lo que se dice como aquel extranjero

Y ha sido el otro el que vuelve a contarme

Que la princesa estuvo en el medio de un bosque

Con esta palabra que me deja escribirte

Y regresar a esta boca, a este retablo roto

Coloca otra vez entonces los caballos

Sube con esas multitudes que galopan los pueblos

En las plazas del mundo y sus caminos

En mi novia de nuevo

En mis manos que salen para mover a Dios o al mismo Diablo

Porque no hay otro amor que te saque del mundo

Ni otro muñeco más alto que mi vida

Ni otra vida más alta que mis manos.

 


Juano Villafañe es poeta, gestor cultural y director artístico del Centro Cultural de la Cooperación.

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