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Los idiomas de los argentinos

Pieter Brueghel el Viejo, La torre de Babel.

La reflexión sobre el idioma (o idiomas) en que hablamos, pensamos y escribimos, siempre, me ha apasionado. Porque creo que ese idioma nos hace ser lo que somos. En esta nota desarrollaré, con brevedad y concisión, algunos de los temas referentes a la lengua o las lenguas de la Argentina, en particular, y a las lenguas, en general. Para empezar, tenemos que saber que, en toda Latinoamérica, se habla, se piensa y se escribe en un sinnúmero de lenguas de los pueblos originarios: quechua, náhuatl, guaraní, mapuzungun, zapoteca, maya, etc. Por otro lado, hay tener en cuenta que la lengua, siempre, está vinculada al poder. Fijensé en estas dos frases: “Una lengua (o un idioma) es un dialecto con un ejército y una marina” (Max Weinreich) y “siempre la lengua fue compañera del imperio (Antonio de Nebrija, Gramática de la lengua española, 1492). Son, realmente, iluminadoras de este aspecto de la lengua.

En nuestro país, en distintas épocas, se produjo una discusión sobre la lengua nacional, en referencia al castellano, que se puede resumir con esta dicotomía: purismo / criollismo. La primera, busca que nuestra lengua se asemeje al castellano de España y, la segunda, plantea un castellano propio, diferente al de España. En relación a esto, cabe destacar que, en 1875, Juan María Gutiérrez, uno de los intelectuales más importantes de la época, rechazó el diploma que lo nombraba miembro de la Real Academia Española. Y que Miguel de Unamuno, a principios del siglo XX, elogió a la poesía gauchesca. Gutiérrez nos muestra la visión de un liberal de la segunda mitad del siglo XIX, que quiere distanciarse de la monarquía española. Unamuno es un gran escritor que se opone a la visión del purismo del idioma castellano, valorando grandes obras literarias, creadas a partir del idioma que se formó en el habla del pueblo argentino.

Asimismo, es preciso expresar que, junto con este debate, aparecen estos temas: el de la identidad nacional, el debate sobre nuestras tradiciones culturales, sobre el ser nacional, sobre la literatura nacional, sobre la cultura popular (la propia de cada pueblo), entre otros. Que nos llevan a preguntarnos: ¿qué significa ser argentino?, ¿qué somos?, ¿qué soy?

Otro aspecto de este debate, es la afirmación, desde una postura capitalista neoliberal, propiciada por los grandes grupos económicos transnacionales, de que vivimos en una cultura globalizada, la globalización. Es decir, una única cultura universal: la cultura creada y publicitada por esos grupos y funcional a sus intereses comerciales y políticos. Desde esta postura, se plantea la posibilidad de un castellano neutro. Tanto una como la otra son falsas. Ya que la realidad nos muestra que existen múltiples culturas y múltiples castellanos.

Una arista más del tema del idioma se vincula a la división entre lo que está bien y lo que está mal. Donde se postula que hay personas que hablan, piensan y escriben bien y otras que lo hacen mal. Esta visión dice que existen personas que pueden afirmar qué esta bien hablado, pensado y escrito, lo cual les otorga un poder enorme. Esto produce grandes divisiones dentro de la sociedad, de acuerdo a que se tenga o no dicho poder. Las mismas han variado y siguen variando a lo largo de la historia. Algunas de dichas divisiones sociales tienen que ver con el tener o no conocimiento (culto/ignorante), la clase social a la que se pertenece, el género, el lugar de origen y la etnia o cultura a la que se pertenece. Seamos realmente concientes de que muchas cuestiones idiomáticas han provocado y provocan racismo, discriminación, descalificación y menosprecio. En relación a esto, recordemos que hubo idiomas que fueron prohibidos y cuyos hablantes fueron perseguidos por usarlo, como el quechua, el mapuzungun o el gallego, en épocas oscuras de la historia.

Por todo lo dicho, me pregunto: ¿no todos los idiomas tienen el mismo nivel, valor o importancia?, ¿qué le da más valor, importancia o nivel a un idioma sobre otros? y ¿por qué motivos es mejor o peor? Me atrevo a responder, sin ánimo de ofender a ningún purista de la lengua, que todos los idiomas, como todas las culturas y todos los seres humanos, son iguales.


Santiago J. Alonso es artista plástico, escritor, periodista y licenciado en Letras (UBA).

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