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Hermanas de sangre
Hermanas de sangre es una comedia dramática, ambientada en la época de los años 60, cuando un gran cambio contracultural se desplegaba en el mundo.
En una tradicional sala familiar se encuentran dos hermanas, luego de la muerte de la madre, dispuestas a resolver la cuestión de la herencia. A lo largo de ese encuentro tanto por lo que se dice como por lo que no se dice aparecen los conflictos humanos característicos: la relación particular y muy diferente que ellas tuvieron con su madre, los secretos familiares, la dispar postura de cada una respecto a la tradición religiosa del judaísmo, la liberalidad y el conservadurismo, las vidas complejas que tuvieron esas tres mujeres, cada una haciendo lo posible -de diferentes modos- para ser felices.
Los fuertes condicionamientos religiosos, culturales y sociales van apareciendo a medida que avanza el relato… También se revela trabajosamente los orígenes de esa mamá, inmigrante polaca, que fue víctima como tantas otras de ese origen, de las condiciones durísimas que tuvo que afrontar siendo muy joven y desprotegida. Si bien el país les daba acogida a quienes huían de la guerra, de la miseria, de la persecución, también debían padecer un gran sometimiento.
Van desfilando recuerdos que configuran y explican los caminos tan divergentes que tomaron: una siguiendo estrictamente el mandato de la tradición y la otra tratando de liberarse de esos condicionamientos y explorando desde un concepto de libertad la propia realización personal y social. Cada una reprocha y juzga a la otra por las particulares elecciones de vida que tomaron.
Si bien pareciera que el relato es lineal nos encontramos con varios niveles argumentales que se expresan o intuyen y conforman una historia de gran sensibilidad. También nosotros sentimos que los vínculos familiares están conformados por la propia complejidad afectiva de sus miembros…
Las disputas por las pertenencias de la madre ponen de relieve un desencuentro más profundo y antiguo que se vivió en ese temprano vínculo. Como espectadores deseamos que ese lazo llegue a repararse y a configurarse con lo mejor de lo que cada una puede brindar de sí misma.
Una obra que vela y devela los pliegues del vínculo ancestral de los hermanos y de ese triángulo con facetas complejas y profundas con la madre hoy ausente, pero aún protagonista de la escena.
La obra cuenta con dos excelentes actuaciones: Estela Garelli y Jessica Schultz, quien además es la dramaturga. Se percibe en la dirección de Carlo Argento la armonía entre texto, actuaciones y puesta en escena. Ambas realizan un gran despliegue actoral y ocupan todo el escenario con soltura y convicción. La escena es atractiva con estilo costumbrista y con un vestuario que pone el acento en las personalidades tan contrapuestas. Un muy buen trabajo actoral, que cuenta una historia que va más allá de lo particular y que apela a nuestra propia historia personal, aunque sea diferente. Siempre la reflexión sobre los vínculos primarios nos pone en la dimensión de tratar de comprender, de conocer, de perdonar quizás…
Muy recomendable, se disfruta mucho. Una experiencia de gran belleza y sensibilidad. Queda para cada espectador abierto un espacio de reflexión y de indagación de un tema antiguo como el mundo y presente de muchas formas en la historia de la dramaturgia mundial.
Ficha artístico-técnica:
Intérpretes: Estela Garelli y Jessica Schultz
Diseño de vestuario: Juan Miceli
Diseño de escenografía: Alejandro Mateo
Realización de escenografía: Eduardo Muro
Música original: Diego Mizrahi
Diseño de iluminación: Carlo Argento
Diseño gráfico: Nahuel Lamoglia
Asistencia de dirección: Nahuel Graffigna
Hermanas de sangre puede verse los domingos a las 19hs. en Hasta Trilce, ubicado en Maza 177, CABA.
Adriana Prado es licenciada en Ciencias Sociales y Humanidades. Actualmente, realiza periodismo cultural por radio y por redes sociales en Voces y contexto. Es integrante de EDIT (Encuentro de Divulgadores Independientes de Teatro). Vive en Parque Chacabuco, Comuna 7, CABA.
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