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Hasta Trilce, un espacio cultural del barrio de Almagro (Comuna 5)

Entrevistamos a Tomás Bradley, quien, junto a Luis González, dirige el Espacio Cultural Hasta Trilce, ubicado en Maza 177, Almagro, CABA. Hablamos sobre la crítica situación de los espacios culturales independientes en la Ciudad de Buenos Aires, las políticas del Gobierno de la Ciudad en el sector y la pospandemia.

Con Fervor: ¿Cómo están atravesando este momento tan complicado para el sector de la cultura, uno de los más golpeados por la pandemia?

Tomás Bradley: Estamos atravesando esta situación de pandemia con todas las dificultades imaginables. Hasta Trilce, como tantos otros espacios que se dedican al quehacer cultural independiente, encuentran que su razón de ser no puede realizarse debido a la emergencia sanitaria y las políticas de distanciamiento social, con las que estamos totalmente de acuerdo, ya que estas impiden la realización de los eventos a los que nos dedicábamos, exclusivamente. Por lo cual, siendo un espacio que no tiene otras alternativas, ni otra forma de trasladar estos eventos, no podemos hacer lo que hacemos y esto trae aparejado todas las dificultades económicas y otras derivadas del caso.

CF: ¿Pudieron continuar algunas actividades? ¿De qué modo?

TM: Las actividades que pudimos sostener, a través de la emergencia sanitaria, fueron estas traslaciones de algunos eventos o la generación de actividades vía streaming, en sus diferentes formas. Percibimos que las mismas funcionan para mantener una estructura junta, pero no llegan a reemplazar, desde ningún punto de vista, ni económico, ni social, el tipo de actividad a la que nos avocábamos. Básicamente, fuimos explorando, con la velocidad que pudimos, ubicar vivos y charlas, volver a subir filmaciones sobre obras de teatro y conciertos que se habían realizado en la sala y los sistemas de compra futura. Las cuales han funcionado de modo testimonial y han servido para acusar existencia en redes e, incluso, para acusar existencia para nosotros mismos, pero que no son comparables, ni aportan significativamente. La parte que sí logró sostenerse con bastante presencia y que pudo, rápidamente, ajustarse es Trilce Radio. Que, sin el funcionamiento del estudio, pero manteniendo e, incluso, hasta creciendo en la programación durante la pandemia, pudo generar actividad.

CF: ¿Recibieron alguna ayuda del Estado?

TM: Fuimos parte del subsidio que se dio con el Plan Podestá, en un principio, que fue algo bastante inmediato. Y, después, recibimos dos subsidios de funcionamiento de salas de Proteatro, que es un subsidio que ya se recibía antes. No hemos podido recibir ninguna otra cosa, por más que hemos cursado todos los trámites como para formar parte de ellos.

CF: ¿Cómo ves la situación del sector en la pospandemia?

TM: La realidad del sector pospandemia, si bien mucho de esto que voy a decir tiene un rasgo de especulación, en tanto no se puede conocer, pero, con algunas herramientas de lo que está pasando en otros países, lo que se puede advertir es que el sector del quehacer cultural independiente, en cualquiera de sus formas, es un tipo de actividad que, es sabido, no tiene el nivel del funcionamiento económico necesario como para pensar que hubiera existido una forma en que estos espacios hubieran podido generar reservas tan grandes, como para poder llevar adelante un año sin funcionar en absoluto. Mientras, por supuesto, en ese tiempo, se generan deudas de servicios, empleados, cargas, alquileres etc., que se siguen acumulando y que, en un momento dado, cuando se naturalice -sea el caso de una apertura a media sala o como fuere- la idea de que esos espacios, en una situación de crisis general y de recesión, quizá, puedan abrirse para sostenerse como estaban es muy difícil.

Pero, suponer que puedan abrir de vuelta y, además, hacerse cargo de, prácticamente, un año entero de no funcionamiento, con sus haberes, deudas y servicios impagos, -y es una suposición que se parece estar haciendo desde el Gobierno de la Ciudad- no tiene asidero. O sea, es un tipo de actividad que precisa la declaración de la emergencia cultural, la condonación de deudas, de todo tipo, desde que arrancó el período de emergencia sanitaria. Y, la verdad, es que, por el momento, en la Ciudad de Buenos Aires no se ven tendencias ni gestos del Gobierno en ese sentido. En el mejor de los casos, aparecen créditos a tasa cero, que, igualmente, son una deuda, que, eventualmente, hay que pagar.

Por lo tanto, además de todas las incógnitas que hay sobre cómo va a ser la pospandemia y teniendo en cuenta que es sabido que la vacuna no existirá de modo general, tal vez, hasta mediados del 2021 o el 2022, consideramos que este tipo de actividad es una de las que más se va a resentir, porque ha quedado impedida su forma de funcionar. De modo que, a la luz de las políticas que están saliendo, la situación de pospandemia para el sector es gravísima, en el sentido de que, nosotros, no vemos de qué manera puede pensarse que actividades de este tipo puedan volver a funcionar o existir, si se espera que puedan remontar un año de no funcionamiento, más todas las convulsiones que todo eso trae hacia el adentro de cada estructura. Ni qué hablar hacia una sociedad que tendrá sus prioridades puestas en otro lado: económicas y demás.

Otro dato importante es el hecho de saber a qué nos estamos refiriendo con la realidad pospandemia o la nueva realidad, cuáles son esas cosas que, efectivamente, van a estar modificadas para siempre y cuáles son aquellas que tienen validez como cambio en cuanto exista esta emergencia. Esto debe pensarse a la luz de los gestos que está habiendo por parte del Gobierno de la Ciudad para atender la realidad de este tipo de actividad, la cual genera cerca del 11% del PBI de la Ciudad, donde notamos la nula respuesta y atención que está habiendo hacia el sector desde el ya mencionado Gobierno de la Ciudad.

https://www.hastatrilce.com.ar/


Santiago J. Alonso es artista plástico, escritor y periodista.

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