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Adriana Farías: «Una persona que está creando está poniendo en juego lo mejor de sí mismo»

Entrevistamos a Adriana Farías, licenciada en Psicopedagogía, que se dedica, hace más de veinte años, a la práctica y el desarrollo institucional del Arte Terapia. En 2000, cofundó el Posgrado de Especialización en Arte Terapia de la UNA (Universidad Nacional de las Artes) que, actualmente, dirige.

Fervor: ¿Qué es el Arte Terapia?

Adriana Farías: El Arte Terapia es una disciplina que ha ido construyendo su campo disciplinar a través de lo que se llaman los diferentes antecedentes, es decir, la relación entre la salud y el arte. En un momento, estas relaciones entre la salud y el arte estaban constituidas desde la mirada psiquiátrica, porque, hay que pensar que, durante 1800 y principios de 1900, las personas que atendían a pacientes con patologías psiquiátricas eran los psiquiatras. Entonces, uno puede encontrar esos vínculos en esos espacios. Pero, luego de las guerras y todos los hechos que empezaron a pasar durante 1900, lo que sucedió fue que surgieran experiencias que ya no estarían ligadas a lo psiquiátrico.

Adrian Hill, artista plástico del Reino Unido, fue el primero que acuñó el término Arte Terapia, mientras estuvo internado. Ya que empezó a llevar los materiales artísticos al hospital donde estaba siendo atendido por una tuberculosis y propuso algunas técnicas a los pacientes que allí se encontraban. Esto fue en el año 1942. Entonces, podríamos decir que  Arte Terapia es una disciplina que tiene sus propios objetivos terapéuticos. Así, toma las herramientas de las artes visuales y audiovisuales, para poder compartir y crear con los otros, colocando al sujeto dentro de una dinámica de movimiento, donde la posibilidad de poder crear ponga en acción su psiquismo creador.

F: ¿Quiénes son los precursores de la disciplina?

A: A nivel internacional, se menciona a dos personas muy importantes, una, es Edith Kramer y, la otra, es Margaret Naumberg, como pioneras de la disciplina. Ellas pensaban que todo lo que se producía a través del arte y todo lo que les pasaba a los  niños, porque ellas tenían experiencia con niños y adolescentes, era bastante favorecedor. Pensaron en conjunto -una, desde Washington y, la otra, desde New York- y creyeron que se podría generar un campo que tendría que ver con una transmisión de conocimiento.

Se incluyeron en cursos, hasta que lograron que el Arte Terapia tuviera lugar en las universidades. Así, el Arte Terapia tiene la característica de posgrado, especialización o maestría y, en EE. UU.,  llega a un doctorado.

F: ¿Cuándo y cómo nace el posgrado en la Argentina?

A: Quienes empezamos a trabajar este concepto fuimos: el Licenciado Marcelo González Magnasco y yo. Así, arrancamos a mirar en la institución donde trabajamos, que era un espacio donde había niños con capacidades diferentes, que el único taller donde el profesor entraba y los chicos estaban bien y él salía bien, era el taller de arte. Ese taller lo daba Jorge González Perrin, un artista plástico. Y empezamos, los tres, a conectarnos con la Asociación Americana de Arte Terapia.

Alrededor de los años ´90 y luego de que Marcelo presente un proyecto en la Cárcova -Escuela Superior de Bellas Artes en su momento-, a través de Alfredo Benavídez Bedoya, y que le propusiera dar un seminario introductorio para los alumnos acerca de Arte Terapia. Después, Marcelo me convocó para que trabaje en la supervisión de un taller de arte, que daban los alumnos y estaba dirigido a pacientes del Hospital de Día del Hospital Moyano. Nos comenzamos a contactar con arte terapeutas de EE.UU., como Mercedes Ballbe ter Maat (es argentina, pero, vive allá), Liz Barig, una inglesa que vino a dar un curso, y Frances Anderson, de la Universidad de Illinois, pionera de Arte Terapia adaptativa.

En fin, nos encontramos con estructuras de otros posgrados y, justo, coincidió que se estaba  gestado el proyecto de la UNA, que, en ese momento, se llamaba el IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte). Así, presentamos el proyecto de posgrado, con Raúl Moneta como rector, y, en 1998, se entregó todos los papeles para que, en el 2000, se diera la habilitación para comenzar. Empezamos proponiendo un seminario de Arte Terapia con  niños, que lo dictó Frances Anderson, con muy buena convocatoria. En la actualidad, el posgrado pertenece al Departamento de Artes Audio Visuales de la UNA.

F: ¿A quién está dirigido el posgrado y cómo está conformada la currícula?

A: El posgrado está dirigido para personas de diversas profesiones, tanto de la salud, del arte, de la pedagogía, de las ciencias sociales o humanidades. Hay una evaluación, en la etapa de admisión, para poder ingresar. Es un posgrado de formación no habilitante, es decir, no habilitamos  más de lo que su propio titulo de grado le permita.

Nosotros hacemos una pequeña nivelación, para las personas que provienen de la salud o de pedagogía, en relación a las artes y, para los que vienen del campo de las artes, hacemos una nivelación de psicoanálisis y psicopatología. Todo esto para poder entrar a un lenguaje diferente, así, se puede encarar los textos ligados al arte o a la psicología. Vale aclarar que nosotros no hacemos psicoterapia por el arte, entonces, quiero remarcar que las herramientas que vamos a dar y el campo que abordamos es un campo arte terapéutico.

La currícula tiene que ver con Arte Terapia con niños, con adultos, grupos e instituciones, porque trabajamos desde lo grupal. Y, por otro lado, la parte de observación institucional. Ya que pensamos que el Arte Terapia va a poder tener mayor magnitud a nivel laboral cuanto más se pueda institucionalizar, es decir, tener lugar en las instituciones para que se habiliten espacios para poder trabajar. Trabajamos con grupos de niños y niñas, adultos y adultas, grupos de mujeres y de hombres grupos con disidencias de género, y cualquier tipo de sujeto.

F: ¿Qué visión tiene la disciplina en relación al sujeto?

A: Pensamos que cada sujeto crea desde la salud. Una persona que está creando está poniendo en juego lo mejor de sí mismo. Y trabajar grupalmente, para poder poner en juego lo intersubjetivo y la intersubjetividad, para poner en palabras lo que le pasa, en contacto uno con los otros. Para decir cada uno qué es lo que hizo, traer su historia, experiencias e ir generando lugar de pertenencia, lugar de afecto. Tomando a Pichón Reviere, un lugar de cooperación, de solidaridad.

 

F: ¿Cuál es la aplicación empírica de la disciplina en el territorio?

A: El Arte Terapia puede ser aplicada en cualquier campo. Nuestra experiencia tiene que ver con las instituciones que han querido alojarnos, no tanto de nosotros, que hemos hecho algún tipo de elección. El lugar que ha sido un espacio de enriquecimiento es el Hospital de Día del Hospital Borda[1], desde 1997, donde seguimos trabajando. Es un lugar que ha generado la posibilidad de llevar otros talleres que, si bien, no estaban enmarcados en el Arte Terapia, tenían que ver con la relación entre el Hospital y la Universidad, lo que permitió que dieciséis servicios, casi todos de internación, pudieran tener allí talleres de arte. Hablo del Proyecto Nexos.

Ese es el lugar con el que tenemos convenio. Después, estaba ANTILCO, en Dock Sud, para niños que iban a contraturno de la escuela y se les brindaba talleres de Arte Terapia. Esta era una ONG, cuya coordinadora académica era la licenciada Silvia Skchodnik. La 501[2], en Lanús, donde Mirna Altomare Nesca desarrolla un taller de Arte Terapia para niños con capacidades diferentes. En el Roffo[3], el servicio de cuidados paliativos, también,  logramos convenio con el Ministerio de Salud de la CABA para hacer un taller de Arte Terapia en el Hospital  de Día del Hospital Alvear[4] y, actualmente, estamos viendo de instalar un taller de Arte Terapia en el Tobar García[5]. Sin embargo, quien se encarga de los gastos económicos sigue siendo la Universidad.

Lo que sería realmente un logro es que, en el organigrama de  los hospitales o de toda institución pública, pudiera existir un taller de Arte Terapia. Creo que eso sería el horizonte hacia donde caminamos. Porque, estos convenios permiten hacer prácticas, pero, finalmente, sigue siendo la Universidad la que se tiene que hacerse cargo. El Estado es el que debe brindar puestos de trabajo ligados al Arte Terapia.

F: ¿Qué opinás acerca de los lugares de formación express de arte terapeutas?

A: Mi preocupación está ligada a la formación del Arte Terapia, ya que hay cursos de seis meses, por Internet, o tecnicaturas y, eso, va en detrimento de la disciplina. Porque, para ser arte terapeuta se requiere un conocimiento especializado.

F: ¿Fue difícil sostener estos convenios en los 4 años de políticas neoliberales?

A: Fue muy difícil, claro. Proyecto Nexos, por ejemplo, es un proyecto que nace por la necesidad de visibilizar al Hospital Borda. Lo plantea así la rectora de la UNA, Sandra Torlucci. Luego de abril del 2013, cuando la policía metropolitana entra por la fuerza al Hospital, una situación muy triste, porque, lo que se hizo fue vulnerar un espacio donde hay personas sumamente vulnerables. Y eso nos dio la pauta de lo que eran capaces estas personas, de lo que eran capaces las políticas neoliberales.

Así, la Universidad tuvo su presupuesto desde el Ministerio de la Nación, pero, tengo entendido que no pudo seguir, porque no llegó la tercera partida. Entonces, se llevó adelante, en el 2014, 2015, 2016, 2017 y, algo, en 2018. Una pena, porque, la verdad que todo el mundo, en el Hospital, me sigue preguntando por qué no siguió.

Fue una gran experiencia, porque tenía una fuerte organización: empezaba y terminaba en un tiempo determinado, los pacientes sabían que iba a durar un cuatrimestre o dos. Y, lo más importante, es que no era un voluntariado, sino, que uno estaba ahí para trabajar. Los docentes, egresados, graduados y estudiantes iban a trabajar y se les pagaba por eso.


[1] Hospital Interdisciplinario Psicoasistencial José Tiburcio Borda.

[2] Escuela Especial N° 501 Dr. E. Finochietto.

[3] Instituto de Oncología Ángel H. Roffo.

[4]  Hospital de Emergencias Psiquiátricas Torcuato De Alvear.

[5] Hospital Infanto Juvenil Dra. Carolina Tobar García.

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