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Memorias y olvidos

Entrevistamos a Fabiana Rosseaux, co coordinadora del Departamento de Derechos Humanos del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, Directora de Territorios Clínicos para la Memoria (TeCMe) y Psicoanalista. Hablamos sobre la creación de TeCMe, los derechos humanos y la presentación del libro Legado y Memorias, que se realiza el miércoles 30 de octubre a las 18.30hs., en el Centro Cultural de la Cooperación (CCC).

Fervor: ¿Con que se encontrarán aquellos que concurran a la presentación del libro Legado y Memorias, el 30 de octubre, en el Centro Cultural de la Cooperación? ¿Qué aporte esperás de tus invitados en el panel: Alicia Stolkiner, Jorge Alemán y Alejandro Kaufman?

Fabiana Rosseaux: La presentación del 30 tendrá como eje una conversación con tres de los autores del libro. Tanto Alicia, como Jorge y Alejandro son fuertes referentes en sus campos de intervención y ellos formaron parte del seminario anual internacional que TeCMe realizó, el año pasado, en el CCC, en una actividad conjunta con el Depto. De Derechos Humanos (DD.HH.), que co-coordino junto a Pablo Perel. El seminario se denominó Transmisión, legado y memoria. Hemos seleccionado estas tres clases, ya que arman un corpus teórico consistente, donde podemos analizar los nudos que van desde el impecable y necesario recorrido que propone el texto de Stolkiner –que tiene, además, el valor de ser un documento histórico-, donde da cuenta de las tremendas marcas que las Abuelas de Plaza de Mayo dejaron en el campo epistemológico. También, a través de un  texto que recorre una práctica inédita, que es la conformación de un equipo ad hoc de la Justicia, que surge desde CONADI y que es coordinado por Stolkiner desde su fundación. Este equipo es el que asiste y acompaña, en aquellas situaciones de extracción de ADN, donde el sujeto que debe analizarse rechaza, en principio, acceder a ese análisis. Las teorizaciones y derivas de esa práctica son realmente sustanciales en lo que hace a la construcción de una política pública sólida en este terreno.

El texto de Kaufman introduce cuestiones nodales en torno a la genealogía de la violencia y sus derivas, bordeando memorias incómodas, hasta el hueso de la discriminación, apelando a figuras, metáforas y episodios previos a los momentos instituyentes de los acontecimientos emancipatorios.

Alemán advierte, de un modo muy novedoso para las cuestiones referidas a la memoria, que hay una problemática más radical en el olvido, donde no se va a mostrar el carácter de retorno de lo reprimido porque, en vez de ir hacia el inconsciente -que sería el lugar en donde retorna lo reprimido-, hay un olvido que va hacia lo real o está de cara hacia lo real y no de cara hacia el inconsciente. El desarrollo que sigue a este planteo es un hallazgo fundamental no sólo para quienes pensamos los temas ligados a las memorias, sino, para pensar profundamente las claves de esta época y sus legados.

Los autores de este segundo libro de TeCMe son siete. Las otras cuatro autoras son: Natalia Magrin, Virginia Morales, María Marta Quintana y Mercedes Barros. Cuatro jóvenes investigadoras que, desde diversas disciplinas, aportan al debate y dialogan con los textos de los profesores que dieron clases en el seminario.

El libro cuenta con un magnífico prólogo de Jorge Foa Torres que, proviniendo del campo del derecho, analiza las incidencias que el denominador común de este libro -que tuve el honor de compilar- tiene en las problemáticas de la memoria y el legado, desde un mirada lacaniana del derecho.

F: ¿Cómo nace Territorios Clínicos de la Memoria?

R: Nace a partir de la asunción del actual gobierno -en diciembre del 2015-, donde se comenzaron a disolver las perspectivas reparatorias de gran cantidad de programas estatales que afectaron a una gran parte de la sociedad y donde, las víctimas de delitos de lesa humanidad, ya no lograron apelar al lazo construido entre ellos/as y el Estado, bajo la lógica de asunción de responsabilidades estatales en torno a los delicadísimos y persistentes temas de violaciones de DD.HH.

Es así que, frente al avance de políticas neoliberales en la región, un grupo de colegas, que habíamos impulsado políticas de asistencia desde el Poder Ejecutivo, como así, también, desde la custodia e impulso de organización de archivos, nos convocamos para rescatar esa experiencia, pero, fuera del Estado. Nuestro objetivo fue pensar cuál era la responsabilidad que nos cabía en el nuevo escenario, frente al impacto de estas nuevas políticas y discursos.

El abordaje de los DD.HH. necesita del concurso de distintos colectivos y de un trabajo interdisciplinar. Psicólogos, antropólogos, arqueólogos, abogados, sociólogos, cientistas políticos, expertos en gestión pública, archiveros, historiadores, economistas y todos aquellos que entiendan a su profesión como un aporte a la promoción de los DD.HH.

El Estado Nacional, durante la gestión de Néstor y Cristina Kirchner, asumió la importancia inherente a los archivos en la defensa de los DD.HH., creando el Archivo Nacional de la Memoria a fines del 2003. Acompañó la creación de otros archivos provinciales e institucionales e impulsó decretos de desclasificación de documentos de los servicios de Seguridad, Inteligencia y Defensa, creó el Plan Nacional de Acompañamiento a víctimas de delitos de lesa humanidad, el Centro de Asistencia a víctimas de violaciones de DDHH Dr. Fernando Ulloa -que tuve el honor de dirigir-,   impulsó juicios con la justicia ordinaria contra los responsables de delitos de lesa humanidad, que fueron modélicos en toda la región.

La fuerte experiencia que desarrollamos, desde diversos ámbitos estatales, en la construcción de políticas públicas en materia de DD.HH. vinculadas a la memoria, la verdad, la justicia y la reparación nos permitió construir un espacio de trabajo entre las dimensiones teóricas de los testimonios y los archivos y su articulación con los procesos penales.

En la intersección entre  el psicoanálisis, la clínica, la salud mental, los DD.HH., el derecho, la filosofía -entre otros discursos- apostamos a la tarea de transmisión. Transmitir una experiencia en términos de legado implica, siempre, encontrarse con una incógnita y, por eso, renunciamos a la pretensión de un saber absoluto. Nos interesa sostener una construcción atravesada por nuevos interrogantes que puedan aportar a una tarea colectiva, como lo hicimos siempre.

F: ¿Cómo analizan las expresiones negacionistas como “el curro de los derechos humanos”, expresadas por los candidatos Mauricio Macri, Gómez Centurión y Espert, durante el debate presidencial?

R: El gobierno argentino actual ha dado sobradas muestras de estar dispuesto a tocar el nudo del dolor traumático inscripto en el tejido social. Con ello, propuso, con insistencia, generar una supuesta equidad doliente reabriendo el discurso de los bandos, los dos demonios e, incluso, la inversión pública de la figura de víctima. Tocar lo sacro es tocar las fronteras y cuando se va más allá de ellas y se aproxima al nudo que encierra un sinsentido se desencadena un riesgo sin cálculo. Si la muerte encierra lo sacro, la desaparición aun aguarda un sentido, pero. está bordeada por ello. En última instancia, lo sagrado es un modo de tratar un real, algo que es intratable de otro modo, que no tiene traducción, pero, ese tratamiento de lo real se lleva a cabo a través de un acto íntimo y no puede tocárselo, porque quien lo toca se vuelve obsceno. En nuestra sociedad la palabra desaparecido significó la construcción de un neologismo. Fundó una neológica derivada de una nueva retórica social ¿Qué significa desaparecer?

Fueron muchas las sociedades que debieron enunciar este significante con el mismo dolor y la misma irrepresentabilidad, sin embargo, la construcción que la llenó del sentido articulador que, en este país, le dieron los y las sobrevivientes. así como las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, forjaron, a partir de ese significante, una nueva categoría. Bordeando un imposible, se asumió la falta de significantización del término, se puso a trabajar el sinsentido que lo determina, creando, a la vez que un nuevo significante, un nuevo sujeto político representado en él. Ahora bien, el “Ni idea, ¿30.000?, te la debo” es la cara más feroz y descarnada de la irresponsabilidad política del lazo. Nosotros hablamos y sufrimos frente a una historia trágica, el Estado encarnado en el discurso actual actúa la temporalidad extractivista del mercado, la temporalidad neoliberal de la urgencia financiera y, allí, la memoria se desvanece, no tiene correlato y su significación queda dislocada y se reduce al estorbo. Ya no es más atemporal, se torna un objeto en desuso o mercantilizable. “¿Cuántos son?”, “La cifra se acordó en una mesa cerrada”, “Digan quiénes son y publiquen los listados” y “Es un curro”. Este es el discurso encarnado por esos candidatos que representan un discurso negacionista y de apología del terror de Estado.

F: ¿Qué legado cultural y de DD.HH. dejará Mauricio Macri tras su paso por la presidencia?

R: Ninguno. Un legado es siempre aquel que se juega en el plano de la transmisión y donde hay un enigma a descrifrar, es aquello que se toma por verdad y que representa al sujeto, aún cuando ni siquiera sepa bien de qué se trata esa verdad.  No creo que la gestión macrista haya podido contrarrestar el legado de las Madres, Abuelas, sobrevivientes e Hijos en la Argentina. Es más, durante su gestión emergieron nuevas voces que dan cuenta de ello: las y los hijas/os de genocidas que repudian a sus progenitores y los Vecinos sin genocidas, que han planteado un nuevo tema: “no nos pueden obligar a convivir con genocidas”. Ese es el efecto del intento de des-legar la lucha de los organismos en este país. Un fracaso en términos de herencia macrista.

F: Un posible gobierno del Frente de Todos tendrá que, nuevamente, poner en alza los valores de los DD.HH. ¿Cómo creés que sucederá esto, con los actores nacionales ya mencionados y con el contexto global de la derecha racista, xenófoba y neoliberal?

R: Ahí sí creo que debemos empezar a prestar más atención a lo que ocurre a nivel mundial. En Argentina hay una suerte de desconexión con el contexto global y parece que lo que ocurre aquí es único y no está determinado por las consecuencias que traen aparejadas los signos globales de discriminación, xenofobia, avance de las derechas, etc. Las series distópicas se han basado en esta realidad y no al revés. Estamos en un momento donde todo puede suceder. Y, justamente, es porque ya pasó que puede volver a pasar y no a la inversa. Ahí retomo lo que plantea Alemán, en este libro, sobre qué texturas tiene el olvido y, por lo tanto, qué texturas tiene la memoria.

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