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Alturas y mediocridades en el Congreso de la Lengua

Entre el 27 y el 30 de marzo se desarrolló, en Córdoba, el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE). En el mismo, participaron importantes representantes de la cultura en lengua castellana, como María Teresa Andruetto, Mempo Giardinelli, Alejandro Dolina, Mario Vargas Llosa, Joaquín Sabina, Pablo De Santis, Martín Caparrós y Alejandro Vaccaro.

Por primera vez, una escritora inauguró un Congreso de la lengua, Carme Riera, académica de la RAE (Real Academia Española). En su discurso, recalcó que la lengua castellana recién se instaló en América en el siglo XVIII, una vez que las naciones lograron, tras un largo proceso bélico, su independencia de la corona española. Finalmente, realizó un elogio de la lucha de las mujeres contra el patriarcado, recordando que la mayoría de ellas no tenían voz, salvo en excepcionales casos, como el de la gran poeta mexicana Sor Juana Inés de la Cruz.

Asimismo, se hicieron presentes en el Congreso personas del mundo de la política. Entre ellos, el actual presidente de la Argentina, Mauricio Macri, quien brindó un mediocre discurso, repleto de errores e incongruencias, cuyo colmo se destacó en el siguiente párrafo: “Imaginemos si acá los argentinos hablásemos argentino y los peruanos, peruano, y los bolivianos, boliviano, y necesitásemos traductores para hablar con los uruguayos”. Siguiendo su conocido estilo de hablar sin referirse a la realidad, sino en un mundo de absoluta ficción. Luego, y como es costumbre en él, se dedicó a defender la monarquía en la figura del rey de España Felipe VI, a quien elogió de forma desmedida. Dicho rey, en su discurso, realizó un elogio al aporte de los países independientes latinoamericanos a la lengua castellana.

Cerró el Congreso, la gran escritora cordobesa María Teresa Andruetto, con un intenso y muy crítico discurso, donde resaltó que la lengua que se impuso, con grandes derramamientos de sangre, a los pueblos originarios de América, fue la castellana y no la española. Criticó que los argentinos no participamos en la selección del temario del Congreso, sino que fue elegido, en su totalidad, por la RAE. A continuación, realizó una fuerte defensa de la diversidad en cuanto a la lengua, en contra de la postura uniformadora y purista; expresando que no es uno el castellano que se habla en Latinoamérica, sino que son muchos castellanos. Más adelante, criticó la homogeneización y el centralismo que promueve el castellano neutro, el cual destruye lo singular y tiene como principal objetivo “un mayor rendimiento económico”. Aquí, hizo hincapié en el aspecto de la lengua como capital económico. Asimismo, elogió la mezcla, el mestizaje, la riqueza que las diversas naciones aportan al lenguaje y la cultura, expresando que “en territorio argentino hay más de diecinueve lenguas (…) que lograron sobrevivir (…) desde que el rey Carlos II prohibió por decreto el uso de las lengua nativas, lo que nos demuestra, una vez más, que leer y escribir son instrumentos de poder”. Igualmente, criticó el vaciamiento del Programa Nacional de Lectura por parte del Gobierno de Mauricio Macri. Finalmente, puso énfasis en el concepto del lenguaje inclusivo, en la idea de la lengua como lugar de reunión: “porque la lengua es mía, pero no solamente mía”; en la defensa del castellano como lengua científica, lengua del saber; frente a la imposición de una lengua única universal; y en la lengua como instrumento de memoria, disidencia y lucha.

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